Un ejercicio mordaz acerca del significado del arte
La alta sociedad, el arte inalcanzable y los excesos del poder que la fama o fortuna conllevan adquieren un nivel mucho más arrogante en Tár, cinta que trae de vuelta al director Todd Field después de su paso por el género documental al mundo del drama en donde nos presenta a una artista que ha perdido el piso, la cordura y su razón de ser.
Cate Blanchett se pone el manto de Lydia Tár, una conductora y compositora de música lesbiana que lo ha hecho todo. Tiene un estatus alto, un nivel socio económico destacado, vive rodeada de aquellos que la admiran y aplauden sus logros en medio de las altas esferas. Es una diva, una figura que está en el punto más brillante y snob de su carrera.
Pero en este mundo aparentemente perfecto, se oculta una sombra en su ser que viene a morderla de vuelta, pues a pesar de su prístina imagen, en realidad es una abusadora, a veces predadora sexual que usa su poder y sus alcances para lograr lo que sea. Todo eso detrás de una máscara de inocencia aparente porque ¿cómo es que alguien como ella puede ser semejante monstruo?
Field, a través de Tár, explora esas motivaciones particulares sin temor a las mordaces críticas a movimientos como el Me Too pero llevado a la inversa, mostrando una cara donde la tela de juicio está puesta ante los prejuicios de una sociedad que no puede ni imaginar que su gran figura sea esa abusiva mujer, sobre todo después de ser víctima constante del sexismo o la homofobia en un panorama social que no le ha dado nada de manera fácil.
Ese juego de doble moral es una sensación que permea mucho del primer acto del filme, sobre todo donde muestra la frialdad de este mundo completamente despegado a la realidad de los demás donde el poder y el éxito sirven como forma de estatus. Lydia Tár es un personaje que se regodea en ello, siendo desagradable, poco empática, creyendo que tiene el derecho de serlo simplemente por lo que ofrece como artista.
Es en ese umbral que Tár pierde su humanidad, misma que va recuperando hasta caer en una espiral que la lleva de manera lírica a atravesar las puertas del más profundo infierno personal en el que todo poco a poco se va derrumbando hasta dejarla a ella, tal cual es, sin mayor pretensión, poder o influencia. Es así que, cual melodía dolorosa de una compositora, Lydia atraviesa un proceso de reencontrarse a sí misma a través de la decadencia de su ser.
Es en ese segundo acto donde Field desata las riendas de Blanchett, mostrándonos un descenso a la locura que remite en cierta forma a otra obra acerca de la perfección, la exigencia y los monstruos que ello desata: El cisne negro, de Darren Aronofsky. Sin embargo, con Tár es la constante negación la que lleva a esa locura, recordando que mientras más alto vuelas más dura es la caída.
Uno de los elementos más destacados del filme es, sin duda, la fotografía del alemán Florian Hoffmeister, que tiene más experiencia en televisión que en cine. Aquí, a través de un filtro amarillento, a veces verdoso y muy opaco incluso en el uso de las capas blancas, transmite esa sensación de constante incomodidad, de insanidad y de una superioridad manchada, donde lo que debería ser luminoso es sucio, impuro.
Otro gran acierto es la actuación de Cate Blanchett, a quien odias en cada momento de la cinta. La personalidad atorrante e irritable hace que sea difícil sentir una empatía por ella, pero es parte de lo interesante del relato. Ni siquiera cuando cae en la desgracia final de sus pecados alcanzándola puedes sentir dolor o lástima por ella. No cabe duda que, a pesar de no ser la interpretación más brillante de esta actriz, dará mucho de que hablar en esta próxima temporada de premios.
Una de las debilidades que existe en esta historia es el guion de Field, pues en afán de tocar muchos temas como el mundo de la música clásica, sus envidias y manejos detrás del escenario, se pierde un largo tiempo en el que el destino y la vida de Tár se siente repetitiva y predecible, incluso dispersa. Aunque es en ese punto de la caída de la gracia donde presenta los mejores elementos como realizador y escritor.
Conclusión
Con una selección musical interesante y una nota de crítica social dura, Tár resulta un ejercicio mordaz acerca del significado del arte y cómo se puede ir perdiendo con el tiempo, absorbiendo la esencia misma de un ser que busca conservar un legado, un estatus y un poder a costa de todo pero que, cual sinfonía trágica, termina por caer en las oscuras tinieblas de sí misma hasta tratar de encontrar esa pasión perdida, pero sobre todo, a la misma Lydia y su verdadero legado apartada de todo el glamour y el snobismo.
Sobre el autor
Summary
- Dirección: Todd Field
- Guion: Todd Field
- Reparto: Cate Blanchett, Noémie Merlant, Nina Hoss
- Duración: 158 min.
- País: EUA
- Año: 2022