Pólvora y gloria

Entre la pirotecnia, la tradición y el arte

La odisea de Prometeo en busca de arrebatarle el fuego a los dioses para el uso de los humanos resuena al ver el resultado de algunos proyectos cinematográficos que han coqueteando entre la belleza, casi arte, de la pirotecnia y el peso de las costumbres detrás de ella así como las perversiones de las mismas.

Cintas documentales como Poetas del Cielo (Maillé, 2019), que pretende retratar la pasión en los creadores más relevantes de este «arte», así como la emoción que reúne a estos artistas en un espectáculo donde los fuegos artificiales se convierten en imágenes impactantes de belleza, enfocándose en esta travesía personal que los lleva a usar el cielo de fuego como un canvas de pintura.

Por otro lado, Los Truenos de San Juan (Maza, 2017) juega con el concepto de la tradición llevada al extremo, donde los miembros del poblado de San Juanito adornan este retrato de cómo una devoción de fé se convierte en algo que deja de lado los homenajes religiosos y las costumbres para irse convirtiendo en una actividad peligrosa que puede desembocar en tragedias al detonar explosivos cuál si fuera globos.

En medio de estas dos visiones, encontramos justamente a Pólvora y Gloria, documental de Viktor Jakovleski que nos lleva de la mano en una visión neutral por la Feria Nacional de la Pirotecnia en el pueblo de Tultepec, misma que se desarrolla en un marco del festejo que celebra a San Juan de Dios, un santo que rescató a muchas personas de un hospital en llamas y salió sin una sola quemadura.

La visión de Jakolevski muestra cómo la devoción cruza la delgada línea del arte para mostrarnos el peligro, el riesgo y la amenaza del fuego en la pirotecnia con lo bello, lo pintoresco y expresivo que involucra el formar parte de este gran espectáculo que sigue adelante de generación en generación como un paso de antorcha encendida cuyo fuego llevan en la sangre algunos de los pobladores de esa comunidad.

A través del lente, vemos ese contraste entre lo brutal y lo bello que resulta ser uno de los principales atractivos de este documental. Esto, combinado con la musicalización de Dan Romer y Ben Zeitlin, hacen que la experiencia de ver este filme sea diferente, envolvente pero a la vez brutal sin caer en una reflexión en sí, sino simplemente en mostrar los hechos de estos festejos.

Aunque Jakovleski deja de lado una hipótesis más allá de la de ser un testigo presencial de todo lo que conlleva esta gran celebración, resultan claras las presencias de la religión, las tradiciones y de cómo este fenómeno de los juegos pirotécnicos se convierte en algo que forma parte de la identidad de un pueblo y sus integrantes, quienes se enfrentan a los dioses robándoles el fuego para hacer su arte.

Con escenas que van desde tomas aéreas de los «castillos de fuego» hasta la cámara en mano para las secuencias de la quema de los toros, la gran virtud de este documental es mostrarnos con toda naturalidad esos momentos de belleza y terror, aquellos donde la cámara lenta muestra el inicio del espectáculo cual si fuera un cielo estrellado lleno de luz, fuego y colores.

Conclusión

Sin duda, Pólvora y Gloria es otra de esas piezas cinematográficas que muestran la reciente fascinación de cineastas por lo que es la pirotecnia, mostrando en este mediometraje una experiencia visual/musical acerca de este evento en Tultepec que nos demuestra cómo en pleno siglo 21 el hombre sigue los pasos de Prometeo, buscando el fuego sin importar el riesgo de muerte que puede traer el uso de estos juegos peligrosos, con tal de acercarlo de diferente manera a los dioses.

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