Una cinta mal dirigida que tiene fallos en su narrativa y que no logra transmitir tensión en ningún momento
Hace un par de años el director británico Johannes Roberts decidió hacer una cinta de supervivencia donde dos chicas quedaban atoradas en una jaula rodeadas de montones de tiburones blancos en medio del mar. La cinta, que en México fue bautizada con el nombre de Terror a 47 Metros (47 Meters Down, 2017), fue un éxito en el mercado norteamericano ya que con un presupuesto de 5 mdd recaudó a nivel local unos 44 mdd totales sin contar lo ganado en otros mercados.
De ahí que era natural la idea de hacer una secuela con ese relato serie b donde la fórmula básica de los tiburones asesinos resultaba atractiva. Sin embargo el resultado final es una cinta bastante mal dirigida que tiene fallos en su narrativa y que no logra transmitir tensión en ningún momento. Esto, en general, define lo que es el «segundo ataque» de Terror a 47 Metros.
Aunque Roberts ha tenido ya un paso en el género del terror serie b con más pena que gloria, esta secuela resulta un sorprendente retroceso en cuanto a la anterior donde se tomaba más en serio y a pesar de tener un final muy similar al de la cinta dirigida por su compatriota Marshall, El Descenso (The Descent, 2009) funcionaba en transmitir cierta atmósfera angustiante sin caer en el completo absurdo.
En esta ocasión, Roberts plantea en su historia el dilema de un grupo de amigas que van de viaje a México con el padre de una de ellas para bucear y pasar un rato divertido. Pero todo se complica cuando descubren de mala forma que el lugar donde están tiene a un tiburón blanco que las acechará en un callejón submarino sin salida. Así de simple y sin mayor complicación ni profundidad en los personajes. Lo que importa es el acto de supervivencia extrema.
Sin embargo, a diferencia de su anterior entrega donde la simpleza era bien ejecutada en una historia un tanto más congruente y con un ambiente mejor realizado, en esta segunda parte los problemas de dirección son evidentes y falla en crear una tensión que debe ser básica en este tipo de películas. Y es que hay secuencias submarinas donde es terrible el uso de la cámara ya que no se distingue nada de lo que pasa, solo se oyen gritos por doquier y no hay una secuencia realmente bien realizada donde se perciba un peligro o ese afán por querer sobrevivir a una situación de este tipo.
Las actuaciones son bastante promedio para ser una serie b ya que el grupo de amigas funciona para lo que debería de ser la cinta: ser la carne de cañón de este animal asesino. Sin embargo, no hay nunca un sentido de preocupación por ellas, que poco a poco caen como fichas en un dominó y que entregan secuencias bastante malas, cayendo en la sobreactuación provocando más risas que angustia en el público.
La historia en realidad es muy simple, no da pie a un desarrollo o arco en sus personajes que son terriblemente planos y que tiene unas situaciones incongruentes, derivativas y carentes de sentido que la van convirtiendo más en una cinta de comedia involuntaria que en un thriller de supervivencia, más cercano a la media que presentó en algún momento Alerta en lo Profundo (Deep Blue Sea, Harlin, 1999), explotando más el absurdo que el suspenso.
A final de cuentas, el bajo presupuesto es notorio pero es notable ver los tremendos descuidos en una cinta que pareciera estar más hecha por sacar dinero, seguir con el mediano éxito de la anterior y que todo deje de importar mas allá de poner a unas chicas en peligro sin importar el qué, cómo o porqué.
Conclusión
Roberts nos entrega una cinta que resulta ser de esas que uno ve cuando de plano no tiene nada que hacer pero de una calidad bastante baja a diferencia de su anterior entrega y que la pone incluso por debajo de clásicos de culto de amenazas acuáticas como Tintorera (Cardona Jr., 1977), Piraña (Dante, 1978), ente otras.
Sobre el autor
Ficha Técnica
- Johannes Roberts
- Ernest Riera, Johannes Roberts
- Sophie Nélisse, Corinne Foxx, Brianne Tju