Luna, 66 preguntas – 40ª Foro Internacional de Cine

Cuando las dificultades quiebran el distanciamiento

Los conflictos familiares y sus posteriores efectos, han funcionado como motores de películas en la superficie sencilla pero que esconde un cúmulo de temáticas discutidas tanto por sus premisas como por sus diálogos, incluso hasta en su puesta en escena sirviendo, a su vez, como un gran motivante para explorar otras latitudes geográficas como lo son los países de Europa del Este, los países nórdicos o las islas del sur (Grecia y Chipre).

Entendiendo esto, Jacqueline Lentzou debuta en largometraje como directora con Luna, 66 preguntas, un drama que aprovecha los recuerdos, el distanciamiento entre padre-hija y los rasgos culturales de su natal Grecia para regalar una cinta interesante.

Cuando una grave enfermedad golpea a su padre, Artemis regresa a Atenas después de una ausencia de algunos años. Siendo hija única de padres divorciados, Artemis siente la obligación de cuidar de él mientras se somete a una intensa rehabilitación. Padre e hija se embarcan en un viaje de autoconocimiento y revelaciones que anuncia un nuevo comienzo para su relación.

Lentzou, a través de su dirección estática, consigue relatar y retratar de buena manera todas las aristas de la relación Artemis-Paris. Con los vídeos tomados en la década de 1990, la directora le da una fuerza interesante a las diferentes anécdotas a la vez que el espectador conoce mucho mejor el antes para conectar de mejor manera con el ahora definido por la decadencia en salud del padre.

El 16 de julio inició la 40ª edición del Foro Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. Consulta la programación en el sitio web de la Cineteca Nacional.

La paleta de colores vívida y la iluminación que complementa los momentos de felicidad de la hija con amigos o con ella misma, contrastan con la opacidad y la tensión tanto de las sesiones de rehabilitación como del ánimo variable del progenitor que borra la sonrisa de su vástago.

De ritmo pausado que sirve para aumentar el efecto de los altos y los bajos de la recuperación de Paris, Jacqueline regala postales a una casa que crece con estas tomas, un sinónimo de la inmensidad de aquellos momentos de incomodidad en detrimento a lo fugaz de esos momentos de plenitud que vive Artemis. Eso sí, cuando el último giro se presenta, el impacto emocional resulta gratificante para el espectador.

Las actuaciones son de alto nivel. Sofia Kokkali encarna a la hija que cuenta con frialdad lo que le pasa a su padre pero que a la vez se preocupa por él, hace un esfuerzo por ayudarle pero sobre todo cuidarle. Lazaros Georgakopoulos regala una interpretación magistral donde se transmite la incertidumbre de las enfermedades degenerativas, plasmando las dificultades en el movimiento físico, el hablar, el ritmo de vida y las relaciones personales que se erosionan.

Conclusión

Luna, 66 preguntas es una cinta contemplativa pero que logra resaltar que el amor familiar puede superar los mayores obstáculos, destrozando el distanciamiento y favoreciendo la reconciliación que muchas veces se necesita.

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