Un deleite para los amantes de este par de plomeros bigotones
No cabe duda que los videojuegos forman parte de la cultura en que vivimos. Hay franquicias de los mismos que se han vuelto tan claves en nuestros tiempos que Hollywood tiene una asignatura pendiente con ellos al fallar constantemente en llevar la magia que cada uno de esos mundos y narrativas creadas para divertimento del espectador tengan una adaptación decente a la pantalla chica o grande.
Afortunadamente, HBO dio un interesante paso al lado de Naughty Dog con la serie de The Last of Us, ofreciendo algo que respeta la esencia del juego que la inspira sin dejar de lado sus diversas inspiraciones o referencias al género de los infectados a través de una historia entrañable de dos protagonistas desiguales.
Pero ¿qué sucede cuando el objeto de la aventura es uno de los juegos más representativos en la historia de las consolas, aquel que tiene un par de hermanos como centro de atención con vestimenta de color rojo y verde, que además tenían que atravesar diversos peligros para rescatar a una princesa que siempre estaba en otro castillo? El resultado es una nueva adaptación, esta vez animada, de dos personajes graciosos, un par de eternos perdedores que, por azares del destino, se convierten en los grandes héroes. Esos son los hermanos Mario y Luigi en la franquicia de Super Mario Bros.
Universal Pictures, de la mano de Illumination Studios y la misma Nintendo, traen a la vida esta adaptación de una franquicia que comenzó en 1985 con el lanzamiento del clásico primer juego armado por ocho mundos llenos de obstáculos y enemigos, mismo que se ha convertido en objeto de culto pues, en la historia del gaming, resulta ser una pieza fundamental del mismo. Tratando de dejar de lado aquel horripilante live action de los 90s del que ni los actores querían hablar, el reto no era menor cosa sobre todo después de que, en la pantalla grande, las adaptaciones de esta índole suelen ser mediocres u olvidables. Sin embargo, los realizadores Aaron Horvath y Michael Jelenic, mejor conocidos por la serie y película de Teen Titans Go!, apuntan al factor del fan service e incluso la nostalgia al crear todo lo que uno pueda imaginar de los diversos videojuegos de esta franquicia, cayendo en la simpleza absoluta dentro de la trama.
La cinta nos presenta a estos plomeros originarios de Brooklyn que, por cuestiones inexplicables (no es exageración), caen en un universo mágico pero separados. Mientras Mario se encuentra con la princesa Peach y su ‘mejor amigo’ Toad en el Reino Champiñón que se ve amenazado por el incomprendido villano Bowser, el aguerrido fontanero buscará rescatar a su hermano Luigi de las malvadas intenciones del ‘Rey Koopa’ y su destructivo fuego.
Primero hay que hablar de la innegable calidad en la animación del filme. Todo rasgo del Reino Champiñón y los universos que Mario visita después de caer en la tubería equivocada son espectaculares. Entre la adecuada técnica habitual en Illumination de usar los llamativos colores sumado a la respetuosa recreación de todos los elementos de la franquicia hacen que el espectador pueda sentirse dentro del juego. Guiños en exceso a todas las diferentes entregas de juegos son encontrados, poniendo a prueba al fan más acérrimo para verlos todos. Si bien llega un punto de sobre saturación de los mismos, es bastante mágico ser testigo de este esfuerzo hecho con corazón y respeto.
Otro gran factor es la composición, misma que retoma partituras de todas las entregas de juego de Mario para hacer un extraño pero complaciente campechaneado efectivo de los mismos. Esto hace que los temas originales, creados por el japonés Koji Kondo, adquieran una dimensión bastante particular en el debut de Brian Tyler como músico de cabecera. Esto se complementa con una vibra ochentera (cómo no) de algunas canciones de esa época como «Calling Out for a Hero» o «Thunderstruck», que ayudan a crear aún más ese ambiente del cual proviene toda la saga de los hermanos.
