El autodescubrimiento en el calor de verano
Los relatos que parten de la vida cotidiana pueden ser mucho más importantes de lo que parecen. A través de los silencios de la quietud en caminatas, siestas, noches de fiesta o en la sencillez de las pequeñas decisiones diarias, se pueden dar momentos de auténtico aprendizaje que supera los límites del papel o la pantalla. Usando como base lo anterior, Jonás Trueba realiza un ejercicio cinematográfico reflexivo sobre la existencia del treintañero en la segunda década del siglo XXI, aprovechando su amor por la capital española y las posibilidades del cine de autor
Eva (Itsaso Arana) es una chica de treinta y tres años que hace de su decisión de quedarse en agosto en Madrid un acto de fe. Necesita sentir las cosas de otra manera y piensa en el verano como un tiempo de oportunidades. En esos días de fiesta y verbenas se van sucediendo encuentros y azares, y Eva descubrirá que todavía tiene tiempo, que todavía puede darse una oportunidad.
Trueba llega a su quinto largometraje perpetuando el camino intimista que lo ha caracterizado y con una tendencia a la discusión de temas como los objetivos de vida, el autoconocimiento, los cambios en las diversas relaciones o el paso del tiempo, algo que exploró a través del vínculo de pareja en La reconquista (2016).
La premisa sencilla conecta de buena manera gracias a una fotografía que regala bonitas postales, realza los colores (sobre todo el rojo) y transmite un frescor que contrarresta el calor presente en los vestuarios (punto negativo es el calzado de Eva, incoherente con ese clima), lo que se consume (agua, cerveza, helado, paleta de hielo), así como del constante salir al exterior. Los interiores asfixian, dan los puntos bajos al dinamismo del relato pero al mismo tiempo suponen el puente por el que los planes salen a flote, dan el motivo para obtener esa bocanada que resultan las interacciones con otras personas, que es cuando mejor está la protagonista.
La película regala una cara distinta a la preconcebida de las capitales mundiales, las cuales se podrían pensar al tope de gente en esas épocas de vacaciones. Logran acercar al extranjero a algunas festividades, al ambiente bastante ameno de Madrid y a ciertos lugares peculiares, que se han amoldado para la situación del verano. Este vacío planteado por la partida del dueño de la casa que alquila Eva (que huye por cuestiones personales y por el calor) supone una oportunidad de encontrarse así misma y abastecer su vida de nuevas personas o reconectando con algunas que se habían ido hace tiempo.
Los diálogos suelen ser en su mayoría bastante interesantes y eso se debe a la naturalidad en la interacción del elenco, siendo la musa y pareja del director Itsaso Arana (también guionista) quien lleva de buena manera el peso de la cinta. Arana dota de esa cercanía que ayuda a crear una conexión con el espectador, sobre todo las personas de entre 20 y 30 años que viven la incertidumbre del futuro, así como de una dinámica donde todo puede cambiar, todo es relativo.
Pese a todo esto, el agotamiento de esta premisa se ve reflejada con dos horas que pueden parecer más largas de lo que son. La conexión antes mencionada gracias a la manera tan cálida de tocar los temas esconde la poca profundidad con la que se abordan, desembocando en algunas frases y algunos momentos que solo están ahí para intentar imprimir una supuesta profundidad. A esto se le suma un rumbo incierto que no guarda el misterio suficiente para generar una emoción y desarrollo satisfactorio.
Conclusión
La Virgen de Agosto es una cinta entrañable, de sencillez en su premisa pero que corresponde con un excelente nivel visual y una naturalidad que se transmite en las interacciones. Pese a sus dos horas donde existen momentos en los que “no pasa nada” y un poca exploración en los temas planteados, lo cierto es que esta ventana a un mundo de exteriores, pre pandemia, resultan en un respiro en donde el encierro ha impedido que el calor del verano sea un agente de renovación, donde la frase “Agosto es genial para hacer cosas que en otros momentos no nos dejarían hacer” dicha por Eva ha perdido su validez y ha adquirido una magia utópica.
Sobre el autor
Ficha Técnica
- Dirección: Jonás Trueba
- Guion: Jonás Trueba, Itsaso Arana
- Reparto: Itsaso Arana, Vito Sanz, Joe Manjón
- Fotografía: Santiago Racaj
- Duración: 125 min.
- País: España
- Año: 2019