Ghostbusters: El Legado – Reseña

Un homenaje nostálgico y a la altura de los clásicos

Ambientada tres décadas después de los acontecimientos de la película de 1989, una madre soltera (Carrie Coon) y sus hijos, Phoebe (Mckenna Grace) y Trevor (Finn Wolfhard), intentan adaptarse a su nueva vida en una espeluznante granja en Oklahoma.

En ese lugar, encuentran las reliquias de su misterioso abuelo y aunque no se ha visto un fantasma en 30 años, eso está apunto de cambiar debido a terremotos extraños y fenómenos inexplicables que suceden en la ciudad.

Con una carrera destacada como director que incluye títulos como Juno, Tully o Up In The Air, Jason Reitman imprime su calidad visual y encanto narrativo para entregar una cinta que posee balance entre drama y acción la mayor parte del tiempo, dotando de emoción en las secuencias donde los fantasmas deben ser combatidos por la nueva generación de cazafantasmas.

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Reitman refresca la franquicia gracias a una historia que introduce la nostalgia de una manera orgánica y respetuosa con las anteriores entregas. Esto se logra por un tono cómico acorde a los personajes, una correcta implementación de elementos como el ECTO 1, las pistolas de protones o hasta material audiovisual que hace homenaje a aquella década de 1980, con su respectivo desgaste en la superficie pero que está intacto en la esencia, todo esto conseguido por la valiosa supervisión de Ivan Reitman, padre de Jason y director de las dos primeras películas de este legendario equipo de científicos.

Hay que reconocer que la parte visual es de un alto nivel, misma que se complementa por el uso de efectos especiales prácticos en equilibrio con los generados por computadora. Cada aparición de fantasmas, villanos, armas, trampas, trajes o diversas referencias a las originales entra en el momento ideal para generar emoción, aplausos y satisfacción tanto para fans como para público nuevo en este universo cinematográfico.

El ritmo de la cinta va de menos a más, teniendo una primera parte que establece a fuego lento los nuevos personajes, continúa con lo abordado hace 30 años y muestra los aspectos estéticos (una combinación de ambos Reitman) que podrán disfrutarse, siendo está mitad la que quizá le quite puntos al resultado.

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En la segunda parte, la emoción, nostalgia y acción alcanzan su mejor nivel, demostrando que la frescura de lo icónico no requiere de elementos forzados o de una calca de la base creativa. Justamente en el clímax, Jason Reitman hace quizá uno de los mejores homenajes de los últimos años, ejecutando impecablemente el momento dramático que resulta la clara señal de que el espectador está ante un potencial nueva era dentro del mundo de los cazafantasmas.

El cast es una grata sorpresa que funciona y tiene química. Mckeenna Grace interpreta a Phoebe, una peculiar pero interesante niña científica, una extensión de Egon Spengler en la actualidad. Finn Wolfhard encarna a Trevor, una repetición un tanto descafeinada de su papel de joven insolente y un tanto molesto que aquí muestra una evolución que ayuda a que el personaje encuentre su importancia como conductor del Ecto 1. Logan Kim es Podcast, el alivio cómico de la cinta y cuyas intervenciones funcionan. Paul Rudd aporta su vena humorística de buena manera como el Profesor Grooberson, que además posee afinidad con Carrie Coon, quien hace de Callie, la madre de Trevor y Phoebe.

Conclusión

Ghostbusters: El Legado es la prueba inequívoca de que la nostalgia puede compenetrarse con la renovación creativa. Aunque el drama pueda quitarle puntos al resultado, lo cierto es que Jason Reitman confirma que mientras exista amor y compromiso con un proyecto, la calidad está garantizada.

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