Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga

Pudo haberse tratado de cualquier otro espectáculo musical

A la fecha, resulta de lo más común encontrarnos dentro del catálogo de Netflix producciones que fácilmente pasan desapercibidas en nuestras listas de reproducción, hasta que nos topamos con la fatídica sorpresa que nos hemos quedado sin algo más que ver, y es ahí donde entran ese tipo de comedias flojas que llenan nuestros (ahora insufribles) ratos libres como lo hace Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga.

La cinta dirigida por David Dokin (Wedding Crashers) reúne el humor habitual del actor Will Ferrell (Holmes & Watson), quien durante los últimos años no ha podido reivindicarse como la gran estrella de la comedia que alguna vez fue en su estancia como conductor para SNL, en conjunto con el estuche de monerías que vislumbra ser la actriz canadiense Rachel McAdams, gracias a su actuación en la cinta Game Night.

La trama gira entorno a Lars Erickssong (Will Ferrell), una “estrella en ascenso” islandesa quien, a sus 40 años aún vive con su padre (Pierce Brosnan), y desde niño sueña con representar a su país en el concurso de música más importante de Europa: Eurovisión. Al ser Islandia un sitio pequeño para vivir, Sigrid Ericksdottir (Rachel McAdams), mejor amiga de la infancia de Lars, es la única persona en tener fe en su sueño y forman el dueto musical Fire Saga.

El día menos esperado, en plenas audiciones para representar a Islandia, el video de Fire Saga es elegido al azar por un grupo de productores islandeses únicamente como mero requisito para completar la lista de finalistas, pues ya se tenía planeada a la ganadora: la artista Katiana (Demi Lovato). Sin siquiera imaginarlo, la suerte les sonríe una vez más a los protagonistas ya que gracias a un trágico (y conveniente) accidente de crucero, los únicos sobrevivientes son Fire Saga, dándoles el ahnelado pase directo a concursar en Eurovisión.

A pesar de llevar la etiqueta obligada de “comedia”, apenas cuenta con unas pinceladas de la misma, los chistes visuales sobre genitales y múltiples golpes hacia Ferrell, son una calca de lo que lleva haciendo a lo largo de su trayectoria, y tampoco le ayuda a la película ser innecesariamente larga para la simpleza de su trama, que por momentos trata de ser inspiradora para entonces retroceder y no llegar a algo más, formando una constante para las producciones más flojas de Netflix.

Por otro lado, valdría la pena reconocerle el corto intento que hace por enseñarnos de qué va este extravagante espectáculo musical y le hace un ligero homenaje a las presentaciones más memorables que ha tenido Eurovisión a lo largo de su transmisión desde la década de los 50 y a los momentos más alocados que ha tenido el evento como la rueda de hámster en la que aparece Lars o la presentación de una banda de heavy metal con maquillaje de monstruo que trae memorias de la presentación de 2006 de Lordi de Finlandia con “Hard Rock Hallelujah”.

Otro punto a mencionar es la musicalización de la cinta, ya que, nos hace cuestionarnos por un lado, sobre el talento musical de Rachel McAdams con esa voz tan espectacular y por el otro, sobre cada una de las canciones presentadas al remitirnos tonos similares entre sí que pueden resultar cansados en ocasiones, pero que una vez que indagamos más en el tipo de composiciones que se presentan en el festival, nos damos cuenta que la película acierta y traen una suerte de similitud con lo que usualmente se ve en Eurovisión.

Conclusión

No cabe duda que si la cinta se hubiera atrevido a condensar muchos puntos que salen sobrando en la historia, pudiera haberse convertido en algo un poco menos insípido de ver, además, de haberlo querido, pudo haber aprovechado el talento musical y la extravagancia que forman parte del evento para contar una historia diferente que de verdad homenageara a algo tan significativo como lo es Eurovisión para la población europea e incluso, para dar pauta a los espectadores para interesarse más por el evento ya que, en la cinta, parece que Eurovisión es más un pretexto que un elemento sustancial para la trama, pues fácilmente la historia pudo haberse tratado sobre cualquier otro espectáculo musical.

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