La labor de creación de personajes es un tanto dispar. Si bien se respetan los diseños de los videojuegos, Chris Pratt no cumple del todo con su labor. Caso contrario a sus compañeros Anya Taylor Joy, que en todo momento parece mimetizarse con Peach Charlie Day y su asustadiza personalidad en Luigi, Keegan Michael Key como el irritante pero fiel guerrero Toad o Seth Rogen y su inmadurez adulta con Donley Kong. Pero entre todos ellos, quien se lleva la estrella de poder sin duda es Jack Black, cuya interpretación vocal de Bowser es impresionante, incluso si llegas a ver la versión doblada al español. Sus movimientos, momentos musicales y todo en él parece ser un complemento perfecto de personalidades que nos remite a ambas partes.
Hablando del doblaje al español, se agradece que no impusieran talentos improvisados y se le diera una gran oportunidad a actores de doblaje como Héctor Estrada, Roberto Salguero, Raúl Anaya, Ale Pilar o Germán ‘El Conde’ Fabregat que hacen todo lo posible para darle esa misma chispa a su labor como sus compañeros en inglés, aunque no siempre transmitan lo necesario.
Sin embargo, el mayor problema del filme no recae en estos aspectos, sino en una parte clave que, de no ser fan del videojuego, puede afectar drásticamente la experiencia. Es el guion de Matthew Fogel el que causa cierta división entre la crítica y los fans, o incluso el espectador que jamás ha conocido el mundo de Mario. Y es que el también guionista de Minions: Nace un villano o La gran aventura Lego 2 aboga aquí por una extrema simpleza que demuestra tener lo mejor del videojuego, para bien y para mal.
El comienzo del filme y su narrativa resultan ser burdos pretextos para simplemente explotar el efectismo del imaginario creativo de la franquicia, creando si no un gran comercial del videojuego, una experiencia hecha para gamers, fanáticos y pequeños que se perderán en la locura del exceso visual sin darle importancia a lo demás. La historia funge como el clásico relato del héroe pero sin profundidad ni desarrollo o evolución, sólo resalta algunos de los puntos clave en Mario y su relación con Luigi pero deja de lado algo más sustancial en aras del espectáculo de ver algo que se parezca, sienta y se vea como una partida de Super Mario Bros. entre amigos, lo cual no está mal. Incluso los cambios hechos en el personaje de Peach son rescatables para darle cierto empoderamiento. Pero son motivos como los del ‘Rey Koopa’ Bowser, los celos de los que tanto hablaba Vicente Fernández en una canción, que se vuelven un poco absurdos o meramente incidentales como para crear un villano.
Conclusión
Son esos detalles que hacen que la cinta no sea perfecta o la gran adaptación de videojuegos que uno estaba esperando, pero no deja de funcionar como ese vehículo de entretenimiento familiar al que le apuestan. Con todas las alusiones escondidas a Nintendo (por ahí aparecen guiños a Star Fox y Punch Out), dos escenas poscreditos y referencias en exceso (incluso a la infame cinta de los años 90 o a la serie de televisión) y una colorida aventura que se siente como una larga partida de Mario en pantalla grande, Super Mario Bros. La Película es un deleite para los amantes de este par de plomeros bigotones, así como para aquellos adultos nostálgicos que jugaban con el personaje cuando aún se llamaba ‘Jump Man’, pero rodeado de una capa de simpleza que puede funcionar como un arma (o un hongo) de dos filos, acrecentando la experiencia cual carrera de Mario Kart o haciéndola algo meramente palomero que, por momentos, cae en ciertos abismos de ritmo. Pero eso lo decidirán quienes juegue esta partida.
Sobre el autor
Ficha técnica
- Título original: The Super Mario Bros. Movie
- Dirección: Aaron Horvath, Michael Jelenic
- Guion: Matthew Fogel
- Duración: 92 min.
- País: EE.UU
- Año: 2023