El Exorcismo – Reseña

El deslucido regreso de Christopher Smith

Los relatos de casas malditas o maldiciones relacionadas con la religión se han abordado hasta el agotamiento, dando como resultado propuestas que no aportan nada nuevo al género. La creatividad, profundidad y magnetismo que décadas atrás enganchó a todo tipo de generaciones, parecen perdidas en un mar de producciones que dan la sensación de pertenecer a una línea de ensamblaje.

Con todo por ganar en este contexto dada su experiencia en el género, Christopher Smith regresa al terror con El Exorcismo, una cinta que pese a su potencial termina por ceder a lo genérico.

Un reverendo, junto a su esposa e hija, decide mudarse a una mansión que oculta un terrible secreto. Cuando un espíritu vengativo comienza a perseguir a la niña, los padres se ven obligados a enfrentarse a sus creencias o perder a su hija.

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Las locaciones, la música y el vestuario resultan de buen nivel, logrando por grandes lapsos transportar al espectador a la década de 1930, especialmente al periodo de mayor apogeo de nazismo, mismo que se ocupa para hacer un señalamiento nada sutil al papel indolente e incómodamente neutral que muchas de las religiones tuvieron respecto a Hitler y sus decisiones.

Estos aspectos no pueden brillar debido a una dirección que cumple con lo mínimo para dotar al lenguaje audiovisual un poco de dinamismo aportado por escenas que buscan causar shock. Su ritmo lento se debe en gran medida a una edición que no funciona, que quita de ese clímax necesario para este tipo de películas o, de plano, no cierra con muchas de las situaciones.

Se proponen diversos aspectos interesantes sin desarrollarlos, algo que afecta a la misma interpretación de los diferentes actores. Esto se contrarresta por la labor de Anya McKenna-Bruce que tiene algunos momentos de brillo como Adelaide, o John Heffernan, que encarna al reverendo Linus, personaje en el que mejor está desarrollado el conflicto entre creencias, tentaciones y una verdad por demás llamativa pero que no se toca demasiado.

Conclusión

El Exorcismo no puede expulsar esos demonios que aquejan a este tipo de filmes, con gran potencial limitado por una realización basada en el encargo.

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