La familia Pie Grande

La necesidad por el activismo ambiental

Después de siglos de mantener viva la famosa leyenda del monstruo de Pie Grande, como aquel ser terrorífico más alto que el adulto promedio, con aspecto de simio y de pies gigantescos que habitaba oculto en las penumbras del bosque, en 2017, la productora belga nWave Productions decidió darle un giro completamente nuevo al convertir a Pie Grande en un científico que por accidente se convirtió en un monstruo, y por ello decidió autoaislarse con tal de mantener a salvo a su familia.

El Hijo de Pie Grande (2017), nos hablaba de una enternecedora historia sobre un hijo que decide buscar a su padre para traerlo de vuelta a casa y, en el camino nos encontramos con una historia sobre amor paternal y el autodescubrimiento de un adolescente que quiere conocer sus orígenes. Ahora bien, este 2020 con La Familia Pie Grande, vemos la buena aceptación que ha tenido el que alguna vez fue un monstruo temido por la humanidad, y cómo quiere utilizar esa buena fama para ayudar a una causa noble: salvar el ecosistema que lo acogió.

Pero una vez que Pie Grande usa su status de celebridad para impedir que la empresa Xtract continúe con su operación de obtener “petróleo ecológico”, desaparece sin dejar rastro y ahora su esposa Shelly y su hijo Adam deberán embarcarse en una nueva aventura por Alaska para descubrir qué pasó con Pie Grande.

La cinta comienza con un breve resumen de lo que pasa en su predecesora, recurso que se agradece pues pone en contexto la situación para quienes desconocían la existencia de la primera parte, y conforme avanza pareciera que nos conducirá a la historia de cómo la fama de Pie Grande (Roger Craig Smith) ha afectado la relación con su hijo Adam (Jules Wojciechowski), sin embargo, se toma su tiempo para abordar un tema que debería ser la preocupación de todos en la actualidad: el activismo ambiental y el falso ecologismo de las empresas.

Es bastante admirable cómo una cinta para niños logra abordar de forma simbólica temas tan crudos como la violencia hacia los ambientalistas y la hipocresía de los grandes corporativos sobre el uso de aparentes medidas sostenibles que buscan ayudar al medio ambiente y que terminan siendo falsas promesas con la única intención de ser políticamente correctos. Además, mientras avanza la historia vemos entretenidas escenas de acción sobre el rescate de Pie Grande y los planes malvados de la corporación por dañar al bosque.

Un elemento más a destacar se encuentra en la banda sonora que posee, pues las canciones logran ser un gran aporte a los momentos dramáticos o tensos que marcan un buen ritmo a las secuencias.

Conclusión

La Familia Pie Grande ofrece más de lo que podríamos imaginar, no solo por la peculiar animación belga y lo fuerte de su trama, sino que este puede ser un gran ejemplo de cómo se puede hablar con las generaciones más jóvenes de temas tan relevantes como el cuidado del medio ambiente y de los animales, así como la urgente necesidad por la existencia de activistas ambientales y el apoyo a las causas humanitarias.