Una propuesta valiente pero limitada
Los desastres naturales, sobre todo aquellos que tienen que ver con el espacio, han causado una fascinación para todo tipo de obras, siendo el cine quien más ha tomado inspiración para nuevas películas que proponen una mirada diferente a posibles apocalipsis.
Para mantener esta temática presente en este 2023, llega a salas de cine 12 horas para el fin del mundo propuesta rusa que pese a sus limitaciones técnicas y un guión predecible, ofrece algunos momentos de brillantez e incluso un respiro para la fórmula estadounidense de salvación del mundo.
Lera es una adolescente que vive con su madre, padrastro y hermanastro pequeño Egor, alejada de su padre Valera Arabov, un astronauta que lleva 6 años viviendo en un satélite que órbita la Tierra con el fin de investigar meteoritos que podrían impactar al planeta. Cuando una lluvia de estos cuerpos espaciales golpean un sector en el que se encuentra la ciudad donde habita Lera, ella deberá buscar sobrevivir a la catástrofe junto a su amigo Misha y a Egor, mientras que buscarán tomar acción para salvar la vida de media ciudad.
Cómo sucede con muchas películas extranjeras, la traducción del título no tiene nada que ver con lo que sucede en la película. Originalmente se llama MIRA, que son las siglas para la IA que maneja todos los sistemas del satélite de Arabov y que será fundamental para que esté astronauta pueda ayudar a salvar a su hija.
El director Dmitriy Kiselev, quien ha tenido ya experiencia como realizador en cintas como Spacewalker (2017) y Chernobyl: Zone Of Exclusion (2019), demuestra un progreso en el movimiento de cámaras y en un aprovechamiento del entorno para generar algunas secuencias emocionantes así como emotivas.
No obstante, hay que mencionar que el guion decide apostar por un mensaje ya visto hasta el cansancio: la fuerza del amor puede con todo. Esto genera que existan muchas conveniencias para Lera y su padre, sobre todo con el aspecto de una tecnología que cuando conviene es omnipresente y cuando se requiere de apretar lo emocional tiene limitaciones.
Lo anterior se explica con lo que se establece en los primeros 40 minutos de la película, ya que se indica que MIRA tiene la capacidad de conectarse a cualquier dispositivo (incluyendo semáforos y monitores para bebés en forma de peluche) o de hacer un escaneo detallado de estructuras que arroja el porcentaje de colapso. Con este poder tecnológico surgen una gran cantidad de posibilidades que, si se piensan un poco, podrían acabar con el desastre en un breve tiempo, con la única limitación de no abarcar a dispositivos manuales y de una energía que va encontrando huecos conforme la trama lo requiere.
Aún con estas conveniencias, al director le da tiempo de darle cierta profundidad a Lera, el porque de su relación rota con Arabov y de los traumas que serán las pruebas más difíciles así como la clave para superar este desastre. Hay un escenas en las que se logra conectar con los personajes principales pero también hay algunas que denotan sus limitaciones como partes en stopmotion o acciones que en teoría deberían causar heridas de cierta magnitud, las cuales no suceden.
Son notables las intenciones de construir una película de desastre que funciona son claras y demuestra que existe la capacidad para dar excelentes paisajes, sobre todo en el espacio. Para los efectos que son tanto prácticos como digitales se contó con la supervisión de Fiodor Yurchijin, uno de los más destacados ingenieros aeroespaciales rusos que ha participado en 3 misiones espaciales.
Sin embargo, el resultado de la labor visual es desigual: en el espacio, todo luce bastante bien, con animaciones que incluso son mejores que las de muchas producciones actuales de mucho más presupuesto; en la tierra, lo digital tambalea e incluso, cuando caen los meteoritos lo que se ve cojea, saca un tanto de la ficción e incluso las explosiones demuestran que no se tuvieron los recursos suficientes para sorprender.
En cuanto a las actuaciones, el que más destaca y hasta sostiene la película es Anatoly Bely como Arabov, quien si transmite todas las emociones que vive su personaje. Por su parte, Veronika Ustimova tiene buenas escenas pero las frases que debe decir y cuando más fragilidad debe demostrar no ayudan a que termine de convencer.
Sinopsis:
12 horas para el fin del mundo es una propuesta valiente con puntos positivos pero que es con sus limitaciones en efectos, guión y una duración que pudo recortarse que no termina por explotar su potencial. Si buscas una película de desastres dependerá de que tanto conectes con la historia, el mensaje y los personajes.
Sobre el autor
Ficha técnica
- Título original: Mira
- Dirección: Dmitriy Kiselev
- Guion: Timofei Dekin, Ekaterina Mavromatis
- Reparto: Anatoliy Belyy, Veronika Ustimova, Yevgeniy Yegorov
- Duración: 116 min.
- País: Rusia
- Año: 2022