Avatar: El camino del agua

La película más ambiciosa del 2022

Cameron nos regresa a la atmósfera que creó en 2009 usando probablemente los mejores efectos visuales en la historia del cine. ¿Vale la pena disfrutarla en cine? La respuesta es sí.

Jake Sully y Neytiri han logrado vivir en paz construyendo una familia; sin embargo, la situación se complicará cuando los humanos busquen volver por venganza obligando a Sully a migrar con su familia a un lugar seguro viviendo como refugiados y adaptándose a las costumbres y estilo de vida de los Metkayina, una tribu de nativos que vive en pequeñas aldeas ubicadas en los arrecifes de Pandora.

Uno de las decisiones creativas más importantes es la velocidad de los cuadros por segundo que brinda un toque hiperrealista, puedes sentir que estás compartiendo el espacio físico con los personajes aunado al 3D que es mucho más penetrante y que permite apreciar las proporciones de cada una de las criaturas. Sin embargo, los primeros minutos pueden marear o tener movimientos muy bruscos ya que es posible a que uno esté acostumbrado a que todo sucede más lento en el cine en general; pocas narrativas se atreven a sobrepasar los 24 cuadros por segundo, tal y como sucedió con la trilogía de El hobbit.

El mayor acierto, y en el que probablemente debió centrarse toda la atención, es precisamente el agua, el cómo montan a los Ilus (criaturas acuáticas) se siente mucho más intrigante incluso que el vuelo de los Ikran (depredadores aéreos). La aparición de los tulkun (ballenas de los océanos de Pandora) es impresionante, cada escena del hijo de Sully con la bestia es un deleite para el público y deja altas expectativas sobre estas criaturas en futuras entregas como la posible Avatar 4 The Tulkun Rider que según varios medios posee el mejor guion jamás escrito por Cameron.

¿Logra ser mejor que su antecesora? Visualmente es superior en cada aspecto, las texturas en la piel de los personajes, los materiales como el agua, las rocas, el cielo o los atardeceres (que por cierto se reflejan en la piel de los personajes) lo logran; pero la narración es inferior.

La trama es superficial, poco emotiva y profunda a diferencia de su antecesora en la que con la muerte de cualquier criatura o personaje se puede generar un lazo de empatía. The Way of Water a momentos se siente como una historia de adolescentes perdiendo la crudeza y el sentido de lo que representaba Pandora.

Otro aspecto a considerar son los recombinantes que son avatares que contienen los recuerdos y consciencia de los soldados que murieron en la entrega anterior, como es el caso del antagonista, el coronel Miles Quaritch. Si bien es la excusa perfecta para traer de vuelta a Stephen Lang y poner en claro que la RDA (Administración de Desarrollo de Recursos) no cederá en ningún momento a abandonar los recursos de Pandora creo que en esta cinta fue un desacierto.

Los recombinantes pudieron haber sido una sorpresa para la tercera película mientras que en ésta se hubiera centrado la trama en la tribu de los Metkayina, son interesantes; su cultura, tradiciones y conexión con el agua debían ser el corazón del relato.

Hay bastante acción desde los primeros 30 minutos de metraje, aunque la película se alarga innecesariamente, se resienten las 3 horas de duración ya que, aunque los visuales son delirantes no hay una historia tan intrigante y novedosa repitiendo en varias ocasiones situaciones o momentos que ya experimentamos en la entrega anterior.

Conclusión

El camino del agua es un espectáculo, un viaje que sin duda debe disfrutarse en la pantalla más grande posible ya que son las mejores visuales vistos en toda la historia del cine, la inmersión es el eje fundamental sin embargo el argumento ha quedado en segundo plano dejando muchos conflictos de manera ambigua, la cinta funciona tan sólo como un eje de transición por lo que para futuras entregas lo primordial debe ser el guion.