Trolls 3: Se armó la banda – Reseña

Los Trolls están de regreso con nueva música

Por Sinuhé Alex Quintero Carbajal

Trolls se ha vuelto una franquicia cinematográfica importante de la marca DreamWorks; así como lo son Shrek, Cómo entrenar a tu dragón, El gato con botas o Kung Fu Panda. Fue en 2016 que se lanzó la primera película que nos presentaría este mundo de los trolls; con personajes que a su vez están inspirados en el muñeco troll que creó Thomas Dam en 1959.  A pesar de esto, la apariencia entre el muñeco original y la adaptación de DreamWorks es notablemente diferente.

En una primera instancia, es decir la primera película, se nos presenta a los trolls como unas criaturas que viven una vida llena de diversión con música y baile. Y siendo asechadas por unos enemigos llamados “los bertenos” que buscan comer a los trolls para supuestamente ellos poder alcanzar la felicidad. Pues contrario a los trolls, son de un estado ánimo opuesto a ellos. Es durante este conflicto que nos muestran a los dos principales protagonistas: a dos trolls, que valga la redundancia también son opuestos. Poppy (Anna Kendrick/Belinda) es la princesa de los trolls, quién ve la vida como todos los demás trolls de forma alegre y envuelta en música. A diferencia de Ramón (Justin Timberlake/Benny Ibarra), que se aísla de los demás y estos hábitos para mantenerse a salvo de los bertenos.

Posteriormente, en una segunda película, se nos presenta a una Poppy con mayores responsabilidades, ya como reina y Ramón enamoradizo, quien ya no es tan severo en su visión del mundo por como concluye la anterior película. Aquí se nos explica que existen distintas “razas” de trolls, por así llamarlas, que aluden a un distinto tipo de música rock, techno, entre otros. De donde, nuestros protagonistas forman parte de los trolls del pop. Durante la película se desarrolla un conflicto, pero realmente lo que importa tener en cuenta es el vinculo que existe entre ambos protagonistas.

Ahora sí, hablando de la tercera entrega se puede decir que finalmente vemos consolidado el amor entre Poppy y Ramón. Todo pareciera marchar de forma normal, hasta que un capítulo desconocido del pasado de Ramón, que se remonta a cuando él era un bebé en pañales, salta a ojos de Poppy y de los demás. Sucede que él tiene varios hermanos con quienes fue parte de una fugaz banda llamada BroZone. Ahora es buscado por un de sus hermanos para que lo acompañe a salvar a otro quién fue secuestrado por unos cantantes que quieren despegar su carrera con la “magia” musical de los trolls.

Algo que se siente de doble filo de las películas de Trolls, incluyendo esta tercera entrega, es que cada película pareciera olvidarse de las anteriores cintas. Así como si no hubieran sucedido esos hechos, salvo por eventos muy puntuales como la evolución del romance de Ramón con Poppy o la esporádica aparición de dos bertenos. Esto es bueno pues hace que cualquiera pueda ver las películas sin tener complicaciones en no entender ciertas referencias; pero por otra parte podría hacer que la saga no sea del todo compacta: pues se sienten como entes aislados.

La trama es sencilla, no es rebuscada. Es algo adecuado para lo que presenta. Aunque igual conocemos otros proyectos de DreamWorks que se arriesgan más como la secuela de El gato con botas, la cual se mete con dilemas emocionales bastante más profundos que lo que convencionalmente uno está acostumbrado. Algo que caracteriza mucho a Trolls es su componente musical que literalmente forma parte del ‘ADN’ de los personajes; en este apartado la película no deja nada a reprochar. Por momentos hay secuencias musicales que seguro serán del gusto del espectador.

La película cuenta con un marcado mensaje hacia la reconciliación familiar, pues este conflicto empuja a que Ramón y sus hermanos retomen los lazos que alguna vez rompieron. Junto con la música es este el ingrediente principal que quiere resaltar la película. Trolls 3 juega con estéticas muy interesantes como los colores, brillos, diamantina, al igual que las entregas pasadas.

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