Gol gana – Reseña

El sentido de humor necesario previo a un partido de fútbol

Existen muchas historias de éxito deportivo, aquellas donde después de enfrentar adversidades y retos aparentemente imposibles, el deportista o equipo sale victorioso y celebra las mieles del éxito. Pero normalmente esos relatos comienzan con un estrepitoso tropiezo, algo que marca de por vida a los protagonistas del mismo para después salir de aquel agujero y encontrar un camino triunfador. 

Tal es el caso del equipo de fútbol soccer de Samoa Americana (no confundir con Samoa, por favor), quien en el lejano 2001 obtuvo una marca histórica negativa que perdura hasta la fecha: ser derrotados en un partidos oficial clasificatorio para la Copa del Mundo del 2002 por el escandaloso marcador de 31 a 0, poniendo en el mapa a esta nación como la peor rankeada en el mundo, al menos para la FIFA. 

Sin embargo, la historia de este equipo condenado a perder dio un giro al encontrarse con un ex jugador de fútbol, Thomas Rongen, interpretado por el multifacético Michael Fassbender, quien no sólo ayudó a cambiar la cara de Samoa Americana sino que, en el camino, encontró la forma de dejar ir, apreciar las pequeñas cosas y seguir adelante pues las tragedias y fracasos suceden para aprender y seguir adelante.

Esa es la premisa de Gol gana, donde Taika Waititi (Jojo Rabbit) decide hacer una dramatización cómica del proceso de Rongen al lado de este equipo, inspirado en un documental del mismo título (Next Goal Wins, Brett y Jamison) del 2014 a través de un genero cinematográfico que ha sabido explorar este tipo de historias, resonando sobre todo aquellas donde el aprendizaje y la motivación obtenida es el crecimiento personal más allá del triunfo como Jamaica bajo cero (Turteltaub, 1993) o Volando alto (Eddie the Eagle, 2016).

Acostumbrado a hacer papeles dramáticos, Fassbender sorprende con un papel donde puede explorar su vena cómica sin dejar de lado cierto dramatismo en su rol. Y es que Rongen pasa de ser el veterano director técnico de mal carácter, explosivo y enojón a ser una figura para sus jugadores, mismos a los que trata duramente pero que poco a poco conecta con ellos mientras trata de convertirlos en profesionales del soccer. Eso implica que Thomas se acople a la vida en esa pequeña isla en la que aprenderá a dejar sus prejuicios de lado y encontrará cierta paz, pasando de ser el maestro estricto a una especie de aprendiz.

Es el lazo que entabla con el director de la federación de fútbol de Samoa Americana, Tavita (Oscar Kightley), a quien lo único que le importa es que el equipo anote su primer gol en partidos oficiales, así como el vínculo con la jugadora trans, Jaiyah (Kaimana), con quien inicialmente no sabe cómo lidiar o enfrentar su identidad sexual, lo que va transformando poco a poco al malhumorado Rongen, quien va sanando y comprendiendo que en la vida siempre hay algo más que la sed de ganar, todo eso a través de una sentida comedia con el clásico toque de Waititi y su coguionista, Iain Morris. 

Ambientada en el contexto del año 2011, con imágenes de Cristiano Ronaldo en posters o frases salidas de Matrix (Las Wachowski, 1999), Un domingo cualquiera (Stone, 1999) y hasta Karate Kid (Avildsen, 1984) la cinta aprovecha sus locaciones de Hawaii para mostrar la apacible y hasta extraña vida de la gente en esa pequeña isla donde el fútbol y la religión son capaces de pararlo todo. Este lugar paradisíaco sirve de escenario para la transformación de Rongen y las bromas exacerbadas de Waititi (que hace un cameo en la película), creando una historia que refuerza la idea de que a veces, hay victorias que se ocultan en las derrotas o tropiezos.

Claro que Gol gana no rompe la fórmula conocida de estas cintas deportivas motivadoras, de hecho explota muy bien y a las maneras de Taika lo que son los clichés típicos del mismo, ya sea los discursos de motivación o incluso la parte de la enseñanza y reclutamiento, incluyendo la aparición del mejor portero de Samoa Americana, Nicky Salapu (Uli Latukefu) en quien encontramos una subtrama de redención que fortalece el mensaje de la historia.

Conclusión

Con un final divertidamente anticlimático que se combina con la bella mirada del cinefotógrafo Lachlan Milne y una partitura del gran Michael Giacchino que combina la emotividad con la comedia, Gol gana es una de esas cintas que trasciende las barreras del soccer para crear un filme que elude toda pretensión de profundidad para entregar una alegre cinta que tiene su principal encanto en esa dinámica del grupo liderado por Fassbender, cuyo encanto y carisma son suficientes para darle una capa más a la extraordinaria historia donde el sentido del humor es la perfecta medicina para esta fábula deportiva donde ganar tiene sus diversos matices.

Sobre el autor