El Gato con botas 2: El último deseo – Reseña

Una secuela efectiva y una bocanada de aire fresco animada

En 2004, la secuela de Shrek sorprendía al mundo entero con una historia efectiva, soundtrack inmejorable, a la vez que un humor que es inmune al tiempo pero sobre todo, por la entrada de nuevos personajes que se robaron la cultura pop. De entre todos estos nuevos miembros del universo del ogro verde, resaltó de inmediato El Gato con Botas, quién con la voz de Antonio Banderas y un carácter intrépido a la vez que tierno, se volvió uno de los protagonistas de lo que sería la saga líder de DreamWorks.

7 años más tarde, aprovechando el lanzamiento de la cuarta entrega del héroe proveniente del pantano, llegaba a cines la historia de origen. El Gato con botas: El último deseo sigue al Gato quien descubre que su pasión por la aventura le ha pasado factura: ha consumido ocho de sus nueve vidas, por ello emprende un viaje épico para encontrar el mítico último deseo y restaurar sus nueve vidas

Dirigida por Joel Crawford, quién ha trabajado en cintas como Kung Fu Panda 3, The LEGO Movie 2 o El origen de los guardianes, la cinta supone su segunda incursión como director, la cual refleja una mejora en el equilibrio de humor, acción y mensaje, todo esto llevado a buen puerto por un estilo de animación que remite a Los Mitchell vs las máquinas o a Klaus, confeccionando una parte visual atractiva, impresionante y de alta calidad.

En esta ocasión, Crawford plasma con efectividad el guión de Paul Fisher y Tom Swerdlow, quienes proponen una premisa sencilla pero que, gracias a los diversos personajes y reglas planteadas, transmiten con fuerza los mensajes de amistad, familia y el peso tanto de la codicia como del egoísmo en las decisiones que muchas veces se toman por falta de confianza o miedo al futuro.

El tono de la película puede ser definido como un gris, ya que tiene momentos de un humor sencillo, a la vez que posee escenas de fuerte carga emotiva, simbolismo sombrío (sobre todo con esa convivencia que tienen la vida y la muerte), destacando también esa sensación absoluta de peligro que no se había visto en la historia del espadachín gatuno.

El diseño de los personajes, tanto conocidos como de los que se suman al universo de Shrek, son ingeniosos, expandiendo esa creativa reinvención de aquellos que salieron de cuentos e historias clásicas, además de agregar diversos elementos de dichos materiales de origen para hacer avanzar de manera más orgánica la trama. Destaca la aparición de Perrito, un adorable y entrañable nuevo protagonista que se robará el corazón del público con su vibra optimista, característica que sirve para generar situaciones hilarantes, de reflexión y que harán cambiar la visión del principal junto a quienes se identifiquen con él.

La música compuesta para la película es de mucha calidad, estando a cargo del talentoso Heitor Pereira, quién ha labrado una carrera en cintas de animación y que para esta película regala temas que engloban ese espíritu de aventura que no es muy habitual en estos días.

En cuanto al cast de voces, la labor de Antonio Banderas confirma su compromiso y cariño para el personaje que ha hecho suyo, imprimiendo un estilo de ego un tanto desmedido, reflejando todo tipo de momentos emocionales que van desde el peligro hasta la redención consigo mismo. Nombres como Salma Hayek, Harvey Guillén, Florence Pugh, Olivia Colman o John Mulaney, completan un reparto estelar que sin duda vale la pena escuchar.

Conclusión

Aunque sea un tanto predecible y quizá para algunos el mensaje sea repetitivo, El Gato con botas: El último deseo es una excelente cinta familiar que deslumbra en lo visual, su efectividad para divertir, dar el cúmulo de mensajes gracias a un balance entre la acción y lo dramatico, posicionándose como una de las mejores cintas animadas de los últimos años para DreamWorks.

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