El horror de las obsesiones creativas
El cine de horror venido de Asia es una vertiente interesante que ofreció grandes momentos a finales de los 90s y a principios de este nuevo milenio, gracias a cintas venidas de Japón, Tailandia, entre otros países asiáticos que ya son clásicos del género como Ringu (Nakata, 1998), Ju On (Shimizu, 2002), Pulse (Kurosawa, 2001), Audition (Miike, 1999), El Ojo (Hermanos Pang, 2002) o Están Entre Nosotros (Pisanthanakun y Wongpoom, 2004), entre otras que poco a poco invadieron al mundo.
Ahora llega a carteleras mexicanas una cinta proveniente de Corea del Sur, llamada Presencias Malditas, misma que marca el regreso del director Kim Jin-won a la silla de director después de 10 años de entregar su último cortometraje y 12 desde su ópera prima llamada The Butcher, un peculiar proyecto que mostraba una cinta de snuff desde ambas perspectivas: la de la víctimas y la de los asesinos.
Esta vez se inclina por un relato sobrenatural donde seguimos los pasos de Mi-Jung (Seo Ye-ji), quien después de su debut como directora ha pasado los últimos 8 años tratando de crear una nueva cinta de horror. La frustración de no poder realizarlo la lleva a comenzar a investigar el caso de un filme prohibido, generándole una obsesión por él que la llevará a descubrir las horribles cosas que hay detrás de esa creación cinematográfica.
Algo interesante en este regreso del director surcoreano es el planteamiento del cine como una cuestión que comienza a borrar la línea entre la creación ficticia y la cruda realidad, sumándole a esto un toque de horror sobrenatural característico en las cintas del género venidas del continente asiático, lo cual hace que la premisa si bien no sea la más original, sea al menos un tanto atractiva.
Un punto destacado en Presencias malditas es la ambientación de los lugares, donde gracias a una fotografía interesante que juega sobre todo con el azul y el rojo, contagia esa sensación de angustia, peligro y un poco ese descenso a la locura que va sucediéndole a Mi-Jung. Sin embargo, a veces la oscuridad en la pantalla hace imperceptible lo que sucede. Aunque se aprecia ese intento de sumarle tensión al espectador al no ver claramente por dónde o cómo es la amenaza latente, a veces provoca el efecto contrario, perdiendo la atención y la atmósfera en el mismo.
La actuación de Seo Ye-ji en el rol de esta directora que pierde el rumbo y cruza ciertas líneas con tal de conseguir lo que quiere es interesante, pues poco a poco percibimos los estragos que va dejando en ella esa investigación, el ver el video prohibido así como la susodicha maldición que hay detrás de ello. Es ella el corazón de esta cinta de terror y son los problemas que carga, mismos que poco a poco revela la cinta mediante esta obsesión enfermiza por hacer algo relevante en lo creativo, los que funcionan como el motor para la película.
Las diferentes perspectivas que ofrece el largometraje a veces chocan entre sí, haciendo que éste sea uno de los principales problemas del filme. Y es que por una parte tenemos esa búsqueda de la verdad acerca de ese video maldito, algo que remite (e incluso se menciona en el mismo filme) al Proyecto de la Bruja de Blair, en una especie de detrás de cámara que se torna en algo realmente infernal.
Eso choca directamente con el formato tradicional que la cinta presenta, mostrándonos una especie de cinta dentro de la cinta que comienza a jugar con el espectador y empieza a borrar la línea entre la ficción cinematográfica y la realidad para Mi-jung. Esto deriva en el acto final, aquel en donde, de nuevo, la línea entre lo creativo y la realidad se cruza, dejando muchas cuestiones al aire acerca de lo que vimos en un juego mental de terror interesante pero poco claro.
Esa es la principal atracción de este filme que, si bien no viene a reinventar el horror asiático, si toma los arquetipos y las estructuras del mismo e incluso del terror norteamericano para levantar esa cuestión dura acerca de que tan lejos se puede llegar con tal de conseguir la creación que tanto se ha deseado hacer, llendo un poco más allá de la clásica maldición aunque a su vez dejando la cuestión tan abierta que deja unos cuantos cabos sueltos en el ejercicio.
Conclusión
Presencias Malditas es una propuesta que, si bien no es innovadora, muestra una interesante combinación de elementos del género, como la violencia casi gore, el found footage y las cintas malditas como herramientas para un relato reflexivo acerca de las obsesiones creativas de una manera terrorífica y entretenida.
Sobre el autor
Ficha Técnica
- Título original: Amjeon
- Dirección: Kim Jin-won
- Guion: Kim Jin-won
- Reparto: Seo Ye-Ji, Seon-kyu Jin, Bo-ra Kim
- País: Corea del Sur
- Duración: 98 min.
- Año: 2019