Ya no estoy aquí

La contracultura como escape de la violencia

En el lejano año de 1968, el historiador Theodore Roszak (1933-2011) acuñaba por primera vez un término que a la fecha se manifiesta de diferentes formas en distintos lugares del mundo. Ese concepto era, justamente, la «contracultura», que para Roszak era una manera de que la juventud de los paises desarrollados rechazaba algunos de los valores dominantes de su sociedad.

Actualmente, la contracultura se define como un  movimiento social/cultural caracterizado por la oposición a los valores culturales e ideológicos establecidos en la sociedad. Sin embargo, estos actos pueden surgir por inconformidad como una vía de escape a la cruda realidad en la que viven los jóvenes o incluso como una forma de búsqueda de identidad en medio de una violencia que es inherente y de la cual no hay una salida aparente.

El director Fernando Frías de la Parra combina un poco estas ideas en su segundo largometraje de ficción llamado Ya No Estoy Aqui, donde nos mete de lleno en la vida de Ulises, un joven de Nuevo León que vive en zonas donde la violencia y el narcotráfico son habituales. Sin embargo, deja de lado ese aspecto para enfocarse en la música, especificamente en el movimiento «Kolombia», una contracultura que se basa en el amor a las cumbias en el cual hay diferentes «clanes».

Ubicado en la última parte del sexenio calderonista, específicamente el año 2011, cuando la guerra contra el Narco estaba declarada y dejaba miles de muertos en el país, Ulises y su «clan», los «Terkos», viven y respiran cumbia, alejándose de sus problemas familiares, tratando de huir de ese ambiente pandilleresco hostil cercano que a muchos los llega a absorber. Sin embargo, las circunstancias obligarán a Ulises a huir a los Estados Unidos, donde enfrentará diferentes problemas como la falta de identidad y la problemática de los inmigrantes en este país.

Las virtudes de esta cinta recaen en su narrativa que nos lleva del presente al pasado, mostrándonos un estudio de esta contracultura regiomontana donde la música sirve no sólo como un medio para tener una identidad sino como una forma de rebelión ante el sistema establecido que, en esta ocasión, radica en el estigma del pandillerismo que el Narco establece en esa región del país. Así, la contracultura «Kolombia» destaca como una respuesta, un escape a esa forma de vida que inevitablemente termina con expresiones de violencia.

Still de Ya no estoy aquí / Netflix

Otro acierto del filme es el cómo da importancia al contexto, uno que desde hace años no cambia para ciertas clases sociales que parecen vivir marginadas de mejores opciones de vida y se rigen por las leyes de la violencia y el narco. Incluso también el punto de los migrantes es bien tocado, ya que no sólo se enfoca en las dificultades que alguien de otro país tiene que enfrentar cuando migra, además de las adaptaciones y choques culturales que se dan, sino que explota justamente esa ausencia de identidad o sentido de pertenencia que, mediante la música y la contracultura, Ulises tenía en su natal ciudad.

En cuanto a las actuaciones, es Juan Daniel Garcia Treviño como Ulises el que carga con el peso del relato, mostrándonos ese arco del joven refugiado en su propio mundo de la contracultura «Kolombiana» y que se ve despojado de ella por las situaciones sociales que rodean su entorno, lo cual lo arranca de su identidad propia y sus raices. Al lado de él hay personajes secundarios como Lin, la joven asiática con la que establece un vínculo interesante o todo su grupo de los «Terkos», renegados de una sociedad donde matar o morir pareciera ser el lema establecido en ella.

Sin duda otro punto destacado es la música, puesto que es en ella donde reside el principal punto de este trabajo. Ya sea que los ritmos de Lisandro Meza, Andrés Landero o Aniceto Molina, entre otros, dotan de una identidad no sólo a los personajes de Ulises y los «Terkos», sino a la cinta misma. En cuanto a los aspectos técnicos, la fotografía es interesante y la edición ayuda a que el ritmo de la cinta se vuelva dinámico.

Así, esta nueva cinta de Fernando Frías de la Parra conecta con la audiencia por su crítica social, por su manera dura de mostrar una problemática que en México parece no tener fin pero sobre todo por mostrar una cara diferente de aquellos que a veces viven fuera de la luz, como olvidados, mostrando la importancia de la contracultura como modelo de identidad, como rol integrador y como un intento de escape ante la violencia y pandillerismo que, lamentablemente, se ha convertido poco a poco en la forma dominante de vida de la sociedad.

Conclusión

Ganadora del Premio del Público así como del Mejor Largometraje Mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia del año pasado, sin duda Ya No Estoy Aquí resulta ser una de esas propuestas del cine mexicano que, aunque no pudo alcanzar exhibición en salas de cine, encuentra un lugar para su difusión en Netflix, mostrando que el cine de nuestro país tiene proyectos interesantes y de buena calidad que van mas allá de lo que estamos acostumbrados a ver en salas comerciales.

Sobre el autor

4.5

Ficha Técnica

  • Director: Fernando Frias
  • Guion: Fernando Frias
  • Elenco: Juan Daniel Garcia Treviño, Xueming Angelina Chen, Brandon Stanton

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