Top Gun: Maverick – Reseña

Top Gun y un vuelo cinematográfico de altura

En 1986, Tony Scott sorprendía a todo el mundo con Top Gun, una emocionante a la vez que sencilla pero efectiva propuesta que mostraba parte de la adrenalina de las academias de vuelo militar. Fue con su elenco juvenil encabezado por Val Kilmer y un entusiasta Tom Cruise, así como por su ritmo álgido y un soundtrack de lujo que esta cinta conquistó al mundo, dejando huella en una generación que la posicionó como un clásico de la década de 1980.

A casi 40 años del estreno, la esperada secuela llega para llevar a nuevas alturas este icónico relato, con un experimentado Cruise liderando lo actoral así como un equipo de producción y técnico que explotan la tecnología actual para brindar una experiencia sin igual que marcará de nuevo generaciones.

Después de más de 30 años de servicio como uno de los mejores aviadores de la Armada, Pete «Maverick» Mitchel (Tom Cruise) se encuentra donde siempre quiso estar, superando los límites como un valiente piloto de pruebas y esquivando el ascenso de rango, que no le dejaría volar emplazándolo en tierra. Cuando se encuentra entrenando a un grupo de graduados de Top Gun para una misión especializada, Maverick se encuentra allí con el teniente Bradley Bradshaw (Miles Teller), el hijo de su difunto amigo «Goose».

John Kosinski, conocido por cintas como Oblivion o Tron: El Legado, respeta y homenajea al fallecido Tony Scott no solo con guiños a la primera entrega, sino que eleva la estética, el estilo de dirección y ese aire juvenil que se refresca. Ese debate entre la convivencia de lo nuevo con lo anterior es llevado a buen puerto por los guionistas Ehren Kruger, Eric Singer y Christopher McQuarrie, ya que es a través del mensaje de superar el pasado que impulsan la trama, centrada sobre todo en la relación de Maverick con Rooster, el hijo de Goose.

Kosinski lleva el profesionalismo del principal a lo más alto en calidad, filmando con aviones de combate reales las escenas en el aire, las cuales están dirigidas de manera magistral, a la vez que la parte dramática utiliza la nostalgia como un mecanismo de impulso y no como el centro. Si bien hay fanservice, tanto el cineasta como el equipo de escritores lo construyen todo de manera orgánica, sin forzar nada e incluso, expandiendo el mundo de la academia de élite de pilotos.

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Es de reconocer el compromiso y entrega de cada parte del engranaje, destacando el extensivo entrenamiento que el elenco debió realizar para dotar de realismo no solo a la convivencia y ambiente que de vive en el día a día en este tipo de lugares, sino que los códigos, terminología y, por supuesto, la manera de volar, representan con exactitud lo que sucede en la realidad.

La música compuesta por Harold Faltermeyer, Hans Zimmer y Lorne Balfe es inmejorable, aprovechando las partituras del tema original para expandir sus alcances así como renovar sus efectos. El tema compuesto por Lady Gaga, «Hold My Hand» funciona perfectamente, ya que encapsula el estilo de la cinta y destaca como canción en solitario.

Las actuaciones son excelentes, destacando sobre todo las de Miles Teller, quien refleja poderosamente los conflictos de Rooster respecto a Maverick; Jon Hamm, quien ejemplifica lo cerrado de las autoridades militares; Jennifer Connelly, que da vida Penny Benjamin, personaje apenas mencionado pero que funciona como nuevo interés romántico del capitán; y por supuesto, Tom Cruise que demuestra su entrega y amor al personaje, con una versión mayor bastante verosímil del cínico pero encantador piloto estrella.

Mención aparte merece la breve pero memorable aparición de Val Kilmer como el gran Ice, personaje al que se le da otra dimensión y un peso importante dentro de la película. Es de agradecer la labor que realizó Cruise para convencer a Kilmer, quien por el estado de salud que vive no estaba convencido de entrar al proyecto, dudas disipadas por el actor-productor y una digna participación diseñada por los responsables de la cinta. A los más entregados a la ahora franquicia les llegará a lo profundo ver esta intervención.

Conclusión

Con sus apartados técnicos a niveles altos de calidad, compromiso de los involucrados plasmados en guión, actuaciones y dirección, así como de un homenaje renovado pero respetuoso de lo realizado hace más de 3 décadas por Tony Scott, Top Gun: Maverick es una experiencia cinematográfica sin igual, que debe disfrutarse en IMAX, posicionándose entre lo más destacado del año, confirmando a Tom Cruise como la estrella por excelencia de Hollywood, quien nos sigue llevando a nuevas alturas en cada proyecto.

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