Judy

La tragedia detrás del arcoíris

En algún lugar sobre el arcoiris existió la trágica historia de una estrella joven de la época de oro de Hollywood, una artista que creció rodeada de las amenidades y locuras del teatro de variedades en su núcleo familiar, lo que la llevó a realizar una cinta inolvidable (El Mago de Oz, Fleming, 1939) gracias a su presencia e inocencia pero, sobre todo, el portento de voz que tenía.

Esa historia al estilo Nace una Estrella (Cukor, 1954) terminó su camino mágico y de brillo en una muerte súbita que sería el fin de esa meteórica pero larga carrera en la que los fantasmas del pasado, los abusos, la eterna soledad y el mal camino tomado por las estrellas juveniles a la sombra de sus padres. Así de emocionante y trágica fue la vida de Judy Garland.

Toca al director Rupert Goold en su segundo largometraje justamente hablar de ese período gris del ocaso de una estrella, aquella que alguna vez fue denominada como la «American Sweetheart», o novia americana en Judy, donde somos testigos de los últimos tiempos de esta legendaria actriz y cantante en su eterna lucha consigo misma donde tuvo que realizar una gira en Londres para (sobre)vivir y mantener unida a su familia.

De la mano de Renée Zellwegger, quien interpreta a la diva Garland, somos testigos de los últimos tiempos en los que esta estrella ahora caída en desgracia tiene que hacer para conservar su estatus y a su propia familia. Es así que Garland, con su infame reputación y sus constantes problemas de actitud encuentra lo que pareciera ser una última oportunidad en Inglaterra.

Es en esta etapa de su vida donde podemos ver las consecuencias de los años duros que tuvo en su formación mediante vistazos a su pasado, donde comprendemos los orígenes de las adicciones, los prejuicios y ese sentimiento de soledad absoluta que la agobiaba ante una meca que la absorbió para convertirla en un ícono de belleza hollywoodense sin importar las maneras.

Cinépolis Distribución

El principal atributo de la cinta es, por mucho, Zellwegger, quien representa de muy buena manera a Garland en esta etapa final de su carrera regalándonos, sobre todo en los números musicales una interpretación muy destacada al hacer suyo al personaje. Ver sus manerismos, la manera de hablar, los bailes, hacen que sea una fotografía viviente de Garland, parecido a lo que hemos visto en recientes biopics con Mercury en Bohemian Raphsody (Singer, 2018) o con Elton John en Rocketman (Fletcher, 2019), dotando de un realismo increíble al filme.

Más allá de la actuación principal, también tenemos los números musicales destacados donde se hace gala no sólo del esfuerzo de Zellwegger por cantar, sino que toma canciones representativas como The Trolley Song, Get Happy, Come Rain or Come Shine y la clásica Over The Rainbow para entregar escenas que van desde lo íntimo y emotivo a lo espectacular y glamouroso, sobre todo en la primera mitad de la cinta.

Incluso la labor en aspectos de fotografía y en diseño de vestuario es bastante destacada, ubicando bien la época en que se ubica y dándonos un vistazo a esos destellos de esta estrella venida a menos por sus decisiones los vetos y problemas que no tenían que ver en absoluto con su talento. La fotografía nos acompaña con diferentes tonos por ese viaje emocional de Garland que vemos en pantalla, lo cual ayuda a transmitir ese sentimiento en su narrativa.

Cinépolis Distribución

Pero el problema con Judy no radica en Zellwegger ni en los valores de producción sino en la historia, la cual en su segunda mitad cae en un excesivo melodrama de fórmula que remite a dramas televisivos. Este sentimentalismo un tanto barato le quita fuerza al relato el cual sobrevive meramente por los esfuerzos de la protagonista y el carisma que transmite. Si bien hay situaciones destacadas como un par de personajes curiosos o el quinto esposo de Garland (interpretado por Finn Witrock), esas partes hacen que la cinta adolezca en su ritmo.

La falta de equilibrio entre el drama y el musical hace que la de por sí trágica historia de Garland caiga en los convencionalismos del género alejandola del crudo relato del ocaso de una estrella al estilo de Billy Wilder (Sunset Blvd., 1950) para entregarnos un drama correcto que depende enteramente del carisma de su intérprete principal, sobre todo en la segunda mitad de la cinta para, eso sí, cerrar de manera  emotiva. A pesar de que la cinta no ahonda del todo en el drama detrás del arcoiris, Judy nos entrega una biopic de fórmula, correcta y bien hecha que decide dejar de lado las causas del drama o los momentos más duros en la vida de Garland para dejarlo en meras menciones, enfocándose en darnos una despedida o hasta un recordatorio del brillo de esta diva hollywoodense que buscaba siempre el amor, alguien que la acompañara en sus desventuras o simplemente el aplauso de un público que ciertamente no se ha olvidado de ella.

Trailer de Judy

Conclusión

Judy resulta ser una biopic dramática de fórmula con buena manufactura pero inferior a otras cintas del mismo corte que funciona más como un recordatorio a las generaciones recientes acerca del legado de esta artista que más allá de su trágica vida y su final también es un reflejo de cómo ese viaje a través del arcoiris puede no terminar de las mejores maneras.

Sobre el autor

3.5

Ficha Tecnica

  • Dir. Rupert Goold
  • Guion: Tom Edge
  • Elenco: Renée Zellweger, Jessie Buckley, Finn Wittrock

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