RoboCop (1987) – Reseña

A 35 años de su estreno y gracias al ciclo especial de clásicos de la ciencia ficción hecho en Cinemex, el cyborg justiciero de las calles de Detroit está de vuelta en un corte del director que explora un poco más la violencia transgresora en su momento del siempre provocativo cineasta Paul Verhoeven.

Consagrándose con el tiempo como uno de los clásicos de culto de los 80, Robocop basa su premisa en un futuro desolador inspirado en la corriente cyberpunk que mostraba el poder de las marcas, la voracidad corporativa y la falta de justicia que se convierte en un vehículo de crítica social interesante en una visión que parece habernos alcanzado.

La historia, para aquellos que la desconozcan, se centra en el agente Alex Murphy (Peter Weller) y su reciente traslado al precinto mas caótico de la ciudad, misma que está sumergida en la criminalidad y la despreocupación de los poderosos que tienen olvidada a la misma con tal de incluir sus principios corporativistas y seguir dominando al pueblo, una especie de gentrificación dominante.

De ahí, Murphy y su compañera, Lewis (Nancy Allen) tendrán un desagradable encuentro con una banda salvaje de criminales liderada por Boddicker (Kurtwood Smith) que derivará en la muerte del honesto agente y en el posterior nacimiento del súper policia Robocop, auspiciado por OCP, empresa privada que es dueña del servicio policial y que busca imponer su forma de hacer las cosas a toda costa.

Mas allá de la cuestión humanitaria y el dilema del hombre vs la máquina que es reflejado en Murphy/Robocop, hay que destacar que la visión de Verhoeven resultó impactante por el uso de la violencia y la poco alentadora mirada a un futuro distante pero cercano, uno que parece, a tres décadas y media de distancia, nos alcanzó y emparejó en ciertas situaciones, para bien o para mal.

Esta versión del director no agrega escenas largas ni cambia la esencia del relato, sino que decide ampliar en algo que no pudo mostrar: la excesiva violencia que funcionaba como sello de la extravaganza de ciencia ficción usada siempre por Verhoeven, misma que se puede apreciar en obras como Total Recall (1990) o Starship Troopers (1997), misma que recortó en esta cinta debido a la alta exigencia de la MPAA que pudo censurar su estreno de no acoplarse a sus reglas.

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Aquí, la muerte de Murphy es salvaje, un acto duro que pareciera ser una declaración acerca de la violencia en la sociedad y la deshumanización de la misma en una realidad donde la guerra, los enfrentamientos armados y otros cuantos dilemas parecieran un chiste que solamente merece menciones en un noticiario como si no fuera algo trascendente.

Esa frialdad domina la cinta, pero tampoco busca aleccionarnos con mensajes de redención o de justicia, pues violencia genera violencia y Robocop/Murphy acaba motivado por la venganza hacia aquellos que lo victimizaron, mostrando que la injusticia social no sólo es a nivel bajo sino en la corrupción del mismo sistema que inhabilita la posibilidad de ejercer la ley. Incluso cuando así sucede, es por el camino de la fuerza y la ejecución.

Esos elementos sociales que marcaban ese futuro distópico parecen estar aún más presentes en estos tiempos, en que la violencia es divertida mas no cruel o fría, la insensibilidad es permeable y la reflexión acerca del futuro es algo que se convierte en el duro presente, por lo que la reflexión en nuevas generaciones queda volando para solo apreciar a Robocop como una figura heroica impoluta que es masacrado por sus superiores.

Sin embargo, elementos visuales y sonoros son maravillosos y trascienden la era ochentera de su realización. La imagen del destrozado Detroit de Robocop podría ser la viva imagen de aquellas ciudades en las que la hambruna, la crisis económica o la post pandemia tuvieron mayor impacto y cuya solución radica no en ayudarlos sino desaparecer el problema mediante una gentrificación que aparentemente mejore el panorama, aunque por dentro siga podrida.

Otro aspecto interesante son los efectos visuales, mismos que involucraron a un maestro del stop motion y los efectos prácticos, Phill Tippet, que a la fecha pueden parecer pasados de moda o muy falsos en este tratamiento a 4K pero que, de alguna forma, también son testigos de una era en la que un cyborg impartiendo justicia era algo impensable, recordándonos como otras cintas de esa época, que la tecnología puede ser aliada o monstruosa, según convenga.

Aunque los típicos colores neon asociados con el cyberpunk están ausentes, es en el ambiente creado por Verhoeven y sus asistentes de fotografía y dirección de arte que el espíritu de esa corriente se percibe constantemente y resuena aún tanto en los fans de la cinta como en aquellos que la miran por primera vez. 

Conclusión

Con dos secuelas en su haber que intentaron explotar de mayor forma muchos de esos temas que Verhoeven enfatizó en su cinta del 87, incluyendo una con Frank Miller involucrado, además de un pésimo remake en este milenio que eliminaba los aspectos más violentos por una versión mucho más edulcolorada y suavizada, Robocop es una de esas joyas que permanecen como referente de una época en la que el futuro parece habernos alcanzado, o hasta superado.

Sobre el autor

Ficha Técnica

  • Dirección: Paul Verhoeven
  • Guion: Edward Neumeier, Michael Miner
  • Reparto: Peter Weller, Nancy Allen, Dan O’Herlihy
  • Duración: 102 min.
  • País: EUA
  • Año: 1987