Franco Escamilla: Payaso – Reseña

Un toque mucho más personal por parte de Escamilla

El fenómeno del stand up en México ha generado figuras aplaudidas y odiadas por igual. Desde los tiempos en que comediantes como Polo Polo y Jorge Falcón se paraban en un escenario con su particular estilo y enfoque para provocar las risas del público y hasta meterse con ellos de vez en cuando, hasta ahora donde nombres como el de Alex Fernández, Carlos Ballarta, Alexis de Anda, Sofía Niño de Rivera o Mau Nieto son referentes de un humor que camina la delgada línea entre la cancelación y la carcajada.

Gracias a Más que Cine de Cinépolis, esta semana podemos presenciar un show de comedia que resulta un tanto diferente justamente de uno de los más populares standuperos del momento: Franco Escamilla, ese músico, trovador y a veces hasta freestylero, que ha hecho una carrera haciendo reír a la gente con sus ocurrencias personales llevadas a la comedia.

Pero, ¿qué hace especial a Payaso? De entrada es la duración del espectáculo, pues a diferencia de otros shows mostrados en streaming, éste dura dos horas y media que abarcan un amplio rango no sólo de chistes y anécdotas, sino de un toque mucho más personal por parte de Escamilla al ser dedicado a su padre, aquel que no le gustaba de inicio su papel de comediante, haciendo de éste el más íntimo y personal stand up que haya realizado el comediante.

Con una intro donde sus allegados explican el porqué la importancia de este espectáculo, Franco Escamilla entra en escena y se toma su tiempo en el escenario para hablar no sólo de la relación entre su padre y él, sino que también se dedica a hablar de otros temas como la depresión y la ansiedad, padecimientos que tuvo el standupero desde hace rato y que le impedían encontrar una motivación para hacer lo que hacía.

En este viaje, de alguna manera introspectivo, Escamilla se propone a sacarlo todo en una especie de terapia de risa con su característico estilo, ofreciendo a la audiencia un viaje por diferentes etapas de su vida, ironizando acerca de las diferencias de edad, las relaciones entre padres e hijos, los cambios generacionales pero sobre todo la cuestión de ser un payaso hecho y derecho.

Y es que hay que recordar los orígenes de la palabra, misma que viene del italiano ‘pagliacci’, derivado directamente de la Comedia del Arte, una figura que normalmente rompe la cuarta pared, esa que separa al actor del espectador. El payaso entonces se convierte en esa figura que no tiene límites, un niño interno que no tiene tabúes, que se divierte jugando y que de alguna forma quiere ser como los demás, incluso los adultos, aunque falle drásticamente en sus intentos, causando esa risa empática en la gente.

Así, Franco Escamilla muestra porqué es un payaso y no se arrepiente de serlo, pues es capaz de llevar sus propios anhelos, su relación con su padre y los problemas de depresión o ansiedad a un show donde se abre a ello, en el que sabe que no será el único que ha vivido eso. Pero lo más importante, y es algo que no es extraño en el stand up o la comedia, sabe aceptar sus fallos y aciertos para que, de la tragedia y el dolor, de las vivencias de su vida, pueda crear las risas de la gente que lo sigue, que lo escucha y que aplaude el hecho de que cree la magia de la risa a través de ello.

Franco Escamilla: Payaso se estrena este 28 de abril en cines y forma parte de las diversas propuestas de Más Que Cine, que busca proporcionar diferentes experiencias a los espectadores que asisten a una sala de cine, en este caso unas buenas risas. 

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