Thor: Amor y Trueno – Reseña

Aventura, horror y comedia al estilo Taika

En 1962, el trío de Stan Lee, Jack Kirby y Martin Lieber decidieron darle un toque especial durante la Era de Plata de los Cómics a la publicación de Journey into Mystery. Fue así que, en su volumen 83, apareció por primera vez Thor Odinson y su incomparable Mjolnir, inspirado en la mitología nórdica para volverse una pieza angular de Marvel y eventualmente ser uno de los Vengadores originales.

Thor ha tenido arcos interesantes en su historia dentro de las viñetas. Pero es hasta la llegada del MCU con el actor Chris Hemsworth que el Dios del Trueno tomó un papel que fue desde la tragedia shakesperiana en manos de Kenneth Brannagh en el 2011 hasta la divertida, colorida y alocada versión del Ragnarok de Taika Waititi en 2017.

Y es que esta versión cinematográfica ha pasado por un proceso de transformación que lo ha llevado de ser el orgulloso e imbatible Dios en su primer cinta, hasta la dolorosa pérdida de su familia y una crisis postraumática presentada a lo Marvel, mostrando así un camino del héroe interesante que ahora busca conectar con sus orígenes en lo que puede ser el punto culminante de su viaje, mismo en el que Odinson tendrá incluso que buscar su sitio en un momento en el que los dioses parecen estar en tela de juicio.

Thor: Amor y Trueno ubica al dios nórdico al lado de los Guardianes de la Galaxia mientras trata de encontrar la razón de su existencia a la par en que un oscuro personaje, Gorr (Christian Bale), el Asesino de los Dioses, trata de enseñarle una lección de humildad a todos ellos, renegando de su poder y sus falsas pretensiones, arrasando con varios lugares en el universo hasta culminar su misión. Eso hará que Thor regrese a Midgard y haga equipo con Valquiria (Tessa Thompson), Korg (Waititi) y el regreso de Jane Foster (Natalie Portman) ahora como Mighty Thor para detener los siniestros planes de este villano, pero ¿a qué costo?

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Waititi regresa a la silla de dirección para seguirle imprimiendo su particular estilo cómico a este héroe mitológico, uno que oscila entre lo tremendamente absurdo e infantil hasta el mordaz sarcasmo o las feroces críticas escondidas en sus chistes pero a diferencia de Ragnarok, coqueteando incluso con la comedia romántica. Pero aquí lo equilibra con un drama interesante que le da un toque serio, mismo que oscila hacia el terror de vez en cuando gracias a la presencia de Gorr y hacia escenas de acción coloridas y llenas de poder que demuestran un mejor oficio por parte del realizador.

Una de las partes más destacadas es la música, pues hay una buena combinación de dos factores. Primero existe la partitura de la dupla entre Nami Melumad y el experimentado Michael Giacchino, que funciona muy bien para resaltar ciertos momentos del relato galáctico nórdico que estamos presenciando. Y aquí es donde entra el segundo factor: los temas musicales donde sobresalen cuatro canciones de Guns n’ Roses que quedan de maravilla para energetizar secuencias de acción, así como un par de tracks menos rudos como Our Last Summer de ABBA que además logran formar parte de la narrativa, algo similar a lo hecho por James Gunn con su hasta ahora díptico de los Guardianes de la Galaxia.

Si bien Thor Odinson parece estar en una zona donde ha encontrado su esencia y Hemsworth logra una comunión con esta versión medio chistosa y medio heroica del personaje, son sus compañeros quienes hacen que la balanza se equilibre. Desde la reaparición de Tessa Thompson como la reina de Nuevo Asgard, Valquiria, pasando por el inseparable amigo rocoso Korg con voz del mismo Waititi que lucen como buenos acompañantes para esta continuación del camino del héroe que el Dios del Trueno ha tenido en sus cintas.

Pero son dos actores quienes se llevan las palmas. Una es Natalie Portman, que vuelve como Jane Foster y ahora tiene el poderoso Mjolnir en sus manos para convertirse en Mighty Thor, aunque detrás de ello exista un triste secreto. Aquí, Foster obtiene el desarrollo que no obtuvo en dos apariciones, haciendo a su personaje un poco más complejo y una pieza fundamental para que el amor y el trueno se desaten en la historia, obteniendo al lado de Hemsworth momentos buenos que coquetean con la comedia romántica usual. Sin embargo, es Christian Bale y su rol antagónico como Gorr quien se lleva las palmas, ofreciendo el contrapeso adecuado para que la cinta no se sienta como otro largo chiste.

Su presencia en pantalla impone desde el prólogo del filme, donde comprendemos la esencia de este ser que opta por abrazar la oscuridad y convertirse en ese justiciero que pierde la fe en las deidades, similar a la crisis que vive Perseo en Furia de Titanes, pero aquí llevada al exterminio de esas presencias arrogantes a quienes la humanidad les importa poco. Eso, aunado al buen papel que hace y el aspecto visual que lo rodea hace que se parezca a una figura sacada del horror del expresionismo alemán muy bien manejado por Taika.

Hablando de lo visual, ese es otro aspecto que Waititi maneja muy bien ya que, al lado del diseñador de producción Nigel Phelps y al gran trabajo de la mexicana Mayes C. Rubeo en el vestuario, el mundo galáctico nórdico de Thor cobra vida con mucho color, destacando el hogar de los Dioses lleno de color dorado pero sobre todo el mundo de las Sombras en que vive Gorr, donde esta gran labor se conjunta con el gran ojo del cine fotógrafo Barry Idoine, que le saca jugo a toda esa oscuridad que va ligada al villano.

Trailer oficial de Thor: Amor y Trueno / Marvel Latinoamérica

Conclusión

La cuarta aventura de Thor en cines prueba que Taika Waititi sigue creciendo y aprendiendo cosas como realizador, creando un entretenido viaje lleno de risas, horror y drama a ritmo de rock ochentero que contagia al público. Ames u odies el estilo de Waititi, la verdad es que Thor ha llegado para quedarse y su historia del héroe sigue creciendo de manera positiva dentro del MCU. Veremos hasta dónde vuela Odinson, este ‘sweet child o’ mine’ con todo y sus escandalosas cabras, después de que el amor y el trueno han sido liberados.

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