Un inicio desangelado de la fase 5 del UCM
Corría 2019 y Avengers: Endgame conquistaba la taquilla, cerrando de manera triunfal una etapa gloriosa para Disney-Marvel que había sido el punto culminante para una burbuja creativa que los fanáticos más acérrimos no habían querido aceptar.
La cuarta fase llegó con la dupla cine-Disney+ y los problemas comenzaron en todos los sentidos: producciones con menor calidad, con un apartado visual pobre que no se explicaba de los elevados presupuestos, directores y guionistas que aceptaban con cinismo su desprecio por los cómics, enfrentando a los abnegados fans con discursos de ciertas agendas, así como de un desaprovechamiento de elencos de alto nivel que solo los millones pueden comprar.
Experimentación que se agradece en la intención pero que en ejecución fallaban estrepitosamente, las ganancias decayeron y este universo cinematográfico pasaba de ser un evento esperado a contenido más del montón. La quinta etapa llegaba con la promesa que Scott Lang junto a las posibilidades que ofrecía el Reino Cuántico podían remontar esa tendencia negativa gracias a unos prometedores avances que habían elevado las expectativas ante la explosión de esta burbuja que ahora todos han visto de manera tardía.
El momento de estreno de la tercera cinta de Ant-Man, la segunda en coprotagonismo con Wasp, ha llegado y la nueva era dentro de esta serie de películas de la “Casa de las ideas” con Kang: El conquistador como nuevo villano central ha comenzado.
Scott Lang (Paul Rudd) está disfrutando su vida como Vengador ahora que no hay tantos problemas, es famoso y todo el mundo le agradece su trabajo. No tiene nada que le desagrade, pero esto cambiará pronto. El conocido como Ant-man y Hope Van Dyne (Evangeline Lilly), más famosa como la Avispa, tendrán que enfrentarse a nuevos problemas cuando debido a un experimento fallido acaben en el Reino Cuántico junto a los padres de Hope. Allí descubrirán interesantes criaturas nunca soñadas y vivirán aventuras alejadas de los Vengadores.
Peyton Reed continúa en la dirección de las andanzas del superhéroe hormiga. Para este ocasión, se hace notable la influencia de Star Wars e incluso, se siente como una cinta que bien podría entrar en dicha saga por las semejanzas en la construcción de mundo, en los vuelos que se realizan dentro de este mundo y una estética que bien podría percibirse como reciclada de lo que se utilizó en la última trilogía galáctica.
También se puede señalar que los actores han encontrado una zona de confort con sus personajes pero es gracias a su compromiso y amor por dichos papeles que se siente una evolución que no traiciona sus esencias. Paul Rudd, Evangeline Lilly, Michael Douglas y Michelle Pfeiffer posee una química que hace de cada una de sus interacciones lo que soporta la cinta, haciendo una buena mancuerna con la ascendente Kathryn Newton como Cassie Lang y con Jonathan Majors, quien se roba la pantalla gracias a su excelente interpretación como Kang.
El ritmo de la película es, en general, ágil, con algunos momentos de pausa para introducir facetas dramáticas que sirven para construir tanto el trasfondo de Janet en su andar por el Reino Cuántico como de las motivaciones del villano a derrotar, un panorama que ahonda lo mostrado por la serie Loki, la cual se ha posicionado como la guía más sólida a seguir para el devenir de la historia conectada.
No obstante, esos puntos positivos se ven opacados por un cúmulo de malas decisiones que son síntomas de la crisis en la que se encuentra Marvel. Lo visual es mayormente de bajo nivel, con una pantalla verde mal implementada, distrayendo de una belleza que se ha trabajado en el mundo que pudo ser impresionante. Parecería que el render no se concluyó o que los recursos han sido reducidos por creer que se puede vender sin tapujos cualquier cosa con el símbolo rojo de la gran M.
Quedó atrás lo que se había conseguido en la primera película de este tridente de producciones, en la que emocionaba conocer ese lugar oculto, diminuto pero estimulante que era lo cuántico. Ya ni hablar de un CGI que aún se puede reconocer como destacado pero que a más de 7 años ha quedado a deber, siendo la aparición de M.O.D.O.K una lamentable incorporación que fracasa en apariencia y en construcción del personaje.
No hay sensación de riesgo, no hay atrevimiento para la confección de una historia ya vista muchas veces, que entretiene pero que no ofrece mucho. Esto se traduce en actores invitados que solo están anecdóticamente, sin darles el peso que se merecen en las historias de la familia Pym, especialmente en la de la Wasp original y que había resultado un aliciente conocer su experiencia en su estancia en ese lugar fuera del espacio-tiempo.
Tampoco está claro cómo funcionan las reglas de este nuevo sitio, las cuales parecen cambiar dependiendo de la trama, con una inmensidad de conveniencias de guión que solucionan los problemas. Eso sí, hay un par de escenas que valen la pena pese a que vienen como resultado de lo anterior.
La imaginación del mundo tiene potencial pero es cierto que las criaturas parecen una copia de Strange World y los seres más inteligentes de este espacio parecieran cosplays de calidad media de otras franquicias, alejando todo de una credibilidad que es necesaria para establecer una historia con elementos de ciencia ficción.
Y es que Ant-Man and the Wasp: Quantumania está por encima de la media de las últimas producciones del UCM, entreteniendo lo suficiente para ser una película “palomera” pero que es desangelada, tanto como para ser la introducción a otra fase del UCM.
Sobre el autor
Ficha técnica
- Dirección: Peyton Reed
- Guion: Jeff Loveness
- Reparto: Paul Rudd, Evangeline Lilly, Jonathan Majors
- Duración: 125 min.
- País: EE.UU.
- Año: 2023