Pavarotti

Una voz de amor por la vida

Siempre hay intérpretes que dejan una huella imborrable en el mundo de la música. En la ópera hay nombres como María Callas, soprano griega que conquistó al mundo con su voz y encanto, o Enrico Caruso, el gran tenor y cantante lírico que dejó su huella como una de las mejores voces que la música jamás ha oído. Pero hay uno que con su carisma, su sonriente rostro y su pañuelo blanco en mano, se volvió el tenor más querido en el mundo por gran parte del siglo 20: Luciano Pavarotti.

El director Ron Howard (Apollo 13, 1995; Rush, 2013) nos trae su segundo documental enfocado en una figura musical como lo fue el italiano Luciano Pavarotti, dándonos un viaje por la vida de este gran tenor, haciéndola un poco más genérica en su narrativa pero llenándola de momentos emotivos e importantes en la carrera de este artista.

Iniciando con una imagen donde se le cuestiona al tenor qué le gustaría que recordarán de «Pavarotti el cantante», a lo que contesta elocuentemente que muchas cosas positivas, le sigue la cuestión de cómo le gustaría que te recordaran al hombre, al que está detrás de todo el show. Es ahí donde Howard comienza a relatarnos su historia para hacernos ver los orígenes del cantante, un niño nacido en plena guerra que siempre fue bien amado por sus padres más allá de las circunstancias.

De ahí entramos en la carrera del artista, el cómo llegó a la ópera y todo lo que desencadenó su gran papel alcanzando tonos altos que escasos tenores en la historia de la ópera habrían alcanzado. Todo esto aderezado con entrevistas a sus managers, su familia, sus amigos y todos aquellos que fueron importantes en el desarrollo, crecimiento y final de la historia del fallecido Gran Tenor.

Lo que hace Howard es parecido a lo que vimos en su anterior documental de The Beatles, Eight Days a Week: The Touring Days (2016), donde usaba el material que existía de la época en que la Beatlemania explota en el mundo y muestra el boom y la posterior despedida del cuarteto de Liverpool de las giras mundiales debido a las razones expuestas en la obra. Sin embargo, aquí Howard da rienda suelta y nos hace un documental de vida donde, a su manera, nos contagia del carisma y vitalidad que Pavarotti tuvo en vida.

Así es como Howard, esta vez, se inclina más por el modelo narrativo de mostrarnos toda una biografía de vida resaltando los momentos más importantes de la carrera del tenor, su inicio, su fama, su popularidad y su gran corazón e incluso a veces en algunos de sus tropiezos en su carrera y vida personal, muy al estilo de otras obras documentales como la ganadora del Óscar Amy (Kapadia, 2015) o What Happened, Miss Simone? (Garbus, 2015), donde vemos el enfoque sobre la artista y se usa el recurso de la entrevista y el material de archivo para contar su vida y la percepción que se tenía de él.

Las partes musicales seleccionadas por el equipo de Howard son bastante atinadas, regalándole a la audiencia varios de esos momentos brillantes y emotivos en su carrera como la época de los 3 Tenores, el proyecto de Pavarotti y sus amigos, entre muchos otros, que además están perfectamente montados para provocar en el espectador que, sea seguidor o no de la música y obra de Pavarotti, inevitablemente provoca sensaciones como risa, llanto o hasta piel «chinita».

Es por eso que Pavarotti, de Howard, es una cinta documental que sirve para ver el legado que deja este gran tenor pero sobre todo que nos inyecta un poco de su amor por la vida y la pasión por lo que hacía, siempre con una sonrisa y viendo hacia adelante. En pocas palabras, la historia de un superviviente que aprendió a vivir y descubrió que el legado que deja atrás como hombre podrá no ser perfecto pero sirve de ejemplo para todos los que alguna vez creemos que la adversidad puede más que nuestras ganas de vivir.

La cinta llega a cines mexicanos a partir de este 13 de septiembre excluivemente en salas Cinépolis, en el marco de los contenidos alternativos de +QueCine y estará proyectándose durante una semana en salas selectas de la cadena.

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