Renfield: Asistente de vampiro – Reseña

Un homenaje al terror con un toque de comedia

Uno de los monstruos clásicos más populares es, sin duda, el vampiro. Gracias al éxito de la novela Drácula, del irlandés Bram Stoker, en la que el infame Vlad Tepes se volvería la estrella de estas criaturas de la noche, así como a novelas anteriores como El vampiro (1819) de John William Polidori o La familia del Vurdalak (1839) de Aleksei K. Tolstoi, esta criatura chupasangre ha trascendido mucho más gracias a su presencia en el séptimo arte desde los comienzos de Meliés, el tétrico Nosferatu (Murnau, 1922) y las variadas reinterpretaciones no sólo del infame conde sino de otro tipo de vampiros, especie que ha sabido adaptarse al paso del tiempo y los diversos contextos en los que existe.

El vampiro representa sensualidad y seducción, alta sociedad y esnobismo o incluso romances juveniles sin dejar de lado las figuras cómicas infantiles que se burlan de aquellos sellos que caracterizan a estos seres. Pero últimamente, a través de ellos se han tocado temas que van desde lo social hasta la sátira, buscando darle un sentido más allá de la maldad a estos seres de la noche. Renfield no es la excepción a ello, pues Chris McKay (La guerra del mañana, LEGO Batman: La película) toma como base a ‘Drac’ y su relación con su asistente hacia rumbos cómicos, violentos y de acción en Renfield: Asistente de Vampiro.

Ser vampiro no es fácil en la era moderna, pero menos lo es ser el achichincle eterno de uno de ellos, especialmente si se llama Drácula. Durante buena parte de su vida inmortal, Renfield (Nicholas Hoult) ha tenido que servir ante este poder oscuro, generando una relación bastante tóxica entre ambos. Mientras este asistente decide asistir a grupos de terapia de Codependientes Anónimos para conseguirle víctimas malvadas a su patrón, descubre que él también quiere zafarse de esa bizarra hermandad asfixiante donde hace todo lo que le piden sin chistar, aguantando toda clase de humillaciones. Pero su despertar tendrá consecuencias cuando Drácula (Nicolas Cage) comprenda que su compañero de vida ya no quiere estar con él.

Esta premisa nos entrega cosas muy interesantes, convirtiéndose en el corazón latente del filme. Primero, ver este despertar del ayudante, cuestionándose si está feliz con este rol o no, es bastante divertido. Hoult realiza un Renfield sumiso que poco a poco va dando pasos hacia su independencia emocional, presentando en su rol algunos reminiscentes del zombie R (Mi novio es un zombie, Levien, 2013). A la par, está cierto interés por una agente de policía a la que rescata, interpretada por Awkwafina, con la que desarrollará un lazo que lo va cambiando. La actriz ofrece su faceta más liberada, siendo mal hablado y con un humor un tanto mala leche pero también simplón que funciona muy bien para el tono del filme.

Sin embargo, es Nicolas Cage quien se roba por completo el show. A pesar de que no es la primera vez que el histrión se mete en el papel de una criatura de la noche (El beso del vampiro, 1988), hacer de Drácula siempre había sido un sueño para él desde que comenzó su carrera. Afortunadamente para McKay y el filme, resultó ser un gran acierto, pues no hay nada mejor que ver al actor desatado de manera amenazante pero graciosa. Los manerismos, gestos y posturas hacen que este Drácula se robe el sanguinoliento show, mostrando un gran homenaje a Bela Lugosi en la secuencia inicial para después darle su propia personalidad enfermiza y tóxica.

Los actores hacen una buena labor pero es el guion el que hace maldades en esta visión de Drácula y su amigo/asistente/compañero Renfield. Cuando la cinta se centra en esta dinámica de tintes absurdos y violentos, es cuando fluye mejor, logrando secuencias memorables como aquella en un departamento o las visitas al grupo de codependientes emocionales de los cuales el asistente es amigo. Pero es en una subtrama que involucra el hampa criminal y policías corruptos donde encuentra una trampa pantanosa que no se siente como parte del filme. A pesar de que esa parte de la historia funciona para entender más las motivaciones de Awkwafina o algunas secuencias de acción llenas de un gore excesivo, se siente como una pieza forzada del rompecabezas planteado por Ryan Ridley, basado en una idea original de Robert Kirkman (The Walking Dead), la cual ofrece momentos de locura que se quedan como un añadido gore excesivo. 

Otro dato interesante de la historia es el lugar donde Renfield y Drácula residen en tiempos modernos, siendo Nueva Orleans el punto ideal. Considerado el punto vampírico por excelencia en los Estados Unidos, al que autores como Anne Rice en Entrevista con el vampiro o Charlaine Harris y su mundo fantástico de True Blood, han sabido explotar debido a esa conexión que tienen con el mundo europeo. Este detalle no pasa desapercibido para los más clavados en el vampirismo que sirve para recibir la mejor terapia de codependencia de pareja que se ha visto recientemente, mismo que refrenda el uso del vampiro como un recurso de reflexión y risas que recuerda ciertos aires del remake reciente de Chucky, el muñeco diabólico (Klevberg, 2019).

Hay otros aspectos técnicos interesantes como la fotografía de Mitchell Amundsen, que no sólo captura bien un par de homenajes visuales al legado de Drácula, sino que le saca jugo a una vida nocturna en Nueva Orleans que se aleja de los carnavales o los excesivos colores. El diseño de producción y los colores de la guardia del Conde (un hospital abandonado) encajan perfecto con la decadencia no sólo de la relación entre ambos sino de esta figura vampírica que busca regresar a su mejor momento. Ni que decir de la música de Marco Beltrami, que coquetea con ritmos entre el terror, la acción e irreverencia del filme.

Haciendo un debido homenaje al terror pero optando por el camino de la comedia, Renfield: Asistente de vampiro podrá pecar de ser irregular en su trama pero a pesar de ello, logra clavar sus colmillos con este relato satírico en exceso donde la sangre brota a cubetazos, las risas no faltan y la terapia grupal en la sala de cine para aquellos que han enfrentado una relación tóxica de cualquier índole hace que la experiencia valga la pena. Asi que pasen al diván de Renfield, no teman y crean en sí mismos, porque lazos enfermizos hay en todos lados y no está mal burlarnos de ellos o, en su defecto, clavarles una estaca en el corazón. 

Sobre el autor

Ficha técnica

  • Título original: Renfield
  • Dirección: Chris McKay
  • Guion: Ryan Ridley, Robert Kirkman
  • Reparto: Nicholas Hoult, Nicolas Cage, Awkwafina
  • Duración: 93 min.
  • País: EE.UU
  • Año: 2023