Los que se quedan – Reseña

Una hermosa tragicomedia

La temporada de fin de año y sus festividades son un clásico que ha sido referenciado en todo tipo de filmes y géneros. Si bien esta época normalmente alude a la alegría, los regalos y la jovialidad, son pocas obras las que hablan desde el otro espectro del asunto, aquellas que dan voz a los solitarios, a la depresión de la temporada o el lidiar con la pérdida y la ausencia de los seres queridos. Es ahí donde Los que se quedan, de Alexander Payne, encuentra su camino para contar un relato humano que le da voz a aquellos que no la pasan bien en estos tiempos a través de una hermosa tragicomedia. 

La trama se centra en el Profesor Paul Humham (Paul Giamatti), un amargado profesor de estudios clásicos de la Academia Barton, escuela exclusiva para jóvenes de la clase alta, que es elegido para quedarse a cuidar a los pocos estudiantes cuyos padres no pueden pasarla con ellos en Navidad y Año Nuevo. Uno de ellos, el mordaz pero ingenioso Angus (Dominic Sessa) ve frustradas sus intenciones de pasar las vacaciones fuera del colegio por lo que tendrá que aguantar el mal carácter del catedrático por dos semanas, disfrutando de la comida de la jefa de cocina Mary Lamb (Da’Vine Joy Randolph), creando una extraña triada para sobrevivir la temporada.

Ubicada a principios de la década de los 70, Payne aprovecha ese momento social para dotar de ciertos temas interesantes a su trama. Mary perdió a su hijo en la Guerra de Vietnam, recordando las infamias de los sorteos para asistir a esta batalla sin sentido, mientras que algunos de los compañeros de Angus son elitistas, clasistas y hasta racistas en plena época donde la batalla por los derechos sociales era álgida. Incluso Paul, el profesor, muestra una vena dura, arcaica y renuente a estas nuevas generaciones que, para él, son una bola de privilegiados torpes que no saben lo que tienen.

Pero más allá de esa muy ligera radiografía social representada por ellos tres en el microuniverso de la Academia Barton, el ingenio del guion de David Hemingson muestra que el verdadero corazón de Los que se quedan se revela en los sentimientos que cada uno de ellos parece ocultar hasta lo intolerable y que, durante estos tiempos, se acentúa. Angus es un adolescente brillante pero debido a sus problemas personales, la rebeldía brota como una forma de atención que no es atendida. Es uno de tantos personajes rotos que lidian con sus problemas de formas no tan propias en el filme.

Tráiler oficial de Los que se quedan / Universal Pictures México

Sessa captura bien esa mezcla de inocencia y travesura juvenil, caras que utiliza para ocultar sus verdaderos problemas y que encuentra en el profesor Paul alguien tan similar a él que poco a poco va mostrando no sólo su verdadera cara, sino que consigue que Hunham se abra sin dejar de ser el mismo gruñón de siempre. Es ahí donde Paul Giamatti y su rol destaca de forma brillante, pues el espectador es testigo de lo mismo que observa Angus y Mary: este tipo que parece no disfrutar su vida hasta que la misma lo alcanza y tiene que tomar una dura decisión.

Paul es alguien desagradable, apesta a pescado, es bizco y definitivamente no hay un alma que lo aprecie en la Academia. Sin embargo, debajo de todas esas capas, Giamatti va creando una curiosa empatía por el “desvalido” al punto de llegar  a entender parte de su resentimiento no sólo por las fiestas sino por aquellas personas que no valoran lo que tienen. Aunque sus valores son incorruptibles, muestra una faceta en la que incluso sin traicionarse a sí mismo y sus principios, puede hacer un bien con una que otra mentira piadosa. Hunham entonces muestra la humanidad detrás de aquel intimidante Scrooge, convirtiéndose en una guía al más puro estilo de Al Pacino en Perfume de mujer (Brest, 1992).

Y aunque la química entre ambos actores es genial, es Da’Vine Joy Randolph en su rol de Mary Lamb la que funciona como ese perfecto pegamento entre ambos, la que inevitablemente los va llevando a encontrarse entre ellos (y de paso a sí misma) y hacer ver que los que se quedan también sienten, lloran y no tiene nada de malo que uno sienta eso. La aceptación es el lema que dirige su personalidad sin darse cuenta, pero es hasta que ella hace catarsis en una escena brillante de una fiesta de Nochebuena donde Mary aprende, al lado de Paul y Angus, que el dolor no es el camino, pero si la parte de soltarlo y dejar ir.

La ambientación y la música de los 70 hacen que el filme se sienta auténticamente uno filmado en esos tiempos. Aunque Payne elude hacer alusión a una textura más granulienta o vieja, se siente como una cinta de esos tiempos. Además se apoya con una interesante visión de las fiestas navideñas, aquella donde el encierro involucraba estar realmente solos, entre sí, valorando la interacción humana sobre aquel gran escape que la tecnología nos ha dado en tiempos modernos con los celulares y las redes sociales. Payne logra captar la importancia de que ellos solamente se tengan a sí mismos, sin más, resaltando así ese factor humano característico de sus obras como Entre copas (2004) o Los descendientes (2011).

Conclusión

Por ello, Los que se quedan se alza como una cinta navideña honesta que ofrece una reflexión hermosa acerca de las personas que están rotas, de aquellos a veces tachados de “grinches” que lo único que quieren es seguir adelante por más duro que sea el reto. Pero sobre todo, nos recuerda que más allá de los colores, las luces brillantes y la alegría, está bien sentirse triste, llorar por la ausencia de los que se fueron es natural y que los que se quedan atrás no siempre serán las mejores personas, pero seguirán adelante y son capaces de hacer sacrificios inesperados en formas de milagros navideños. 

Sobre el autor

Ficha técnica

  • Título original: The Holdovers
  • Dirección: Alexander Payne
  • Guion: David Hemingson
  • Reparto: Paul Giamatti, Da’Vine Joy Randolph, Dominic Sessa
  • Duración: 133 min.
  • País: EE.UU.
  • Año: 2023