¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret - Reseña

Una producción que tiene corazón

Por Sinuhe Carbajal

Sigo sin recordar, al menos con precisión, que tipo de problemas me achacaban a los 11 años. Es probable que el lector sí recuerde. Pero afortunadamente, para los olvidadizos, distintas cintas y materiales filmográficos pueden ser una guía un tanto fidedigna de ellas. Desde romances infantiles, como en ABC del amor, hasta relatos basados más en los cambios físicos y de mentalidad, como en Big Mouth. Distintas perspectivas con distintas tonalidades se han hecho siempre presente.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret es una cinta que se recarga en un libro de Judy Blume del mismo nombre. Es Kelly Fremon quien realiza una primera adaptación de la novela setentera y que se sigue ambientando en este periodo.

La historia es acerca de Margaret Simon quien sufre una descolocada en su vida, a su corta edad de once, tras mudarse y experimentar los cambios que esto conlleva: casa, amigos, escuela, etcétera.
A estas circunstancias se «traslapa» el hecho que Margaret se encuentra en el periodo de cambios hormonales y físicos; propios de la pubertad. Aspecto que exacerba la nueva y completamente distinta realidad de la protagonista. Y para rematar, Margaret se ve presionada por miembros de ambos lados de su familia con dos visiones religiosas diferentes y que parecen no tener punto de encuentro. De un lado, el paterno, se encuentra el judaísmo y por el otro lado, el materno, se tiene el cristianismo.

De igual forma que el libro, la película muestra un viaje que recorre su protagonista para descubrirse a sí misma en diferentes ámbitos. Pues como se menciona antes, su cuerpo va cambiando en sincronía con aspectos de su vida. Y es que una de las múltiples “paradas” de su viaje la orilla a entrar en contacto con ambas religiones, que han sido motivo de conflicto en su familia. Aproximándose a ellas sin prejuicios y por mera curiosidad, como lo haría seguramente cualquier niño.

Algo que resulta curioso, por no decir menos, es que, en las dos ramas principales de su exploración, la hormonal y la religiosa, está presente la precipitación. En el primer caso es ella queriendo crecer antes de tiempo, motivada por sus amigas de la misma edad; pues desean experimentar cosas de la manera más pronta posible. En el otro caso, el religioso, la protagonista realiza su exploración sin tener detrás alguna ambición personal al respecto, pero es aquí donde sus abuelos buscan precipitar su “decantación” por alguna de las dos religiones: cristianismo y judaísmo. Mostrando el gran error en el que están cayendo ambas partes.

La directora logra construir una película para toda la familia con momentos que contienen un humor encantado y asertivo con el mensaje que proyecta. Sin duda, es una producción que tiene corazón.