Descuida, yo te cuido

Una cínica sátira con una villana memorable

Hay cintas que de repente deciden poner el dedo en la llaga en temas delicados usando un enfoque que se burla del mismo de manera cínica, irónica sin dejar de ser importantes en su mensaje. Recientes ejemplos de ello son El Arte de Defenderse (Stearns, 2019), cinta que se burla de la masculinidad tóxica usando las artes marciales para ello o la película La Cacería (Zobel, 2019) que critica las posturas de los conservadores ricos y aquellos que se denominan a si mismos progresistas. 

Usualmente, este humor negro y la sátira combinan bien. En este caso, son explotados en este nuevo filme de Netflix, donde Rosamund Pike toma las riendas de un relato incómodo acerca del negocio corporativo que implica el convertirse en un tutor legal en los Estados Unidos, mismo que presenciamos a través de Marla Grayson, quien se ha enriquecido de manera ilegal revendiendo los bienes de sus pacientes mientras que los ‘encierra’ en centros de atención para adultos de la tercera edad. 

Esta mirada al mundo corporativo corrupto queda clara desde ese diálogo donde Marla menciona que sólo existen dos personas en el mundo: el cazador y la presa. Es así que Pike, en un gran papel, ejerce la villanía del capitalismo corporativo donde, irónicamente, existe de todo menos el sentido humano de la importancia por el prójimo, salvo que este sea causa de enriquecimiento. 

Mediante un relato bastante inhumano, la historia se desarrolla como una especie de thriller que no está exento de sus fallas y clichés. Sin embargo, es interesante que Blakeson se haya inspirado en noticias y relatos reales acerca de personas bajo el cuidado de un tutor legal que los explotaban más que protegerlos o cuidarlos en sí. La idea de que un completo desconocido llegara a tu puerta y tomara control de tu vida y posesiones a conveniencia es algo que lo aterrorizó.

Es ahí que captamos la esencia de la premisa propuesta, donde esta tutora legal corrupta levanta su propio pequeño emporio de ello. Pero es hasta que se encuentra a una anciana que no es lo que aparenta que Grayson y su visión de negocios se enfrentarán a algo más oscuro, más corrupto e inescrupuloso que ella misma.

Al lado de Pike, hay personajes secundarios que funcionan perfecto para enaltecer las (des)virtudes de nuestra protagonista. Tenemos a Dianne Wiest como la anciana de falsas apariencias a la que Grayson trata de exprimirle todo lo que pueda; a Peter Dinklage como el misterioso y amenazante benefactor de la misma; e incluso a Eiza González que realiza un gran papel como la pareja de Marla, Fran.

La riqueza de esos personajes es lo que hace que la cinta de Blakeson te atrape más allá de que ninguno de ellos sea honesto, empático o represente algún sentido de bondad. Y es que en este mundo parece ser que no hay cabida para los valores. Estos quedan relegados ante una situación donde lo que importa es quien es más poderoso en un ambiente donde la ilegalidad y el lado más oscuro del ser humano predominan, sin mencionar que conforme se desarrolla la trama algunos se van desdibujando hasta caer en lo casi caricaturesco.

Tristemente, el tercer acto del filme se olvida de su premisa y sus motivaciones para volverse algo mucho más básico en esencia, un thriller de venganza común y corriente que desemboca en un final que no deja de ser críticamente mordaz y nos regala una sensación de justicia moral un tanto satisfactoria pero también algo vacía, dejando en el aire una sensación de enojo que nos enfrenta directamente contra la realidad de la voracidad corporativa y la falta de empatía hacia nuestros seres queridos.

Conclusión

Descuida, Yo te Cuido nos regala una de las mejores actuaciones del año al construir sin tapujos a una villana tan imponente como falsamente carismática en Marla Grayson, esa mujer que se impone en medio de un mundo de hombres de las peores formas y que demuestra que, en ese vil mundo, ellos son los cazadores y nosotros una presa más de su cínica y demencial ambición. 

Sobre el autor