La Llorona – 69ª Muestra Internacional de Cine

Otra vez La Llorona, pero ahora más política

Al menos todos en Latinoamérica conocemos la leyenda de la Llorona, quizá algunos la conocemos con otros nombres como la Soyona, la Pucullén, la Ploranera, entre otros nombres más. Sin embargo, aunque probablemente conozcamos a la mujer de esta leyenda por diferentes nombres, la historia central es muy parecida entre varias versiones: la mujer que pierde a dos hijos y quien se la pasa llorando por la pérdida de estos. Hay otras versiones donde la historia va más sobre un posible adulterio, o donde es ella misma quien ahoga a sus hijos. Por lo general es algo común que ocurra entre las leyendas, pues son historias pasadas de generación a generación y normalmente se traspasan por medio de la palabra, la cual hace que la historia misma pueda tener pequeñas variaciones conforme se comparte. Esto es parte de lo que mantiene vivas las leyendas y es justo lo que hace el director Jayro Bustamante en su película La Llorona, al presentarnos una versión mucho más política y contextualizada en un momento más contemporáneo.

La cinta guatemalteca ha llegado a varios festivales internacionales como el festival Sundance en 2020, el Toronto International Film Festival (TIFF) en 2019, así como nominaciones al premio Goya a mejor película iberoamericana en 2020 y otra nominación en los Globo de oro a mejor película de habla no inglesa en 2020. Ahora la Cineteca Nacional trae la película en su Muestra Internacional número 69. 

Como mencionamos anteriormente, esta versión de la leyenda presenta a una Llorona en un contexto actual bajo una lupa mucho más política. A grandes rasgos la propuesta de Bustamante narra la historia que hay después de una masacre de pueblos indígenas guatemaltecos por parte de militares. Con ello podemos esperar algunas escenas que van acorde a la temática, secuencias dentro de un tribunal, una condena, el pueblo protestando en marchas por el genocidio de los indígenas y a claramente a los principales responsables de la masacre. Es a través de la cámara que nosotros como audiencia seguimos a la familia del General Enrique Monteverde (Julio Díaz) quienes se sufren de las apariciones de la Llorona. Dentro de la historia es este General el principal responsable de la masacre en contra de la comunidad indígena y por lo mismo es el principal afectado de la familia.

El filme tiene momentos y secuencias que cargan una gran fuerza a nivel narrativo y desde un inicio el director nos introduce al ritmo que la película tendrá a lo largo del largometraje. Abrimos con un primer plano en una de las principales protagonistas y con ello una serie de plegarias, la cámara se va moviendo lentamente con un dolly out, que poco a poco nos revela más de la habitación. Así mismo es la forma que se utiliza en la cinta para contar la historia. Lentamente, poco a poco vamos descubriendo más detalles sobre la trama, todo esto de forma serena y bajo un aura de misterio que se mantiene durante toda la cinta. Momentos como los del tribunal, las noches donde se escucha el sollozo de la Llorona y el final son secuencias con una cinematografía increíbles, con detalles visuales y sonoros que las hacen dignas de recordar. Por lo general, la fotografía mantiene tonos sombríos, sin mucho color y una iluminación sencilla, aspectos que contribuyen a la construcción de este ambiente que va muy bien con el personaje de la Llorona.  

En cuanto problemas vemos algunos con el guión y en especial con algunos personajes que tienden a actuar de forma incoherente. El papel de la niña Sara (Ayla-Elea Hurtado) suele tener poco diálogo y mucho de éste suele salir prácticamente de la nada, sus acciones dentro de la película tienen incluso menos coherencia. Pasa lo mismo con varios de los otros personajes como la madre (Sabrina de la Hoz) y el de Carmen (Margarita Kenéfic) quienes suelen tener diálogos cortos y sin mucha profundidad. El guión decido tocar algunos temas como el del padre de Sara, que se explora de una manera vaga y sin nada concreto; sobre todo la relación que se empieza a desarrollar entre Alma (María Mercedes Coroy) y Sara quienes de pronto se hacen de cierta forma cercanas. Son este tipo de decisiones las que pueden resultar un tanto molestas, ya que te pueden desconcentrar de la trama si les pones demasiada atención.

Conclusión

La Llorona de Jayro Bustamante es una película interesante en cuanto su acercamiento a la leyenda ya conocida y su nuevo giro más político. A su vez, resalta la cinematografía y secuencias enteras que juegan mucho con elementos de agua, oscuridad y un diseño sonoro que intensifica dichas escenas. Sin embargo, no es una cinta perfecta pues presenta varias incongruencias dentro de las elecciones y dinámicas entre los personajes. El desenlace y las últimas brillan de manera excepcional. Sin duda alguna, es un proyecto al que hay que voltear a ver y uno que cumple su función de perturbarnos sin caer en demasiados clichés.

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