Escape Room: Sin Salida

Escape Room, un thriller sin salida

La moda de los cuartos de escape llega al mundo del cine en esta cinta dirigida por Adam Robitel, quien hace su tercera incursión en el género del terror/suspenso después de The Taking Of Deborah Logan y el flojo cierre de la saga de Insidious.

En esta ocasión, Robitel decide explotar este mundo de juegos de escape para convertirlo en una lucha por la supervivencia. Recordándonos a otras cintas que usan este recurso (Cube o la misma Saw). Logrando un buen desarrollo en las atmósferas de los cuartos. Hasta que llega a un punto donde lo logrado se diluye hasta llegar al final, que se siente forzado, pensado claramente para seguir el tema con secuelas y explotar de más algo que apenas comienza.

Si bien las actuaciones son básicas y el desarrollo de los personajes es casi nulo. Los personajes se esfuerzan por hacer creíble el estrés, el sufrimiento y la angustia que el juego va generándoles. Al final resulta casi todo como una burla.

Y es que ese es el principal problema de la película. Ya que la premisa es de lo más simple y conforme pasa el tiempo va uno entendiendo los roles de cada uno de los personajes hasta volverse predecibles. Pero en los últimos 20 minutos lo que había hecho que la cinta fuera decente (la ambientación de los cuartos, la musicalización) simplemente se cae por completo y acaba afectando al resultado final.

Robitel y sus escritores dan la sensación de no saber cómo cerrar el ciclo y se encierran en su propio juego sin poder escapar a un final muy flojo que puede gustarle a algunos pero a otros simplemente les parecerá absurdo o hasta ridículo.

Así, Escape Room es una cinta que prometía ser muy entretenida (lo es en gran parte de su duración) pero acaba siendo floja y una más del montón donde muchas veces da pena, ya que este tipo de cintas del género pueden ser agradables sorpresas u horrendas decepciones. Esta se queda en medio de las dos, regalándonos un thriller regular.

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