Doctor Strange en el multiverso de la locura – Reseña

La abrumadora, brutal y oscura entrada de Sam Raimi al UCM

Desde la adquisición de Marvel Studios por parte de Disney, el universo cinematográfico resultante de lo plasmado en los cómics de “La Casa de Las Ideas” ha logrado un éxito arrollador, cambiando las reglas de la propia industria y ganándose a millones de fanáticos que esperan cada estreno con ansías.

Dentro de este vasto catálogo que ha redituado en casi 30 cintas y varias series tanto live action o animadas, los llamados eventos cinematográficos revitalizan la atención constantemente sobre este cosmos de héroes, villanos y antihéroes, teniendo para 2022, unos meses después de la esperada aparición de los 3 Spiderman, Doctor Strange: En El Multiverso de la Locura un auténtico parteaguas tanto en lo visual, el tono y los límites en la línea que han definido estas películas.

Tras los eventos de Vengadores: Endgame, Stephen Strange continua buscando la Piedra del Tiempo. Un viejo amigo convertido en enemigo pone fin a sus planes y hace que Strange desate un mal indescriptible.

Sam Raimi, artífice de la primera trilogía de Spiderman y con grandes títulos en el género de terror como The Evil Dead o Army of Darknes, aprovecha los grandes recursos monetarios y su bagaje cinematográfico para generar excelentes secuencias de suspenso, body horror, a la vez que consigue llevar a su máximo punto visual ese combate entre la magia sustentada por un decidido Dr Strange y la magia negra ejecutada por una impresionante Bruja Escarlata.

Raimi retoma de buena manera lo presentado por WandaVision, Marvel: What If, Spiderman No Way Home, añadiendo múltiples referencias a estas producciones, a los cómics pero también aportando nuevos horizontes, personajes y realidades que dejarán tanto a fans como público general enganchados en todo momento.

El director maneja con maestría diferentes recursos de montaje, buena utilización del CGI, vestuarios, diseño de producción y maquillaje práctico que refresca el tan saturado uso de efectos por computadora en las otras cintas de Marvel, consiguiendo mantener esa tensión, ese riesgo latente, esa incertidumbre, que muchas veces se extraña de casi todas las películas de terror que han llegado.

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El fanservice es orgánico, va de acuerdo a lo que propone Raimi, siendo el punto inicial requerido para más historias tan deseadas por fans, bien ensambladas en una locura que requiere de constante movimiento por universos aún por explotar.

La música es una delicia, acompaña cada aparición, cada decisión y momento que combina el drama con una oscuridad que da pie a múltiples secuencias de acción que permiten el brillo de un apogeo de colores, formas y efectos especiales que sorprenderán a todos.

Uno de los puntos más sólidos de esta producción son las actuaciones, bien llevadas y dirigidas. Benedict Cumberbatch se siente cómodo como Stephen Strange, plasma con sus gestos y forma de combate su perseverancia por solucionar todo el caos multiversal. Elizabeth Olsen se roba el protagonismo, ilustrando la corrupción producto del dolor, de todo lo vivido y que da bastante temor, debido a que acertadamente entregan una versión sumamente poderosa del personaje, como en su material origen.

Xóchitl Gomez interpreta a una tímida pero poderosa América Chávez, dándole carisma, fuerza y un trasfondo que la hace interesante, con mucho potencial aún por demostrar. Rachel McAdams aprovecha bien la oportunidad de mayor peso para Christine Palmer, que aquí aporta muchísimo a la trama y supone una fortaleza a la vez que recordatorio de lo mucho que el protagonista debe mejorar.

La cinta también posee sorpresas que emocionaran de gran manera, logrando esto último gracias a una buena edición, excelentes decisiones en los momentos en los que estás entran y también abriendo la puerta a muchas posibilidades que dan mucho combustible aún a un universo que se expande, sobre todo gracias a nuevos rostros que dejan plantada la semilla para un futuro muy prometedor.

Pese a su ritmo frenético, la cinta también tiene mínimos bajones que pueden impacientar al público que no quiere pausa alguna. Mismo caso con lo visual, que a excepción de breves deslices es impresionante lo que se ve. Y de corta duración resultan algunas decisiones que bien pudieron ser mejor abordadas.

 Conclusión

Con todo esto, Doctor Strange: En El Multiverso De La Locura es un parteaguas como sólo Sam Raimi puede generar, llevando a otro nivel lo presentado hasta ahora por Marvel, cambiando las reglas del juego y perpetuando con su oscura magia el interés por un UCM que puede sorprender y gustar sin necesidad de un fan service obligado.

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