La belleza y profundidad del bloqueo creativo
Pocas veces, el espectador reflexiona sobre todo lo que el creador tuvo que pasar (hasta padecer y sacrificar) para entregar la obra que disfrutará en quizá hora y media o más, sin la certeza de que permanezca mucho tiempo en su memoria, ni mucho menos que pueda mover algo en su interior. Es un temor que se suma a las constantes crisis que los directores, aquellas mentes detrás de todo el engranaje cinematográfico, toman en cuenta tanto de manera consciente como inconsciente al momento de crear algo.
Esta reflexión le sirve a Federico Fellini para exponer gran parte de su vida, a la vez que demuestra su talento para convertir un agotamiento creativo en una clase maestra de cine que sigue marcando a muchas generaciones que constantemente se descubren o redescubren.
El famoso director y guionista Guido Anselmi está atravesando una profunda crisis creativa e intenta relajarse después de su última película. No puede conseguir la tranquilidad necesaria para descubrir ideas nuevas para su siguiente película y todo el mundo parece ansioso por saber en qué punto se encuentra el trabajo que está preparando. Está solo, quiere estar solo, y busca una respuesta en las visiones que invaden su mente, recuerdos de una vida, sueños fantásticos y oscuras imágenes de un futuro nebuloso.
Para su octava y media película, definida por considerar que ocupaba ese número en su filmografía, ya que había realizado ocho películas más el fragmento de «Bocaccio 70» que en 1962 dirigió conjuntamente con Mario Monicelli, Fellini convierte el desastre anunciado de Anselmi en una auténtica travesía llena de simbolismos, analogías e imágenes oníricas llenas de ingenio, belleza e impacto.
Diálogos ingeniosos que exponen la visión de la época respecto al cine, (menospreciado como arte pero con la importante responsabilidad de guía para el pensamiento de la sociedad), una narración en la que conviven las visiones personales de Anselmi y la realidad (que muchas veces son más sinceras que sus palabras), así como de una fotografía que hace sentir al espectador dentro de las escapadas a la mente del protagonista, transforman el caos del bloqueo en una genial muestra del mejor Fellini.
Marcello Mastroianni, uno de los nombres emblemas en su filmografía, realiza una magistral interpretación como Guido, transmitiendo todas sus dudas, disputas internas y miedos con una fuerza que sigue inspirando a todo aquel que busque ser actor. Su versión de las cosas se contrarresta de manera efectiva con la de las excelentes actuaciones de Claudia Cardinale como la Claudia, musa de Guido con quien descubre que no sabe amar y Anouk Aimée quien interpreta a Luisa, la atormentada pero decidida esposa del protagonista que será el golpe de realidad para el cineasta.
Reconocimiento especial para la música de Nino Rota, músico de cabecera de Fellini y que entrega partituras que dan ese toque especial a cada escena, cada visión, cada diálogo de la cinta, haciendo que el ritmo un tanto difuso sea llevadero e inmune al frenesí del siglo XXI.
Conclusión
Tal y como la última visión de la historia de Guido, 8 ½ es aquel desfile personal, caótico, sin aparente rumbo pero elegante y majestuoso que define gran parte de la vida del gran Federico Fellini, director que supo distinguir la belleza y profundidad del bloqueo creativo pese a una oscuridad que solo el ingenio puede iluminar.
Sobre el autor
Ficha Técnica
- Título Original: Otto e mezzo
- Dirección: Federico Fellini
- Guion: Tullio Pinelli, Federico Fellini, Ennio Flaiano, Brunello Rondi
- Reparto: Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale, Anouk Aimée, Sandra Milo, Rossella Falk, Barbara Steele
- Música: Nino Rota
- Fotografía: Gianni Di Venanzo
- País: Italia
- Duración: 140 min.
- Año: 1963