Amor de calendario

El cinismo sobre las comedias románticas que se convierte en lo que condena

Con el paso del tiempo, el éxito y la efectividad del subgénero de películas navideñas durante la ansiada espera de las celebraciones decembrinas son algunos de los elementos principales que le han otorgado la posibilidad a este tipo de cintas de establecerse como un requisito obligado mientras aguardamos por disfrutar de una de las mejores festividades del año. No obstante, el que los canales de televisión, y ahora las plataformas de streaming, se encarguen de abrumarnos con la oferta de este tipo de películas nos orillan a que nos demos que en realidad son muy pocas las que logran ser un producto de calidad. Amor de Calendario no es la gran excepción.

La cinta dirigida por John Whitesell (Big Momma’s House 2) sigue la historia de Sloane (Emma Roberts) una joven independiente cansada de las críticas constantes de su familia pues todo apunta a que se convertirá en la próxima solterona de la casa. Y por otro lado, está la historia de Jackson (Luke Bracey) un joven soltero harto de las citas de último minuto únicamente para no pasar las festividades solo.

De forma inesperada, el azar los une en una tienda mientras ambos intentan devolver regalos espantosos de Navidad, y en una conversación demasiado personal llegan a la conclusión que pueden ser útiles el uno al otro y así resolver definitivamente sus problemas de citas: ambos se comprometen a pasar los días festivos para evitar la incomodidad social de no tener pareja durante las festividades y acuñan el término de holidates (cita de fiesta).

A diferencia de los “amigos con beneficios”, el acuerdo entre “holidates” se limita a pasar las festividades juntos para no tener que soportar las críticas de familiares y amigos, es decir que entre Sloane y Jackson no existirá nada más que una amistad platónica cargada de una ligera atracción sexual que con el paso del tiempo, inevitablemente se convertirá en algo más.

El guion de Tiffany Paulsen (Nancy Drew) si bien está cargado de gags propios del género que sacan una que otra sonrisa (más por la incomodidad que por la comedia de la cinta), la premisa principal de la cita para no pasar las festividades sin pareja se queda sumamente desperdiciada y opacada por el constante recordatorio del cinismo de los personajes, sobre todo el de Emma Roberts, ante el romance y los gestos de amor. No hay oportunidad alguna en donde no nos recuerden que en la vida real, las cosas no ocurren como las películas de Ryan Gosling sino que las relaciones deben ser simples y sin complicaciones más grandes. Además de que el personaje de Sloane, creado por Paulsen, con notables intenciones de ser la “chica cool” poco femenina, mal hablada y cínica del amor, en esta época es el arquetipo más lamentable y machista que pueda existir.

La película se autosabotea con el desarrollo y el propio conflicto de la trama pues, el que la familia y en especial la madre de Sloane, Elaine (Frances Fisher) tenga como única meta conseguirle un marido a su hija, nos hace preguntarnos si estamos volviendo a los vicios sobre la pareja como única fuente de felicidad. Otro punto débil de la cinta es la falta de profundidad en la relación de amistad entre Sloane y Jackson, pues a pesar de la buena química entre ellos, es su poca interacción como cualquier relación de amigos lo que hace poco creíble que entre ambos hay algo más que amistad.

Conclusión

Amor de Calendario no es la peor película de Netflix, aún así cuando es analizada a detalle sale a relucir más la carga de estereotipos anticuados sobre el amor en pareja como único objetivo en la vida, y termina siendo cansado el cinismo y la autoparodia sobre el romance que inevitablemente sabemos que terminará convirtiéndose en lo que condena.

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