Sensaciones y atmosferas
¿Qué es la sudestada? Para los argentinos, éste es un fenómeno meteorológico que normalmente se origina en el Río de la Plata en el que suceden una serie de vientos fuertes provenientes del sudeste, provocados de manera sorpresiva y que originan varios cambios climáticos como inundaciones en la zona del Delta de Buenos Aires. Asimismo, es el nombre de la novela gráfica del historietista argentino Juan Sáenz Valiente en el que un detective un tanto machista y muy conservador de nombre Jorge Villafañez choca con el misterioso caso de una mujer snob llamada Elvira Puente.
Este misterioso relato es ahora llevado al séptimo arte por los directores Daniel Casabé y Edgardo Dieleke, que dan vida a este thriller con tintes de cine noir en el que el encuentro de Villafañez (Juan Carrasco) y la bailarina (Katja Alemann) adquiere no solo tintes detectivescos sino una dimensión mucho más fantástica que llevará al “Sabueso” detective a obsesionarse por esta dama en medio de este espacio lleno de aguas en el que su vida gris adquiere otra tonalidad.
Uno de los principales detalles de esta adaptación de cine independiente argentino es la forma en que los realizadores, que venían de hacer el documental La forma exacta de las islas, construyen la psicología de nuestro protagonista. El detective Villafañez es un tipo harto, que depende constantemente de una rutina que lo tiene insatisfecho y cuyo foco determinante de investigador es inamovible ante la objetividad de los casos que decide tomar, aunque a veces lo haga por sacar la ‘plata’.
Juan Carrasco interpreta de forma interesante al detective, dándole un aire de verosimilitud que parece brincar directo de la novela gráfica. Esto, sumado al lento proceso en que la psique y las actitudes del estoico hombre se van desdibujando mientras más se sumerge en saber qué es lo que su misteriosa mujer y objeto primario de la investigación que realiza, hace un par de días que vive alejada de su marido, un ricachón aletargado y tóxico que no es capaz de darle un aire de libertad a ella.
El fenómeno meteorológico al que hace alusión el título también aparece y se convierte en un interesante punto de inflexión para la distante pero poderosa relación que se va creando entre Villafañez y la bailarina, papel que se ve potenciado por la elección en el cast de Katja Alemann, que es actriz, bailarina y cantante en la vida real y que tiene una vasta trayectoria en Argentina. Ese curioso factor provoca que las líneas del imaginario entre lo real y la ficcións e vuelvan un tanto borrosas.
La metáfora de La sudestada recae en la labor y personalidad de Villafañez, quien ve cómo su trabajo adquiere una nueva dimensión al ver cómo el aire, de forma simbólica, sacude por completo su mirada constantemente fría y objetiva, orillándolo a romper sus propias reglas e involucrarse de más en un caso. La influencia del detective provoca entonces una fractura en la rutina, misma que se alimenta del factor mágico de la danza y la pasión que la bailarina tiene con ello.
La danza, ese ejercicio que Alemann ha ejercido por años, se potencia en la importancia que tiene frente al frío Villafañez, que poco a poco es arrastrado por este arte y la capacidad un tanto mágica de provocar que un solo baile pueda poseer la mente de quien lo ve o ejecuta. Esto además encuentra un sinónimo en el sentido de la libertad y la naturaleza más pura del ser humano, algo a lo que el “Sabueso” le rehúye y que la bailarina abraza por completo.
Ese factor onírico lleva a La sudestada a un nivel retador para el espectador que, como los protagonistas, ve enfrentada su realidad con el factor fantástico de lo que un sencillo baile provoca. Esto además le da una capa casi documental al relato de ficción, pues Casabé y Dieleke utilizan material de archivo y de la sobras en las que Alemann ha participado, creando así a su vez una especie de homenaje a esta musa en medio de este intrincado thriller.
Esa mezcla entre diversas artes dentro del filme provoca sensaciones encontradas que pueden resultar ya sea cautivantes como conflictivas para el público. Pareciera que los directores buscaban generar una cinta basada más en las sensaciones y las atmósferas, algo que si logran durante la mayor parte del filme. Esto, sumado a otro choque, aquel entre los paisajes naturales y verdosos del Delta con los de la urbe bonaerense dotan a La sudestada de un aire bastante propositivo.
Aunque a todas luces es un proyecto extraño por naturaleza, La sudestada no deja de ser una buena mezcla entre un género establecido como es el noir con su excéntrica y surrealista mirada que es capaz de crear una estética y un ritmo únicos a través de una investigación común y corriente que pasa de la formalidad hacia el ilusionismo y el cambio que los vientos traen consigo, aquellos que a Villafañez lo hacen despertar de un sueño gris para darle vida a ritmo de una danza única.