Un mundo que no es para ellos
La rueda de la vida inicia sin que lo pidamos. Los engranes ceden y chirrían mientras nosotros avanzamos. Por fortuna, como humanos tenemos la capacidad de abstracción y podemos rastrear el recorrido; el inicio y el fin del viaje. Otorgamos un entendimiento a los sucesos, tanto los buenos como los malos. Conseguimos que las experiencias vividas funcionen como gasolina para el cambio. Nuestro cambio. Y tras muchas vueltas a la rueda, finalmente comprendemos nuestro lugar en el mundo… Al menos eso es lo que hacemos nosotros.
Pero esta película no trata de los humanos, si no del lugar que le queda a los animales en un mundo fabricado por y para nosotros. Es la historia de aquellos que no pueden rastrear su recorrido. De los observadores. De los vivos.
Es a través de la perspectiva de EO, un burro gris de ojos cristalinos y semblante libre, que nos adentramos a esta aventura. Lo vemos ir de lado a lado, con mirada expectante, tratando de retomar una añoranza perdida al ser alejado del circo que lo vio crecer. En su recorrido encontrará pruebas y personas que no lograrán comprenderlo. Algunas de buenas intenciones y otras queriendo causar estragos o buscando su propio beneficio. Y, es a modo de intervalos, que comenzamos a avanzar, siguiendo a EO a lo largo de un mundo que no está creado para él ni los suyos.
La película contiene una estructura de fábula, similar a las que podríamos encontrar en las antiguas películas animadas de Disney. Sin embargo, la aproximación realista y los tintes experimentales tanto en la fotografía como en la dirección, confieren a EO un personaje único, pues no lo vuelven un ser antropomórfico que logre hablar. Si no que lo revelan con su esencia íntegra. La de un animal, un burro en un mundo de humanos en búsqueda de un poco de cariño.
A pesar de ser una cinta con pocos diálogos, nunca perdemos el interés en la travesía, pues los sucesos están en constante fluctuación y cuando todo parece ir bien las cosas se tornan de cabeza, y al estar al revés, el camino vuelve a enderezarse. Es a través de este avance sensorial y envolvente que nos adentramos en los paisajes y cruzamos de la mano de EO. Transitando por carreteras nocturnas repletas de camiones de carga. Adentrándose por un bosque atravesado por ríos, con búhos acechando en lo alto de las ramas y arañas del tamaño de la palma de una mano. Conviviendo con jugadores de fútbol, pandillas, veterinarios y granjeros. Calles vacías, mansiones y molinos. A donde sea que EO vaya se respira vida, olores, sensaciones, desdicha y amor.
En el apartado técnico, la cinta excede a lo que estamos acostumbrados; otorgando algunas de las imágenes más frescas del año. Los colores vivos, la banda sonora envolvente y, una dirección cuidada a la vez que ligera de la mano de Jerzy Skolimowski, hacen a EO una de las cintas más únicas del año, que no solo nos atrapa en un remolino de proeza audiovisual, si no que nos da un vistazo a un mundo que solemos olvidar, aquel de los seres vivos que no tienen la capacidad para la abstracción. De aquellos que no comprenden los mecanismos de la rueda de la vida, las disputas por partidos de fútbol, la complejidad de las migraciones y lo que se encuentra al final de un camino trazado rodeado por ganado.
A pesar de que no brinda la catarsis que esperaríamos, EO nos devuelve la mirada a un mundo real y áspero. Brindándonos la posibilidad de reflexión para considerar que viviendo junto a nosotros, se encuentran muchas vidas distintas que tienen el mismo peso que la nuestra. Lo único que necesitamos es aprender a ver con ojos ajenos y comprender que ellos también forman parte del mismo mundo. A fin de cuentas, todos estamos avanzando hacia el mismo lugar.
Sobre el autor
Ficha técnica
- Dirección: Jerzy Skolimowski
- Guion: Ewa Piaskowska, Jerzy Skolimowski
- Reparto: Sandra Drzymalska, Isabelle Huppert, Lorenzo Zurzolo
- Duración: 88 min.
- País: Polonia, Italia
- Año: 2022