En la austeridad de un sótano donde el desorden, las cucarachas y la monotonía de paredes grises, ventanas sucias que dan a una calle sucia, vive la familia Gi, la cuál busca subsistir como puede y que no tiene demasiadas expectativas dada su falta de metas (por no decir que entusiasmo por la vida). Sin embargo, cuando su hijo mayor, Gi Woo (Choi Woo Shik), empieza a dar clases particulares en casa de los millonarios Park; un nuevo horizonte se abre y una oportunidad única para escalar en la pirámide social se presenta. Eso sí: todo esto ocasionará resultados imprevisibles.
El séptimo film de Bong Joon-ho se presenta como una apuesta arriesgada dado que es imposible encasillarla en un sólo género. La trama consigue enganchar al espectador por la alta calidad de los diálogos, la construcción de personajes y los giros que imposibilitará pronóstico alguno hacía el final.
Impecables resultan las escenas con muchos significados y críticas que son sello de su director, ya que toca temas como la desigualdad social, la falta de empatía para con el necesitado, la mentalidad de las personas, la sociedad sur coreana, la humanidad, el valor de las cosas materiales e incluso, el lugar que ocupa la familia en diferentes contextos y circunstancias.
Visualmente, la dirección de Joon-ho demuestra una maestría para comunicar sin diálogos y potenciar los mismos. Hong Kyung-pyo destaca con fotogramas de enorme belleza que, acompañados por una fantástica musicalización a cargo Jeong Jae-il tensa, relaja y hace efectivas las emociones que la trama va requiriendo.
Así mismo, la fluidez en dos horas de cinta es algo que también destaca y que sin duda dota a la película de un estatus de joya. Cada escena «larga» o que podría considerarse como lenta, contemplativa o donde «no pasa nada» es interesante, constructiva y reflexiva.
Las actuaciones son espectaculares, dónde compromiso y exigencia son notorios. Todo lo que vemos y escuchamos nos ayuda a conocer de buena manera a cada personaje, tanto que, hasta en la manera de comer, caminar, hablar, actuar y mirar nos ayuda a cimentar una relación con todos ellos.
Esta película también es una apuesta arriesgada donde su director-guionista explora diversas referencias y explota los recursos que tiene a su alcance. La influencia de directores como Tarantino, Lynch, Hitchcock, Kubrick, Kurosawa e incluso haciendo retrospectiva de sí mismo, Jong-ho da cátedra maestra de cómo dirigir, de como sentir y expresar en pantalla sin importar el estilo, género o tono.
Conclusión
Parasite no sólo corresponde a las críticas positivas ni a la Palma de Oro que se le dio en Cannes; supera las expectativas y revitaliza el cine con una propuesta nada común, sorpresiva y agradable, que apunta no solo a premios sino que está en camino de ser un clásico de todos los tiempos. No es pretencioso decir que estamos ante lo mejor del año y que sin duda, pone la vara muy alta no solo para su director sino para la industria en general, donde quizá pase algo de tiempo para volver a sentir algo así.
Una joya absoluta, imperdible e infaltable en cualquier lista de lo mejor del 2019 y una argumento para seguir en la línea esperanzadora de que el cine aún puede ser de calidad, emblemático y con contenido.
Por ello, gracias Bong Joon-ho por darnos la mejor cinta del año.
Sobre el autor
Ficha Técnica
- Director: Bong Joon-ho
- Guion: Bong Joon-ho
- Elenco: Song Kang-ho, Lee Seon-gyun, Jang Hye-jin