Zombis, Cámara, Acción – Reseña

Detrás del telón de una comedia serie b

En el año 2017, el realizador japonés Shinichiro Ueda realizaría una cinta que sorprendería al cine de género con una particular comedia de zombies que se arriesgaba a ir más allá para romper con las fórmulas un tanto cansadas vistas en proyectos industriales como The Walking Dead que se alejaban de esa crítica social o del cine serie b y que en la actualidad han sido explotados sobremanera. 

Sin embargo, la propuesta de Ueda fue tan interesante y divertida que terminó por convertirse en un éxito con la crítica y la audiencia. Tanto así que durante su exhibición en el Mórbido Film Fest del año 2018 se llevó el premio Calavera de Madera otorgado por la prensa como Mejor Cinta Internacional, un logro más que se sumaría al largo palmares de la cinta. 

Zombis, Cámara, Acción es un alocado experimento que rinde homenaje al género de zombies pero que a su vez se convierte en una muy peculiar carta de amor hacia la hechura cinematográfica del cine serie b, ese al que el padre del género, George A. Romero, le sacó tanto jugo desde La Noche de los Muertos Vivientes (1968), sin dejar de lado ese lado cómico que también sirve para satirizar a los actores divos, los productores y hasta a aquellos directores que están dispuestos a tomar una oportunidad para mostrar su visión y no dejar de grabar, pase lo que pase. 

La premisa nos lleva por 37 minutos iniciales donde somos testigos de cómo un director y su equipo de filmación ruedan justamente una cinta con temática zombi. Pero de repente, se dan cuenta que un verdadero apocalipsis de muertos vivientes comienza a suceder a su alrededor, llevando al espectador a esos lugares comunes donde los clichés no se hacen esperar. 

Pero esto sólo sirve de prólogo para lo que vendrá después, un giro de 180 grados que comienza a desarrollar el sentido cómico del cine dentro del cine, la metaficción y de que a veces el hacer una producción cinematográfica depende de mucho corazón, sudor, sangre y ¿porqué no?, hasta sesos. 

El título en inglés, One Cut of the Dead, alude a esa secuencia inicial de una sola toma y que curiosamente sólo les llevó dos de los 8 días de grabación del filme realizarlo. Y eso es sólo parte de la brillantez de la labor de Ueda, que conforme sigue desarrollándose la cinta va adquiriendo matices hilarantes donde los personajes e incidentes van complicando las cosas. 

No cabe duda que el director japonés resulta ser alguien que parece haber encontrado su propia voz al encontrar la forma de unir ciertas historias desde diferentes puntos de vista, jugando con la concepción de nuestra percepción al hacernos pasar por un inicio que plantea un proyecto más del montón para después jalar el telón y mostrarnos el secreto detrás de todo esto cual acto de magia. 

Hay muchos hechos alrededor de esta pequeña producción nacida como un trabajo final de un seminario de actuación. Cosa curiosa, ya que si hay algo que hace que la comedia funcione en esta cinta es la extraña naturalidad de los roles que representan los actores totalmente desconocidos y que de alguna forma llegan a convertirse en una burla a ciertos estereotipos dentro de la industria audiovisual. 

También encontramos pequeñas subtramas donde se habla de la pasión por el cine y de las relaciones familiares, mismas que parecen ir a la par de la cercana relación que se genera en un equipo de producción cinematográfica en donde, como cualquier otro oficio, se crean vínculos tan cercanos como en el núcleo familiar mismo, donde todos buscan apoyarse y así tener como resultado un buen resultado, aún en medio de un aparente apocalipsis zombi. 

Ciertamente, Zombis, Cámara, Acción, es una cinta que juega con las expectativas del público, dándole algo de inicio para después abrir la cortina y mostrar sus mejores cartas, abriendo el telón para mostrar ciertos hilos que provocan el hilarante desenlace que cambia la forma de ver el cine de bajo presupuesto sin duda alguna.

Conclusión

Este filme que por fin encuentra espacio en las carteleras comerciales mexicanas después de tantos años de ser realizada es uno de esos proyectos que refresca la comedia de horror zombi, como lo han hecho Edgar Wright con El Desesperar de los Muertos (2004) o Ruben Fleischer con Tierra de Zombies (2009) antes, recordándonos que el cine tiene una magia no sólo dentro de la pantalla, sino detrás de la misma. 

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