Kayara: La princesa Inca

Una princesa de muchas culturas

La animación ha mostrado ser una vía para contar historias que, de otra forma, podría ser complicado llevar al cine. Asimismo, poco a poco se ha abierto un mercado variado en el que coproducciones diversas de países como Argentina, Bélgica, Francia, España o Alemania, por citar algunos, experimentan para mantener vigente este tipo de cine a base de historias que no apelen solamente al público infantil, sino que muestren también situaciones más complejas o historias más atrevidas.

Con Kayara: La princesa inca, se da un caso que queda a medio camino pues los codirectores César Zelada y Dirk Hampel, gracias a una asociación entre Perú y España, se sumergen en una cultura que otros estudios muy importantes han reflejado muy a su manera en títulos como El camino hacia El Dorado (2000) o Las locuras del Emperador (2000): la inca, todo a través del sueño de una chica llamada Kayara, cuya mayor aspiración es ser chasqui, una mensajera de gran resistencia y velocidad al servicio de Imperio Inca. 

Producida por Tunche Films, compañía productora que a su vez lanzó Ainbo, la Guerrera del Amazonas (2021), es la segunda vez que crean un relato que busca mostrar algo distinto sobre esta cultura a través de una cinta de animación latinoamericana con un enfoque especial que no occidentaliza las formas, pero que si ofrece una mirada nueva sorbe la Amazonía peruana y la riqueza de los incas a través de una heroína clásica a todas luces.

Enfrentando diversos retos para la animación particular del filme, misma que captura la belleza de lugares como la legendaria ciudad inca de Paititi. Es por ello que en Kayara, más allá del particular estilo de animación que utiliza, resalta en sobremanera el aspecto del diseño tanto de los personajes como de todos los escenarios que construyen esta aventura. Como dato interesante, Zelada tomó aspectos que no necesariamente son tan incáicos como uno creería, pues suelen ser muy lineales. Por ende, la inspiración surgió de otras culturas cercanas a las que el Imperio Inca tomó como referente, como la arquitectura Chavín, las ornamentaciones Chimú o el vestuario Sipán, esto para darle una mejor vida a todo.

A nivel historia, Kayara tiene un par de fortalezas que conectan con cierto público joven, pues muestra la importancia de seguir un sueño hasta cumplirlo mediante una protagonista que, además, es el parteaguas para romper una estructura estrictamente patriarcal. Es ahí que el dilema de esta princesa inca se fortalece, pues es bien sabido el rol que tenían las mujeres en esta cultura donde solamente se dedicaban a la crianza de los hijos y animales o al trabajo del campo, pero jamás a algun puesto importante dentro de la estructura de poder de la misma.

Sumado a ello, Kayara le mete unos elementos fantásticos inspirados directamente de las creencias y tradiciones andinas. Esto ayuda a que exista un aire de misticismo que ayuda por completo a la narrativa del relato, sin embargo no evita que el filme se sienta como un repaso de varias historias hechas previamente que tocan los mismos puntos, como Mulan (1998) o Raya y el último dragón (2021). Es esa la principal debilidad de esta producción peruana-española. 

Aunque se aprecia que sea un personaje que desafíe los roles de género al representar una lucha por la igualdad mientras sigue su camino rumbo a su propia superación personal, Kayara, la princesa inca, adolece también de un ritmo que se vuelva atractivo para el público, ya sea los más jovenes como los adultos. Incluso el villano se siente como un refrito de la antes citada El camino hacia El Dorado, siguiendo la misma motivación e incluso la misma alianza con los conquistadores que, claro está, son las figuras por naturaleza amenazantes no sólo de la cultura inca, sino de toda América.

Otro aspecto a analizarse es el ritmo que tiene el relato, mismo que, por momentos, se llega a sentir pesado. Asimismo, con detalles como algunos fundidos a negros que no funcionan del todo,  le quitan fuerza a un interesante y original relato cuya mayor virtud es ese punto de vista único sobre esta cultura. A pesar de esos líos, hay otro punto que destaca como es la música, compuesta por Toni M. Mir, que resalta justamente esos sonidos tan característicos de la cultura inca que es bien representada en esta aventura a la que le falta un poco de alma.

Conclusión

A pesar de esos pros y contras, Kayara: La princesa inca es un ejercicio aplaudible por parte de esta productora latina que busca resignficar los valores de estas culturas propias, creando un personaje que, con todo y los tropezones en el camino o los clichés a los que recurre, funciona para llegar a la meta y, al menos, ensalzar no sólo al poder femenino de forma inteligente, sino a toda una cultura que, aun en estos tiempos, sigue cayendo en los criterios del patriarcado y batalla constantemente con los aires de los conquistadores aunque de otra forma. 

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