Abigail – Reseña

Un baño de sangre

Los vampiros, esas criaturas míticas que parecen nunca pasar de moda y cuya esencia es alimentarse de la vida de otros seres a través del preciado líquido que es la sangre. Si bien su origen en el folclor de las diversas culturas del mundo parece indicar a que su primera aparición es en los pueblos eslavos, las supersticiones llevarían a que el vampiro se haya convertido en un monstruo clásico, en esa peculiar entidad demoniaca que coquetea con la inmortalidad, la seducción y ese plasma color rojo que los vuelve locos. 

Pero la mitología de los vampiros ha dado varias vueltas de tuerca recientemente, siendo la más reciente la locura de los realizadores del colectivo Radio Silence, Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, al darle vida a Abigail, una pequeña niña chupasangre que además es experta en el ballet, misma que es secuestrada por un grupo de criminales que deberán tenerla vigilada por 24 horas hasta que su padre pague el rescate por ella. Sin embargo, lo que parecía ser una simple noche como niñeras se convierte en un baño de sangre cuando la niña muestra su malicia y saca sus colmillos para satisfacer su hambre.

Uno de los grandes aciertos de Abigail es que se siente el sello que los realizadores habían impuesto en su gran debut comercial, Boda sangrienta (2019), llevando al extremo la comedia absurda mezclada con un toque de gore y una protagonista (Samara Weaving) que terminaba bañada en sangre al querer salvar su vida de su familia política, dándole un toque diabólicamente sobrenatural que funcionaba muy bien. Aquí, esa libertad y locura que se sintió un tanto reprimida en Scream VI (2023) vuelve con creces al repasar y homenajear todo el género del cine vampírico.

En Abigail, esa desfachatez en el tono se repite, sabiendo mezclar la violencia con las risas, explotando los clichés de sus personajes que, en palabras de sus realizadores, son una versión retorcida de El club de los cinco (Hughes, 1985) combinados con una representación bastante inútil del ‘Rat Pack’ de Sinatra y compañía. Es en ellos donde radica la irreverencia mientras intentan sobrevivir a la bailarina chupasangre ante un panorama que pareciera sacado del relato de Agatha Christie, «And Then There Were None».

Tráiler oficial de Abigail / Universal Pictures México

El ensamble tiene grandes nombres que no decepcionan al abrazar el casi ridículo de sus personajes. Empezando por el músculo del grupo, Peter (Kevin Durand), que cada que puede resalta que la fuerza bruta la tiene pero el único músculo que no ha ejercitado es el cerebro. También está la joven estrella del terror, Kathryn Newton (Lisa Frankenstein, Freaky) como la joven Sammy, riquilla experta en hacer desastres dependiente de la tecnología que funciona como una gran scream queen.

Pero es Dan Stevens (Godzilla x Kong: El nuevo imperio, Downton Abbey) y Melissa Barrera (Scream V y VI) quienes crean una dinámica que funciona muy bien para este relato de gato y el ratón. Stevens, con su ex detective Frank, pone la cara más seria y desagradable del grupo con un tipo que siempre quiere tener el control de todo, algo que eventualmente revela con una ambición por el poder sin importar nada más que lo que él quiere, aunque a veces cause gracia cuando lo intenta. Pero es la mexicana y su Joey quien tiene el arco más llamativo, una adicta inteligente con un drama personal que eventualmente conectará con los motivos de Abigail demostrando que este género le queda de maravilla.

Pero este grupo no lograría nada sin el protagonismo de Alisha Weir (Matilda en el musical de Netflix) como Abigail, cuya malicia y ternura crean una dualidad encantadora para el relato. Desde esa cara de “no rompo un plato” hasta una gran escena de ballet acompañada de Blood and Tears de Danzig donde enseña su lado artísticamente fiero, demuestran la gran fuerza que tiene para cambiar la sensualidad habitual del vampirismo por una cara tierna que acaba por vulnerar de igual manera a sus víctimas.

Otro punto que resulta muy eficiente es la ambientación, pues todo sucede en una gran mansión que resulta ser una trampa. Aquí, los directores dotan de este lugar casi la misma esencia que en Boda sangrienta, pues nuevamente juegan con una paleta de colores que oscila entre el amarillo y el sepia hasta los tonos más fríos como el azul y el blanco, uno que predomina en el vestuario de Abigail que va tornándose en un rojo sangre mientras la cinta acrecenta su locura. Asimismo, el regreso del compositor de cabecera de los directors, Brian Tyler, le da un toque divertidamente siniestro a todo, especialmente con su reinterpretación de partituras clásicas como El lago de los cisnes.

Conclusión

Esta maliciosa vampiresa clava de manera efectiva sus dientes al darle un giro absurdo a la seriedad de su planteamiento original hasta convertirla en un festín sanguinoliento donde las mordidas, los bailes y los chistes incorrectos crean una combinación divertida que solo Olpin y Gillet podrían conseguir con una pequeña como Abigail, que se une al grupo de monstruos del terror irreverente y jovencitas amenazantes como M3GAN (Johnstone, 2022).

Sobre el autor

Ficha técnica

  • Dirección: Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett
  • Guion: Stephen Shields, Guy Busick
  • Reparto: Melissa Barrera, Dan Stevens, Alisha Weir
  • Duración: 109 min.
  • País: EE.UU.
  • Año: 2024