Una misión no tan interesante para salvar al mundo
Después de su experimento fílmico donde nos metió en los zapatos de un ente fantasma con Presencia, Steven Soderbergh sigue en buen ritmo y ahora nos entrega una cinta mucho más convencional en su narrativa con Código negro, donde el siempre prolífico cineasta le entra al mundo del espionaje lleno de poca acción y muchos diálogos, logrando una mezcla particular entre Sr. y Sra. Smith (Liman, 2005) y una comedia involuntaria que no termina por convencer.
La historia se enfoca en la pareja de espías conformada por George Woodhouse (Michael Fassbender) y Katryhn St. Jean (Cate Blanchett), quienes viven una vida tranquila en Londres, atendiendo la oficina, siendo estoicos y observadores. Pero cuando un malware maligno de nombre Severus es robado para ser entregado a las peores manos, la sospecha detrás de la perfección de la pareja se hace presente al percatarse de la existencia de un “topo” entre su equipo.
Con George a la cabeza del equipo asignado para encontrar al “topo” y detener la fuga de información, la culpa apunta hacia su esposa. Pero, como en toda cinta de espías, nada es lo que parece y las vueltas de tuerca así como las sorpresas y traiciones se hacen presentes. Todo esto depende el guion, escrito por David Koepp, en la tercera colaboración con Soderbergh en los últimos tiempos. Las conversaciones se convierten en el centro de atención de todo, pus es ahí y en un par de acciones donde el misterio se oculta a plena vista.
Aunque el estilo del cineasta de Atlanta se ha caracterizado por el buen desarrollo de personajes y el poder de las conversaciones suele ser un fuerte para él (véase Sexo, mentiras y video, Tráfico o La gran estafa), aquí no encuentra la forma de volver interesante o transmitir la debida tensión a través de lo escrito por Koepp. Aunque la mancuerna ha tenido buenos resultados con el experimento de Presencia o la cinta para HBO Max, Kimi, en Código negro se crea un complicado entrecejo de dimes y diretes que, por momentos, se sienten vacíos o predecibles.
Ese no es el único detalle de este filme, pues también el reparto del mismo no termina por tener una química interesante. Fassbender y Blanchett se mantienen serios todo el tiempo y carecen de esa pasión que los lleva a afirmar que serían capaces de todo por sus respectivas medias naranjas. Esa frialdad entre ambos no permite que exista un factor tenso que funcione y se acaba transmitiendo al resto del grupo.
Si bien Naomie Harris, Regé Jean-Page y Tom Burke hacen lo posible para romper el hielo de un relato tan frío que por momentos se vuelve soso, es Marisa Abela la que sobresale del grupo. Ella obtiene un par de momentos destacados durante el filme, especialmente una escena involucrando un polígrafo y las cenas de compañeros, donde se nota la diversión que está teniendo en un relato que, por la falta de química entre todos, cae en una comedia involuntaria que no conecta tampoco del todo.
Otro problema que encuentra Soderbergh en este filme es el ritmo, algo que también le pasaba con Presencia. Sin embargo, aquí la cinta transcurre de forma plana, sin emociones realmente, hasta su último tercio que se convierte en un predecible desenlace de fórmula pero que, al menos, mejora en la cuestión de la intriga por más obvia que resulte hacia el desenlace. Es esa frialdad la que hace que Código negro pierda interés en el campo de los filmes de espionaje.
Y es que aunque ese ritmo pausado y cansino también puede ser sello de otros filmes del género similares como las adaptaciones fílmicas de la obra de John Le Carré (El espía que sabía demasiado, 2011; El hombre más buscado, 2014), en ellas el suspenso se desarrolla de buena forma gracias a las capas que los personajes tienen y los dilemas morales, políticos y personales que enfrentan. Aquí, a pesar del talento, eso no termina por suceder con el ensamble donde hasta Pierce Brosnan luce como un ecléctico residuo de lo que fue en sus épocas de James Bond.
A pesar de ello, Código negro tiene aspectos destacados,. Uno de ellos es la música, compuesta por el músico norilandés, David Holmes, con quien Soderbergh trabaja desde hace varios años. Su música trata de darle la cadencia suficiente al convoluto relato sin necesidad de querer chantajear al espectador, entregando interesantes piezas que deberían funcionar mejor. Incluso el diseño de producción es aplaudible, pues cada ínitmo detalle, desde la casa de los espías hasta su cuartel, se siente bastante auténtico.
Ni qué decir del uso de la cámara y la fotografía de Soderbergh, que es un experto en hacer con ella secuencias y tomas muy buenas. Lamentablemente para su causa, esta cinta de espionaje termina por sentirse como un caso secreto en donde ni la tensión entre el amtriomonio protagonista ni la del caso que ambos llevan se vuelve relevante. Así, este Código negro termina por ser un relato muy superficial que tarda mucho en tomar forma y se resuelve de la manera más sencilla posible, algo que no estaría nada mal si fuera al menos mucho más entretenida o, por lo menos, intensa.
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Sobre el autor
Ficha técnica
- Título original: Black Bag
- Dirección: Steven Soderbergh
- Guion: David Koepp
- Reparto: Michael Fassbender, Cate Blanchett, Regé-Jean Page
- Duración: 93 min.
- País: EE. UU.
- Año: 2025