Sanctorum - Reseña - Criticinema

El fin del mundo se acerca

El sonido de unas trompetas en el cielo anuncia el fin del mundo tal cual lo conocemos. Es inevitable, la corrupción del alma ha llegado a un punto sin retorno. La única alternativa para purificar aquello que está marchito se encuentra en dejarlo arder para poder reconstruir de las cenizas. A fin de cuentas, el fin de los tiempos solo marca el inicio de unos nuevos.

Estas reflexiones proféticas son las que evoca la nueva cinta de Joshua Gil, Sanctorum, una película que es a la vez un ejercicio documental en tierra mixe y una propuesta narrativa con tintes fantásticos-alegóricos sobre la muerte y la llegada de un nuevo órden espiritual tras una época de profunda corrosión social.

La película, si bien no tiene un protagonista tradicional ni una estructura narrativa a la que estamos acostumbrados, tiene cierta cadencia cíclica que la hace atractiva. En medio de estas viñetas conceptuales, toca temas sobre la decadencia que se vive en los pueblos indígenas, las interminables luchas contra el narcotráfico y los militares que son comprados para callar, las desapariciones y la desintegración de la familia ante la interminable violencia del país.

Enmarcada por una fotografía excepcional y un muy pulido diseño sonoro, la película también destaca por sus escenas con efectos especiales, a las que no estamos muy acostumbrados en el cine mexicano, las cuales son un atisbo prometedor para próximas cintas que se aventuren a realizar propuestas novedosas como lo es Sanctorum.

Sin embargo, la película tiene unos cuantos problemas. El primero es que tiene una crisis de identidad, no se decide entre ser una película de corte realista, pero tampoco de un tinte mágico o terrorífico como se plantea en varios momentos. Esto lleva a sentir una desconexión entre ambos mundos, que si bien es parte del punto, no termina de amarrar más allá del nivel conceptual.

Además, para ser una película de corta duración, tan solo 83 minutos, llega a sentirse pesada en el último tramo y, el tan esperado clímax que toda la película nos ha estado preparando no llega a una resolución satisfactoria. Quizá, de nuevo, ese sea el punto, ya que el fin de los tiempos es descorazonador para quienes lo estamos viviendo, pero no puedo evitar pensar que una mirada tan pesimista hacia la humanidad solo conlleva a más desilusión y a permitir que se sigan perpetrando los mismos actos atroces contra personas inocentes.

Conclusión

Sanctorum es una cinta de corte autoral y, como tal, va anclada al pensamiento de su director y a la historia que quería contar. Sin embargo, no puedo evitar pensar que hay un poco más que podemos hacer de nuestra parte para evitar el fin de los tiempos. Así como plantea en la cinta con el ejemplo de Ricardo Flores Magón como ideólogo de la Revolución Mexicana, el cine también es un testamento hacía cómo combatir aquello que nos aqueja, no solamente esperar a que el fin de los tiempos nos arrase a todos sin posibilidad de evitarlo. El fin del mundo se acerca, claro, pero eso solo pasará si permitimos que así sea.