Five Nights at Freddy’s – Reseña

Los animatrónicos más famosos llegan a la pantalla grande

En 2014, Scott Cawthon sorprendía al mundo del videojuego con una premisa sencilla: el jugador debía encarnar a un guardia de seguridad en una pizzería con peculiares animatrónicos que por las noches cobran libertad y, por ende, representaban una amenaza a la que se debía sobrevivir durante 5 noches con la prueba de no perder de vista a estos personajes.

El éxito fue apabullante pues llegaron 10 títulos principales, varios spinoffs y hasta novelas escritas. El siguiente paso fue llevar este fenómeno al cine y es con esto que llega la adaptación cinematográfica, una película que promete enamorar a los fans más acérrimos de la franquicia y acercar al público general a este universo. 

La sinopsis en esta ocasión es la siguiente: un problemático guardia de seguridad empieza a trabajar en la pizzería Freddy Fazbear’s. Mientras pasa su primera noche en el trabajo, se da cuenta de que el turno de noche en Freddy’s no será tan fácil de sobrellevar.

Emma Tammi, quién ya hizo su debut con la cinta de terror The Wind, entrega una cinta que le da más dimensión a la premisa original con una subtrama en la que el trauma llevará a Mike, el protagonista, a trabajar en la pizzería y que es con la situación complicada que vive que la necesidad por obtener a la vez que conservar este trabajo lo mantiene avante.

Tammi sigue los preceptos clásicos del thriller psicológico sumando el tema de los recuerdos, los sueños y el de dejar pasar los traumas que pueden torturar a quien los ha sufrido. Esto le da un centro narrativo que permite establecer de buena manera un lore que en su canon ha sido irregular, buscando cierta estabilidad al momento de establecer las reglas y personajes.

Hay que decir que hay giros que funcionan bastante bien y, lamentablemente, también hay resoluciones un tanto predecibles por irse con ciertos clichés en la ejecución del guión. La duración se aprovecha de buena manera para todo lo que se abarca, así como de una fotografía que hace de lo anterior algo disfrutable a la vista.

Los animatrónicos que son reales y con efectos que en su mayoría son prácticos, se posicionan en el aspecto más notable de la película. Es innegable que el diseño de producción y el respeto por lo visto en el material base, serán puntos bastante positivos para los fans de esta serie de videojuegos, con muchas referencias tanto visuales como musicales, con gratas recompensas que todo adepto podrá disfrutar.

Sin embargo, uno de los elementos en los que la película queda a deber es la falta de mayores escenas explícitas. Hay poco gore y se utilizan recursos de la cámara que dan entender en lugar de mostrar, algo que puede explicarse por una búsqueda de bajar la clasificación para que muchos de sus fanáticos (regularmente desde infantes) puedan entrar sin problema a las salas de cine.

Las actuaciones son adecuadas, teniendo una buena labor de Josh Hutcherson como Mike y a un excelente Matthew Lillard como un personaje importante que en el clímax sorprenderá a más de uno con su sólida interpretación. Por parte de Elizabeth Lail como Vanessa Shelly (policía que es adepta al restaurante) y Piper Rubio interpretando a Abby (hermana de Mike) ambas consiguen llevar a buen puerto sus participaciones.

En cuanto a la música, resulta en una carta de amor a la franquicia con temas que no podían faltar y que se incrustan en los momentos oportunos, resaltando el espíritu del juego. También ver a los animatrónicos con temas de la década de 1980 mismos que se ven elevados por algunos materiales audiovisuales que remiten a esa época y a la vibra que tiene la pizzería, es sin duda un punto positivo.

Aunque no revolucione ni propone nada nuevo en su género, Five Nights At Freddy’s es una opción imperdible para los fans de este popular videojuego y quizá un buen inicio para aquellos que quieran comenzar en este tipo de películas. No obstante, para el público general y quienes no sepan nada de la franquicia, el filme podrá resultar en una película más para esta temporada, pasando un buen rato pero sin sorprenderse como uno podría esperar.

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