Babylon – Reseña

Cerca de ser una joya inmediata

Hablar del cine de Chazelle es un constante frenesí, escenas totalmente llenas de movimiento, melancolía y porqué no decirlo, un estilo de edición muy preciso. Su cine está repleto de significados, una puesta en escena perfecta y amor al quehacer cinematográfico.

Babylon cuenta el mundo detrás de Hollywood, el cine mudo, su transición al cine sonoro, los excesos, fiestas de sus grandes estrellas y su decadencia.

Conocemos la vida de Manny Torres (Diego Calva), un joven mexicano que busca trabajar en la industria del cine. Jack Conrad (Brad Pitt) una estrella del cine mudo que busca conservar su fama y Nellie LaRoy (Margot Robbie) que desea convertirse en actriz.

Si bien, la premisa suena interesante, la duración de la cinta (más de tres horas) se resiente; los primeros minutos son una oda al cine erótico y son tan precisos que recuerdan a cintas como El gran Gatsby de 2013 en dónde la fiesta, las grandes multitudes y la construcción de una atmósfera crean un ambiente real e hilarante.

Probablemente esta introducción de casi 40 minutos es un exceso pero sirve como foco central para conocer a los personajes. Cuando la trama avanza y nos presenta el cómo se llevaba a cabo el rodaje de una película, todo se vuelve mágico, se nota el amor a la industria, el papel de los sindicatos, la renta de cámaras, incluso el hecho de grabar una secuencia aprisa para tener la luz del sol. Cada aspecto empapa totalmente a la audiencia sobre la difícil tarea titánica que puede ser construir una escena.

El cine es un collage de imágenes que cobra vida a través de la edición y Chazelle lo destaca en su totalidad. La dirección de actores y la ironía del guion para burlarse de los problemas que siempre han perseguido a Hollywood como las excesivas horas de trabajo, el poco pago a extras o las pocas medidas de seguridad en el set son elementos recurrentes.

Es posible empatizar con el sueño de Manny por ser alguien en la industria o comprender el sentido de no pertenencia de Nellie quien a pesar de sus esfuerzos es criticada durante todo el relato. El personaje más interesante es Jack Conrad, el cuál nos entrega un Brad Pitt mucho más carismático y excéntrico que el propio Leonardo DiCaprio con quién compartió pantalla en Once Upon a Time in Hollywood.

Los primeros 90 minutos funcionan en el universo que plantea el director, nos demuestran una industria que cambia y se adapta constantemente, sin embargo cuando Chazelle introduce subtramas fuera del ámbito cinematográfico se pierde el hilo conductor haciendo que lo que había construido favorablemente tenga un cierre agridulce para sus personajes

La música está tan unida a la edición que funciona como una manecilla de reloj; de manera precisa. El diseño de arte está bien cuidado y la dirección de fotografía es la mejor en toda la filmografía del director.

Escenas como las de Margot Robbie discutiendo con un sonidista al grabar una escena, Brad Pitt hablando del por qué el cine es un arte o Diego Calva corriendo de un lado a otro para poder conseguir una cámara son momentos increíbles.

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