The Tragedy of Macbeth – Reseña

Cuando la pesadilla es ensueño

Como si de un hallazgo se tratará, las obras que causan una contradicción de sensaciones aparecen cada cierto tiempo y cuando lo hacen, terminan por ser una experiencia que muchas veces no es valorada por el vox populi. Quizá las repeticiones o el uso en extremo de las fórmulas, esquemas y formato, por no decir de ciertos personajes que no conectan por ser una calca de lo que se ha utilizado como base.

Con estos factores de riesgo, The Tragedy Of Macbeth con grandes valores visuales, estéticos, de dirección y siendo una salida a la zona de confort por parte de Joel Coen, logra darle otra dimensión al clásico de Shakespeare.

Un lord escocés es convencido por unas brujas de que se convertirá en el futuro rey de Escocia pero deberá sucumbir a la ambición y crimen para conseguirlo. 

En la primera película dirigida en solitario por alguno de los renombrados Hermanos Coen, Joel apuesta por alejarse del humor y el dinamismo que caracterizan sus anteriores trabajos con Ethan, dando lugar a la construcción de atmósferas oníricas que rayan la pesadilla, acentuando la codicia, la propia tragedia y la decadencia para dar rienda suelta a las ambiciones personificada excelentemente por la figura de las tres brujas, que sin duda impone gracias a la gran labor corporal e interpretativa de Kathryn Hunter.

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También habrá que destacar el excepcional trabajo en la composición visual de Bruno Delbonnel. El monocromo ayuda a que las geometría de los castillos, ruinas, la neblina, los paisajes que van de pantanos a bosques opresivos, pero sobre todo la luz que ilumina momentos claves como las apariciones de las brujas o cuando el propio Rey Macbeth toma alguna determinación, impulsa esa sensación de estar dentro de una pesadilla en la que hasta los árboles pueden luchar.

Las escenas de pelea, las visiones que sufre el protagonista encarnado de manera brillante por Denzel Washington, la manipulación y posterior sufrimiento de la Lady Macbeth de la siempre sobresaliente Frances McDormand o las composiciones que permiten saborear las locaciones explotando al máximo los tonos disponibles en blanco y negro, son una delicia que vale la pena ver.

Quizá como único punto negativo es una primera media hora que tarda en plantear el tono de la cinta, que presenta a fuego lento a los involucrados y que pasado ese tiempo, consigue que el esquema de diálogos importados del teatro funcionen con lo visual.

Conclusión

Por ello, lo conseguido por Joel Coen en The Tragedy Of Macbeth, una adaptación de la obra de William Shakespeare con ciertas concesiones de inclusión, destaca como una de las grandes propuestas tanto para Apple con su creciente catálogo en AppleTV y otra medalla a A24 por siempre apostar por cintas diferentes, logrando que una pesadilla sea una producción de ensueño por su gran ejecución.

Enhorabuena a Joel Coen.

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