Morbius – Reseña

Una mordida carente de filo

En 1971, apareció entre las viñetas de Marvel un vampiro viviente que vendría a hacerle la vida de cuadros al amigo arácnido de Nueva York. Es en The Amazing Spider Man #101 de octubre de ese año que Morbius vería la luz creado por Roy Thomas y Gil Kane, aprovechando el furor por el terror y lo sobrenatural de esa época.

Intentando tener su propia especie de Drácula, Morbius se convirtió en alguien recurrente dentro de los cómics que poco a poco fue mostrando facetas de su origen hasta volverlo un personaje mucho más complejo e interesante dentro de la línea de los villanos del vecino amigable creado por Stan Lee.

Cinco décadas después y posterior a varias ideas e intentos de Sony Pictures para realizar una cinta de este oscuro chupasangre y después de muchos retrasos debido a la pandemia (y otros cuantos detalles), llega el esperado debut del Dr. Michael Morbius en la pantalla grande de la mano del realizador Daniel Espinosa contando con Jared Leto para tomar las vampíricas riendas del protagonista.

Con la intención de seguir ampliando el universo del Hombre Araña en cines, la historia nos presenta a este doctor que padece una enfermedad extraña de la sangre. Para encontrar la cura y tratar de salvarse a sí mismo, su mejor amigo Milo (Matt Smith) y muchas otras personas, Morbius recurre a un experimento interespecie donde mezcla sangre humana con la de un vampiro. El resultado es fatídico, al transformar al joven en un vampiro con una sed de sangre incontenible. Esto provocará que, tanto la policía como Milo y la Dra. Bancroft (Adria Arjona), traten de contener (o desatar) a este peculiar personaje de soltar su hambre en la ciudad y convertirse en lo que está destinado a ser.

Daniel Espinosa es un realizador que ha intentado abrirse paso en Hollywood pero sin lograrlo del todo. Después de las medianas Protegiendo al Enemigo (2012) o el rip off de Alien, Life: Vida Inteligente (2017), tomó las riendas de la llegada del popular villano a cines, adaptando al personaje a este recién nacido ‘multiverso arácnido’. El resultado nos da una de las películas más desastrosas del género de superhéroes en su reciente historia, pareciendo más un producto previo a la aparición del MCU con detalles tan cutres en su realización que remiten a Elektra (2005), Los Cuatro Fantásticos (2005) o incluso aquellas payasadas de los 80s y 90s como Howard el Pato (1986) o Capitán América (1990), con un argumento que claramente tenía ideas pero que fue muy mal ejecutado.

Desde el inicio, Morbius muestra detalles que apuntan hacia ese inevitable desastre pues el filme está lleno de puntos como malos chistes o insinuaciones indirectas a otros héroes del universo Marvel, pasando por huecos argumentales del tamaño de un cráter volcánico, hasta el nulo y mal llevado desarrollo de los personajes, como una especie de monstruo de Frankenstein metido con calzador para poder explotar aún más este universo expandido.

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Los efectos especiales no lucen bien a pesar de que la idea sea interesante. Pero hay puntos en el montaje de la acción donde Espinosa usa el recurso del slow motion para tratar de hacer visible el conflicto donde sólo se aprecian cosas de colores pero nunca realmente la buena acción, ni los golpes. Eso, aunado a una mala decisión en el score original donde Jon Ekstrand parece reciclar las partituras no usadas por Hans Zimmer en Batman Inicia, así como una carencia de atmósfera o sentido alguno a lo que pasa en el relato hunden a Morbius hasta el fondo de las representaciones vampíricas existentes.

Hablando de ello, también hay montones de guiños a ese género, mostrando detalles que recuerdan a Drácula, Entrevista con el Vampiro, hasta Crepúsculo, mismas que no aportan absolutamente nada mas que un collage de referencias que realmente hace más tediosa (o risible) la experiencia, demostrando de nueva cuenta esos problemas severos en el guion de Matt Sazama y Buck Sharpless que hacen a Morbius el vampiro más ilógico y tonto del mundo.

Las actuaciones no se quedan atrás. Tal vez Jared Harris o Adria Arjona se pueden salvar un poco de lo mostrado en Morbius debido a su escasa participación o relleno, un par de personajes que parecen importantes pero que más bien solo existen para dar causas y pretextos con tal de alargar la cinta, misma que a pesar de su corta duración tiene dos escenas pos créditos que no generan entusiasmo, sino una mayor confusión con lo que está pasando. Pero son Jared Leto y Matt Smith los que se llevan el abucheo mayor, pues no sólo no tienen la suficiente química que necesitan para volverse enemigos, sino que cada quien parece una caricatura de ellos. Leto intenta imprimir un aire de seriedad a su Morbius pero se lo toma tan en serio que resulta risible. Y qué decir de Matt Smith que parece no poder quitarse los fantasmas del Dr. Who de encima, haciendo un villano que raya en el patetismo.

Tristemente, ni Espinosa ni los guionistas saben hacer algo que Venom si logró de buena forma sin llegar a ser una gran cinta: balancear lo oscuro y medio violento del personaje con los chistes y visión adolescente. Ese es el principal colmillo flojo de la mordida de Morbius, nunca sabe para donde ir, si al público adulto o al juvenil, oscilando entre algo violento pero pueril y sin sentido que después de 30 minutos resulta fastidioso.

Conclusión

Michael Morbius debuta con el pie izquierdo y los dientes careados, proponiendo un vampiro que gruñe y se comporta como le convenga, olvidando las raíces de su personaje en los cómics, aquel que sólo atacaba de noche y cuyo problema moral era más latente pero que aquí da bandazos como las malas transformaciones que sufre. Ni siquiera las dos escenas después de créditos logran que esta entrega de Marvel y Sony se salve del olvido, recordándonos que no cualquiera puede ser un buen vampiro, ni un buen Joker, para el caso.

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