Duelo de brujas entre Anne Hathaway y el legado de Anjelica Huston. ¿Quién ganará la supremacía del aquelarre?
Hace treinta y un años se proyectaba en las salas de cine la primera adaptación fílmica de la novela infantil The Witches, escrita por Roald Dahl. La transición de las páginas a la pantalla corrió a cargo del guionista Allan Scott y el director Nicolas Roeg, y abre su historia con las siguientes líneas: “Las verdaderas brujas se visten con ropas comunes y se ven como mujeres comunes, viven en casas comunes y trabajan en empleos comunes”. Ahí es en donde se concentra la tesis y cometido de la película, el peligro que se aloja en los lugares o personas más insospechados.
Hoy, 2021, la cinta protagonizada por Mai Zetterling, Jasen Fisher y Anjelica Huston forma parte de una larga pero distinguida lista de cintas de culto, cuyo legado se concentra principalmente en la mítica escena en donde Luke (Fisher) observa a las brujas despojarse de sus pelucas y máscaras para mostrar sus verdaderas apariencias de hechiceras malignas. De esta forma, la cinta se adapta a los márgenes del arquetipo clásico que la sociedad ha designado a las brujas: mujeres demasiado feas, viejas y poseedoras de un odio desmesurado por los niños.
Los estudios Warner Bros., conscientes de la afición que el público y crítica sienten por The Witches, tuvieron la osadía de hacer un remake, esta vez protagonizado por Anne Hathaway, Octavia Spencer, Stanley Tucci, y el debut de Jahzir Kadeem Bruno en el rol heroico. En esta ocasión, la silla de director fue ocupada por el oscarizado Robert Zemeckis, quien a lo largo de su trayectoria ha dirigido películas adoradas y aclamadas tales como la trilogía de Back to the Future, Who Framed Roger Rabbit, Death Becomes Her, y Forrest Gump. En el área de producción, por otro lado, están los veteranos Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, ambos también galardonados con el Premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
¿Qué ocurre con esta nueva adaptación?
Poco más de un siglo después de la existencia del cine, como espectadores hemos sido testigos de diversos tropiezos en el séptimo arte, ya sea en el aspecto creativo, financiero, o ambos. El mayor tropiezo en esta ocasión es la falta de innovación visual y narrativa. Regresando al año de 1990, uno de los motivos por los que The Witches se quedó tan grabada en la memoria de la audiencia es debido a la maestría artística del maquillaje, peluquería y efectos prácticos ejecutados por John Stephenson y Christine Beveridge.
Angelica Huston, quien interpreta a Eva Ernst, la lideresa suprema de las brujas en la versión de 1990, reveló que el maquillaje prostético que requirió el personaje tomaba hasta seis horas en ponerse y otras seis horas en quitarse. La actriz describió la experiencia como sumamente incómoda y desesperante. Parece que tal sacrificio valió la pena, pues el pronóstico pinta a que la gente sigue prefiriendo su trabajo al de Anne Hathaway. Otro elemento memorable es la transformación de Luke y Bruno en ratones, que si bien es sumamente notable que se tratan de alguna especie de mecatronics o marionetas, intensificaron la sensación de aventura y enternecimiento.
Viendo esta nueva adaptación, también es notable el despliegue de efectos visuales, pero esta vez de manera digital. El reciente amoldamiento de Robert Zemeckis se excede en la aplicación de tecnología, al grado de que casi nada en la película se ve real, algo parecido a lo que sucedió en Cats (2019), donde el CGI estaba tan mal ejecutado que nunca se pudo tener una experiencia inmersiva y convincente para interesarse en la historia. Esto resulta imperdonable teniendo a del Toro y Cuarón involucrados en el proyecto, ya que sus respectivas filmografías se han destacado por ser visualmente ingeniosas, especialmente Guillermo del Toro, quien empezó en la industria del cine en el departamento de maquillaje y sus películas de fantasía siempre se han inclinado por el maquillaje prostético en lugar del despliegue tecnológico al estilo Marvel.
Hay una frase célebre que dice: “Menos es más”. La aplicación de esta frase generalmente involucra cuestiones estéticas, cuya intencionalidad es la reducción de elementos visuales para dar un resultado más favorecedor y pulcro. En este caso, el “menos es más” aplica para que futuras producciones de fantasía reduzcan dramáticamente el empleo de la tecnología y se fien de la artesanía del maquillaje. Ni los estudios ni el público quieren presenciar otro crimen como el que se cometió en Cats y ahora The Witches.
En el aspecto narrativo básicamente se trata de una calca de la adaptación de 1990, con algunas diferencias que realmente significan poco. Si bien se trata de una película cuya inspiración base es un libro, la fidelidad a la historia original resulta imprescindible, pero esto también puede interpretarse como una manifestación perezosa por no querer refrescar nuevos caminos narrativos, algo que incluso pareciera ser una especie de pandemia cuyo virus nació en los estudios de Disney y se lo contagió al resto de los grandes estudios asentados en California.
Otro remake sobre una cinta de brujas lanzado hace dos años es Suspiria, cuya readaptación corrió a cargo de Luca Guadagnino y se basa en la obra literaria Suspiria de profundis de Thomas De Quincey y la película del mismo nombre dirigida por Dario Argento y estrenada en 1977. El motivo por el cual el remake de Suspiria fue tan satisfactorio se debe a que Guadagnino nunca tuvo la intención de volver a contar la historia que nos brindó Argento hace cuatro décadas, sino en plantearnos su propia interpretación de lo que él sintió cuando vió la película original, por lo que el resultado terminó siendo una historia totalmente diferente y que incluso ahonda a mucha mayor profundidad en la presentación de sus personajes a comparación de la Suspiria de Dario Argento.
Actoralmente The Witches se mantiene decente. Es cierto que no se trata del mejor trabajo que nos han dado Anne Hathaway y Octavia Spencer, ambas ganadoras del Óscar y sumamente populares en los círculos de la élite Hollywoodense, pero tampoco se trata de lo peor que han dado. Hathaway, por su lado, se le debe dar el mérito por tener las agallas de reinterpretar un personaje cuya piel fue ocupada antes por la mítica Anjelica Huston y someterse a las comparaciones de ambos ejercicios actorales. Aún así, ya se sabe quién es la ganadora en este duelo. Al ser una película perfilada para un público infantil, todas las actuaciones se mantienen bajo un margen cómico, casi caricaturesco.
Conclusión
Esta nueva adaptación de The Witches promete mucho y da muy poco a cambio. Su mayor pecado es tal vez el simple hecho de existir cuando no tenía ninguna necesidad de que así fuera, y ahora, está condenada a ser eternamente eclipsada por la buena aceptación y recepción de su predecesora. ¿Es acaso la peor película del 2020? No, sencillamente es aburrida, con actuaciones dignas e íntegras pero carente de un propósito o meta artística. Al igual que los aborrecibles live actions de la casa del ratón, la intencionalidad inicial y última de este proyecto es lucrar con la nostalgia de los fanáticos, acumular billetes y dejarle un legado cinematográfico poco interesante a las nuevas generaciones de infantes.
Sobre el autor
Ficha Técnica
- Título original: The Witches
- Dirección: Robert Zemeckis
- Guion: Robert Zemeckis, Kenya Barris, Guillermo del Toro. Basada en el libro de Roald Dahl
- Reparto: Anne Hathaway, Octavia Spencer, Stanley Tucci
- País: EUA
- Duración: 106 min.
- Año: 2020