Última noche – Reseña

Un cuento de Navidad visto desde una óptica apocalíptica

La Navidad es una época que cada año invade el mes de diciembre de clichés cursis e idealizados, que nos hacen tener expectativas romantizadas sobre dicha celebración. Tales estereotipos temáticos incluyen al legendario personaje de Santa Claus, los regalos y reencuentros familiares que deberían simbolizar momentos de felicidad. Son precisamente esos temas los que la directora debutante, Camille Griffin, toca en su ópera prima Última noche (Silent Night), aunque no de la manera que uno esperaría. 

Última noche abre su historia con una familia compuesta por Nell (Keira Knightley), Simon (Matthew Goode), Art (Roman Griffin Davis) y los gemelos Hardy y Thomas (Hardy y Gilby Griffin Davis), quienes se preparan para recibir a su círculo más íntimo de amistades y poder pasar la víspera de Nochebuena todos juntos, en sintonía de una abundante cena, música, juegos, regalos y, sobre todo, la aflicción premonitoria de que se avecina una tormenta apocalíptica que amenaza con exterminarlos a todos (y al resto del mundo). 

La cinta resulta una sorpresa por varios motivos: en primera, porque el título de presentación da la impresión de que se trata de una cinta de drama, terror u horror. Pero, mientras los primeros minutos de la película van corriendo, dicha perspectiva cambia, dando la sensación de que se trata una película navideña melosa más del montón, y justo después de una prolongada presentación de personajes, Camille Griffith nos suelta una bomba de dramatismo y tensión al insertar el tema apocalíptico a la trama.  

Consulta más reseñas en Criticinema.com

Entonces, Última noche, dentro de lo fatalista que puede llegar a sonar, resulta fresca porque a diferencia de los clásicos cinematográficos navideños en donde el conflicto principal se resuelve a base de unión familiar y afecto, aquí vemos que la navidad también puede representar conflicto y frustración. Estos sentimientos, a su vez, son narrados y ejecutados por un elenco que entrega un trabajo bastante decente frente a las cámaras, balanceando de manera convincente la línea entre la comedia y el drama, resultando en una película navideña de humor negro. Además de las actuaciones principales de Knightley, Goode y Griffin Davis, otros trabajos actorales dignos de destacar son Annabelle Wallis como la afectiva y sexualmente frustrada Sandra, Lucy Punch como la cínica pero graciosa Bella, y Sope Dirisu como James, quien pareciera ser el más sabio y resignado de la situación entre todos los presentes de la velada. 

Aunque Camille Griffith ha aclarado que nunca fue su intención (el guión ya estaba terminado antes de la pandemia), Última noche incluso resulta satírica con el contexto de la pandemia de Covid-19, ya que el antagonista de la historia es un fenómeno de la naturaleza que resulta en una tormenta venenosa y altamente letal para casi todas las formas de vida en el planeta. De esa forma, la película incluso podría ser interpretada como una parodia sobre cómo se han vivido las fechas decembrinas en los casi dos años de pandemia y confinamiento, pues al igual que en el universo fílmico de Última noche, nosotros mismos estamos bajo la amenaza de un peligro que viaja en el aire, cuya peligrosidad no se ve, pero se mide en el número de muertos que ha dejado a su paso. 

Si acaso, un punto débil de la película es que en su afán de mantener el mayor tiempo posible el aura de misterio, nunca se explican las causas que originan la amenaza que intimida a los personajes. Dicho esfuerzo por mantener un perfil de suspenso se traslada de igual forma a algunas de las narrativas individuales de los personajes, quedando algunos cabos sueltos y provocando que Última noche en ocasiones se sienta opaca para poder entender mejor lo que está pasando. 

Trailer oficial de Última Noche / Corazón Films

Conclusión

Última noche resulta una propuesta narrativa que se diferencia de las demás películas con temática navideña por mofarse de todo lo que las épocas decembrinas representan: alegría, conciliación y armonía. A pesar de que la premisa principal puede llegar a sonar un tanto densa, el balance entre los géneros de comedia y drama hacen que la cinta no se sienta demasiado fatalista o demasiado romántica. Es una alternativa favorable de ver en el cine para las audiencias que están desencantadas de la Navidad y sus clásicos fílmicos exageradamente emotivos. 

Sobre el autor