Una familia actoral y un libro sin terminar
La última película de Nicolás Pereda es una mezcla de géneros, conceptos e ideas espolvoreadas en dos tramas que no terminan de contarse. La película, más que centrarse en una narrativa convencional, nos propone un juego actoral lúdico, rico en representaciones y máscaras que, en ocasiones, se siente repleta de ideas sin terminar de casarse con ninguna.
La película abre con una carretera llena de curvas sinuosas. En el auto van Luisa (Luisa Pardo) y Paco (Francisco Barreiro). Están tratando de llegar a casa de la familia de Luisa, pero la conexión les juega una mala pasada y se pierden en el camino. Tras varios encuentros incómodamente cómicos que involucran al hermano de Luisa y a sus padres, se crea un roce constante con Paco. Algunos minutos después, parece que la película ya tiene un rumbo claro, pero esto no es así. La película vuelve a empezar desde cero.
A la mitad nos desplazamos a otra narrativa, una de corte detectivesco basada en un libro que involucra a un hombre que está buscando a otro hombre en un hotel, pero no está muy seguro de a quién busca. Es en este nuevo escenario que se hace evidente la intención de Fauna. No se trata de las tramas, sino de las múltiples máscaras que tienen las personas dependiendo de la situación.
Haciendo uso de los mismos actores en ambas narrativas, como si de una matrioshka se tratara, vemos a los mismos actores interpretando a distintos personajes y dentro de los personajes se interpreta a más personajes en una constante amalgama de intenciones ocultas y situaciones extrañas. Esto hace que la cinta brille en esos pequeños detalles escondidos en el trasfondo, en las miradas y manerismos siempre cambiantes que, por desgracia, no terminan de aprovecharse al máximo ya que nos quedamos sin una resolución satisfactoria a todas las incógnitas que se nos plantean.
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La puesta en cámara es concisa y sin muchos movimientos. La mayor parte del tiempo se mantiene estática, dejándonos ser partícipes del juego actoral y el desplazamiento por la puesta en escena. En este aspecto, Fauna tiene más en común con una obra de teatro que con la mayoría de películas que se graban estos días.
Aún así, hay momentos en que se nota una falta de refinamiento técnico, ya sea en el diseño sonoro o con los personajes saliéndose de foco. Aunque no hay que olvidar que se trata de una cinta pequeña realizada entre colaboradores que aman hacer cine y actuar, creando en el transcurso un experimento diferente a lo que estamos acostumbrados.
Con tan solo 70 minutos de duración, la película se queda a un paso de ser un círculo completo ya que carece de un desenlace satisfactorio. Similar a salirse a mitad de la función, para nunca volver, quedándote con la duda de qué pudo pasar al final. Nos quedamos con dos historias que quedan inconclusas que sin duda tienen la intención de terminarse, solo que no en este momento. Eso ya será en otra ocasión.
Conclusión
¿Cómo debemos sentirnos al ver una película sin catarsis? Es difícil responder a la pregunta cuando estamos acostumbrados a películas estructuradas en actos. Por ello es importante ir con una predisposición al verla, sabiendo que es un proyecto distinto a lo tradicional, esto con sus respectivas fallas y virtudes. Al final la cinta es similar a su primera secuencia: una carretera llena de curvas sinuosas en donde no estamos seguros de cuál es el destino, ya que este es siempre cambiante.
Sobre el autor
Ficha Técnica
- Dirección: Nicolás Pereda
- Guion: Nicolás Pereda
- Reparto: Gabino Rodríguez, Luisa Pardo, Francisco Barreiro
- Duración: 70 min.
- País: México
- Año: 2020