La leyenda detrás del cráneo
Muchas veces pensamos que el cine y la moda son gremios distanciados que nunca podrán conectarse, sin embargo, los elementos en común que enlazan a ambas industrias es que reconstruyen el pasado; imaginan el presente y visualizan el futuro. En esta ocasión, cine y moda se han unido para contar la historia de McQueen, documental dirigido por Ian Banhôte y producido por Peter Ettedgui que llega a las salas de cine mexicanas coincidiendo con el undécimo aniversario de la muerte del mítico diseñador británico y que reedifica las distintas etapas de su tumultuosa vida personal y laboral.
Comenzamos con un joven recién egresado de Central Saint Martins, proveniente de una familia clasemediera, un talento innegable para el diseño y la confección; pero sin la certeza de tener éxito en el mundo de la moda. Con una carrera impulsada por Isabella Blow –quién fuera su mejor amiga y cómplice–, vemos a un McQueen distinguiéndose del resto por amalgamar antigüedad con elegancia, resultando en un estilo extravagante; oscuro e inclusive violento, que reflejaba sus intereses personales y que también abrió las puertas para la moda alternativa.
La sucesión narrativa se divide en cintas, cuyos títulos son presentados por calaveras y mariposas –símbolos comunes en la estética de McQueen– diseñadas en CGI y cuyo contenido se construye a partir de entrevistas que dan los testimonios de Detmar Blow –viudo de Isabella–, su amigo y mano derecha Sebastián Pons; su hermana Jane y su sobrino Gary. Todos ellos se refieren a él por su primer nombre, Lee, logrando una atmósfera más personal con la audiencia. También se presentan cintas caseras grabadas por el mismo McQueen en situaciones informales y laborales que complementan las testificaciones de los entrevistados.
Mitad cineasta por su afán a contar historias en sus colecciones y mitad diseñador por usar la ropa como un medio de catarsis, nos muestran como cada colección tuvo una identidad propia, desde contar los conflictos bélicos entre Escocia e Inglaterra; robots que pintan vestidos con aerosol, hasta poner a una mujer desnuda cubierta de polillas respirando a través de un tubo en medio de la pasarela. Sus desfiles parecían un performance de arte contemporáneo dignos de ser protegidos de Avelina Lésper.
El documental también explora cómo fue la experiencia del diseñador en la firma de ropa francesa Givenchy, así como sus relaciones más íntimas y posterior declive que lo orilló a las drogas, paranoia y la depresión. Lo mejor del documental es que trata con mucho respeto y afecto el recuerdo del difunto Alexander, mostrándonos la oscuridad que lo persiguió durante sus 18 años de trayectoria. A pesar de que la cinta toca estos temas desde la superficie y evita ahondar en el análisis psicológico, los cuenta de manera lo suficientemente efectiva para mantener al espectador enganchado –e incluso conmovido– pero sin caer en el morbo o sensacionalismo.
Conclusión
Si eres experto en moda, puede que el documental cuente cosas que ya sabes. Pero, si eres un fan amateur o no estás familiarizado con la industria, de igual manera te mantendrá entretenido gracias a la banda sonora compuesta por Michael Nyman; el constante homenaje a la iconografía distintiva de la marca de lujo británica y una narración bien construida de principio a fin, que rompe el estigma de que los documentales son aburridos.
Sobre el autor
Ficha Técnica
- Dir. Ian Bonhôte y Peter Ettedgui
- Guion: Peter Ettedgui